Aproximadamente unos diez días antes de que se conociera de la detención de Santiago Mazari, conocido como “El Carrete”, la sierra de Guerrero ya se encontraba al rojo vivo, aunque las autoridades locales insistieron en que la zona se encontraba en absoluta paz.

Mazari era considerado el líder del grupo criminal “Los Rojos”, que opera, principalmente, en los estados de Morelos y Guerrero y su detención se perfila como la posibilidad para atar cabos sueltos del episodio de la Noche de Iguala ocurrido entre el 26 y el 27 de septiembre del 2014, a partir de la cual 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa permanecen en calidad de desaparecidos.

De acuerdo con la versión asentada en actas que en otro momento dio  Felipe Rodríguez Salgado, “El Cepillo”, “El Carrete” habría dado dinero a estudiantes para generar disturbios en contra de José Luis Abarca Velázquez, entonces alcalde de Iguala.

De acuerdo con la PGR, “El Carrete” realizaba sus actividades delincuenciales principalmente en los municipios de Tetecala, Jojutla, Zacatepec, Amacuzac y Puente de Ixtla.

En declaraciones ministeriales, El Cepillo señaló que al interrogar a uno de los normalistas, éste le reveló que su presencia en Iguala fue porque los envió “El Carrete”, quien a su vez había pagado dinero al director de la escuela rural. El estudiante, según “El Cepillo”, le manifestó que “los desmadres” que pretendían llevar a cabo en Iguala, iban hacerlos en coordinación con integrantes de Los Rojos.

Esa tesis está dentro de la “verdad histórica” de Jesús Murillo Karam, lo que en la actualidad está en duda. En caso de ser confirmadas  durante los interrogatorios a que pueda ser sometido Mazari, la llamada verdad histórica podría recibir un golpe fatal o habría elementos para pensar en que podría confirmarse.

Otro dato es que la detención se confirmó en el mismo día en que algunos integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI)  se reintegraron  a las labores de indagación del caso.

 

El pasado 27 de julio, un enfrentamiento armado entre dos grupos criminales debido a que en este lugar presuntamente está refugiado Santiago Mazari Hernandez, “El Carrete”, líder de “Los Rojos” que opera en Morelos fue reportado por Habitantes del poblado de Corral de Piedra, ubicado en la zona serrana del municipio de Leonardo Bravo.

De estas confrontaciones armadas se venía hablando con anterioridad sin embargo nunca fueron confirmadas por las autoridades locales aunque ya se hablaba de, por lo menos un centenar de desplazados.

Se trató de batallas protagonizadas por remanentes del grupo fundado por Arturo Beltrán Leyva y que siguen operando en Guerrero y Morelos, en contra de la alianza conformada por “El Carrete” y Juan Castillo Gómez “El Teniente” y grupos antagónicos como el Cártel del Sur y la guardia comunitaria de Tlacotepec.

Se presume que Castillo Gómez es líder de una escisión de la policía comunitaria de Tlacotepec, la cual está encabezada por  Onésimo Marquina Chapa, “El Necho”, y Humberto Moreno, del que se ubica como primo de Mario Moreno Arcos, actual secretario de Desarrollo Social del gobierno estatal.

La guardia comunitaria de Tlacotepec tomó por la fuerza varias poblaciones del municipio de Leonardo Bravo y provocó una ola de asesinatos, desaparecidos y desplazados por la violencia, actualmente está dividida todo hace aproximadamente un año.

El 28 de julio se reportó una confrontación armada en Corral de Piedra, lugar ubicado a 124 kilómetros de la capital de la entidad y que se llega luego de sortear poco más de dos horas de caminos sinuosos de la sierra de Guerrero.

Se ha podido confirmar que fueron dos enfrentamientos el primero en Corral de Piedra, donde murió “El Teniente”. El segundo en los límites de Tlacotepec, donde El Carrete habría sido baleado.

El 27 de julio  fueran hallados los restos de tres personas asesinadas, junto a mantas en diferentes puntos de Morelos, que difundían amenazas y una posible una “guerra” por el control del corredor Chilpancingo-Cuernavaca, anterior bastión del cártel de los Beltrán Leyva.

Para entonces, según la versión oficial la Guardia Nacional, Ejército y Policía Estatal realizaron un  despliegue de elementos en varios frentes colindantes con estas localidades, a fin de dar atención a los generadores de violencia.

 

El hilo rojo

La noche del 26 de septiembre de 2014, líderes del grupo criminal dieron órdenes desde Chicago para desaparecer no sólo a 43, sino hasta 60 personas. Además, se ordenó que en la “operación” se involucrara a policías de Cocula, Huitzuco e Iguala, De acuerdo con las conversaciones interceptadas por agencias de Estados Unidos con autorización de un juez y que formaron parte del expediente judicial para procesar a operadores de “Guerreros Unidos”.

Los líderes de “Guerreros Unidos” creyeron que la presencia de los normalistas se trataba de una movilización del grupo rival, “Los Rojos”, que –enviados por Santiago Mazari, “El carrete”– pretendía tomar la plaza de Iguala.

Omar García, un estudiante normalista, que se identificó como presidente del Comité de Orden y Disciplina, y cuya voz se escucha en una de las llamadas interceptadas donde se hace mención de los hechos previos al ataque, negó en su momento que Ayotzinapa estuviera infiltrada por “Los Rojos”.

“Nosotros mencionamos a ´Los Ardillos´ porque es del conocimiento de la población de Tixtla que esos tipos llegaron a principios de octubre, como el 2 de octubre, a Tixtla, a arrebatarles la plaza a los contrarios, por lo tanto la mención de ´Los Ardillos´ estaba a la orden del día, tanto nuestra como de la población aquí. Nosotros teníamos miedo de que fuera parte de una estrategia gubernamental y dado que los compañeros salen de noche, o salen durante el día en las actividades en Tixtla, fueran a decir que somos ¨Los Rojos”, acuérdate que al haber un grupo de “Los Ardillos” aquí, dado que la vinculación de nosotros con ´Los Rojos´ ha sido desde el principio, es un tema por el cual tenemos temor de que nos vincularan con ellos”, dijo Omar, el 10 de noviembre del 2015.

Aunque aceptó que es su voz la que se escucha en una llamada telefónica intervenida, aseguró que la conversación con uno de sus compañeros de la Normal fue sacada de contexto. “Las probabilidades son como en cualquier otra escuela, o sea aquí también los chavos toman, aquí también unos llegan a ingerir algún otro tipo de cosas, igual que en cualquier otra institución, no voy a decir nombres, pero, carajo, de eso a que estemos vinculados con “Los Rojos” o que haya habido un trato para desaparecer a nuestros compañeros o un acuerdo, pues eso está muy lejos”.

Tal vez lo hilos del carrete se pueden destender.