Y la derecha se mueve; sería un primer punto a reflexionar de la propuesta del ex presidente Vicente Fox que hace un exhorto a crear un movimiento que saque a López Obrador del poder.

Buenos propósitos y malos preludios que se pierden en la inmediatez de un liderazgo desprestigiado por sus vaivenes en posiciones políticas e indefiniciones ideológicas.

Se recuerda a Fox por su apoyo a candidatos no panistas en las últimas contiendas electorales. Sumó antipatías entre la militancia y dirigencia que hoy parece tentada a restaurar lo que fue el paradigma de la derecha en México.

Pero el frente deseado contra Morena incluye a empresarios de COPARMEX y cuadros de otros partidos como el de la Revolución Democrática. Sienten la necesidad de agruparse y no ser desplazados de sus privilegios políticos.

Yo pienso que la oposición es necesaria para las democracias. Y en México hay posibilidad de la alternancia siempre certificada en las urnas electorales. Por eso, esa alianza en ciernes necesita la confianza ciudadana más que derrocar la figura presidencial. Y las tendencias son claras.

Desde el foxismo se inicia el desmoronamiento al interior del PAN. Desencuentros no permiten acuerdos. Calderonismo contra Foxismo. Calderonismo contra Ricardo Anaya y las traiciones de este excandidato a la Presidencia de la República con quienes impulsaron su ascenso político. Deserción de la corriente de Calderón para impulsar la candidatura de su esposa sin algún rubor por la carencia ética del nepotismo.

Ahora, la dirigencia anayista del PAN busca acercamientos con Fox. Los gobernadores de extracción panista se unen a esta estrategia, pero su comportamiento debe cumplir la dualidad de ser militante de un partido y su función como administrador de recursos públicos en su rol de gobernar para todos.

Las alianzas de las derechas e izquierdas entre PAN y PRD no han sido atractivas. Derivan en un híbrido que no es conservador ni progresista, es decir, nada como oferta al electorado.

El PRD, por su parte, anda sin rumbo y no sabe salir de su crisis de identidad. No es de izquierda y tampoco de derecha. No encuentra su propia definición. Su única opción es coincidir con grupos de derecha conservadora de bloquear el camino constante de la Cuarta Transformación. Su objetivo coincidente es sacar a López Obrador del poder presidencial aprovechando las elecciones intermedias que se realizarán tanto en el nivel regional en el 2020 como las federales del 2021 donde habrá nuevos diputados, o se reelegirán. Es la única forma de salir del tobogán en el que se encuentra más el PRD que el PAN. Es el resultado de las decisiones de sus cúpulas dirigentes.

En tanto que en los empresarios, el rol de COPARMEX se sitúa en su comportamiento tradicional de representar a sectores ultraconservadores e incluso intolerantes. Su déficit se encuentra en la estrategia del Gobierno de la Cuarta Transformación que también abre espacios para los empresarios incluyendo a Slim y otros poderosos de ese grupo que no coinciden en COPARMEX.

Las estrategias están trazadas y se implementan en la arena política electoral. Como siempre, el gran juzgador será el electorado. Pero las alianzas estarán abiertas donde parecen no factibles coaliciones PRI y PAN o PRD y PRI. Pero el sistema de partidos será la pauta del fortalecimiento del sistema político mexicano. No hay duda.

@Bonifaz49