Recientemente se han expresado distintas opiniones que prescriben escenarios de recesión en la economía de México para los próximos meses. Vale entonces hacer una reflexión respecto a aquellos indicadores que nos muestran la tendencia más creíble.

Un primer parámetro es el del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Hay diversidad de datos. El Gobierno ha prescrito el 4 por ciento para la presente gestión de seis años en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. Al respecto, calificadoras internacionales no creen en esta prospectiva y critican el supuesto detenimiento de la inversión privada y el comportamiento de la economía estadounidense que no se orienta a crecer, así como la incertidumbre derivada mientras no se ratifique el tratado de libre comercio de América del Norte (T-MEC). La Comisión Económica de América Latina (CEPAL), por su parte, pronostica crecimiento mayor al 1.3 por ciento este año. Sin embargo, la estimación de crecimiento del 2.3 por ciento en el PIB sigue siendo una expectativa. Esto es muy importante en virtud del informe del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) que anunció reducción de 0.02 por ciento en el primer trimestre de este año comparado con el primero de 2018.

Hay que considerar que es inicio de gobierno y acciones importantes se empiezan a realizar como combatir al huachicoleo de gasolina, sanear los gastos del sector público y luchar en forma definitiva contra la corrupción generalizada que existía en la administración pública federal. Pero aún en el peor escenario se crecerá entre 1.5 y 2 por ciento. Hay factores interesantes además de la negociación permanente con los inversionistas privados que corroboran este dicho.

La recaudación ha sido aceptable este año con 12 por ciento más con relación al anterior. Se apuesta a la disminución total del déficit del sector público y no se aumentará la deuda conjugándose con el compromiso de no incrementar impuestos, garantizar la estabilidad macroeconómica y mantener las finanzas públicas sanas.

El valor del peso se mantiene estable con un tipo de cambio de 19 pesos por dólar en promedio. El precio de la mezcla mexicana de petróleo se mantiene en sus estimaciones originales de cerca de 55 dólares por barril (dpb). Se estima para 2019 un crecimiento de los ingresos petroleros del 14.3 por ciento comparado con lo alcanzado el año anterior. Las remesas tienen también una tendencia al alza y el turismo muestra su dinamismo tradicional.

Agregamos variables como el de la corrupción que puede generar por lo menos un punto del PIB y la ampliación del consumo por la operación de los programas sociales como el de Jóvenes Construyendo el Futuro o el de apoyo a adultos mayores.

Además, hay un anuncio interesante que ahora se incorpora, que es el plan integral de desarrollo para el sur sureste que incluye la atención de la migración focalizándose en la creación de empleos tanto en Centroamérica como en México. Invertir en actividades productivas sería el eje de crecimiento que se proyectaría para esa región con impulso en la nación.

Así las perspectivas económicas encuentran racionalidad en el manejo responsable de variables lo cual abre potencialidades de que al finalizar 2019 el optimismo sea más generalizado entre la población nacional.

@Bonifaz49