El pasado 31 de octubre, en el Aula Magna Jacinto Pallares, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Director, doctor Raúl Contreras Bustamante, el Presidente del Colegio de Profesores de Derecho Civil, Miguel Ángel Beltrán Lara, la doctora Carina Xochitl Gómez Fröde, la doctora María del Carmen Montoya Pérez y el suscrito, presentamos la obra, en 5 tomos, del Doctor Othón Pérez Fernández del Castillo, intitulada “MENSAJES POR LA PAZ”, que contiene las “CONFERENCIAS, HISTORIA, BIOGRAFÍAS Y DISCURSOS DE LOS PREMIOS NOBEL DE LA PAZ 1901 – 2018”, obra que motiva la reflexión profunda, seria, reiterada, por supuesto con prospectiva, sobre el tema enunciado: LA PAZ SOCIAL.
En los apuntamientos introductorios de la obra, bajo el rubro “PRESENTACIÓN”, el Doctor Pérez Fernández del Castillo escribe sobre la “cultura de la Paz” y el “derecho a vivir en Paz” y propone adicionar los artículos 3º y 4º de la Constitución federal, para establecer que se debe “…educar a todos los individuos en los principios y valores de la Paz…”, considerando que “Toda persona tiene derecho a vivir en Paz…”.
Como introducción de su “PRESENTACIÓN”, el Doctor Othón cita la oración “Educad al niño y no será necesario castigar al hombre”, expresión atribuida a Pitágoras, quien nació en la Isla de Samos (Grecia) en el año 582 a. C. y murió en Metaponto (Italia), en 496 a. C., entre sus profesores se menciona a Tales de Mileto y su discípulo Anaximandro. Se afirma que Pitágoras fundó una escuela, en Samos, identificada como El Semicírculo, en la que se discutían múltiples temas, entre éstos el bien, la honestidad y la justicia. Años más tarde, en Crotón, al sur de lo que ahora es Italia, fundó la Sociedad, escuela filosófica y religiosa, a la que tenían acceso mujeres y hombres por igual.
En un salto metafórico de 25 siglos, resulta pertinente tener en mente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en septiembre de 2015, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que contiene una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental de los 193 Estados Miembros que la suscribieron y que se resume en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como Objetivos Mundiales, guía de trabajo de la ONU, durante los 15 años que van de 2015 a 2030; simultáneamente, constituye un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para el año 2030. Esta Agenda tiene como principio rector la igualdad y la dignidad de las personas. Previamente, en septiembre de 2001, la Asamblea General de la ONU determinó que a partir del 21 de septiembre de 2002, anualmente, se conmemore, en esa fecha, el Día Internacional de la Paz. El primer antecedente, en este sentido, es otro acuerdo de la misma Asamblea General, asumido en 1981.
El objetivo 16, de la Agenda 2030, relativo a la paz, la justicia y las instituciones sólidas, consiste en promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, propone facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones responsables, eficaces e inclusivas a todos los niveles; para la consecución de este objetivo se fijan, entre otras metas: reducir de manera significativa la corrupción, todas las formas de violencia y el tráfico ilícito de armas; fortalecer la recuperación y devolución de los activos robados, la rendición de cuentas y el derecho a la información; luchar contra todas las formas de delincuencia organizada; en términos generales, se debe promover el Estado de Derecho, tanto a nivel nacional como internacional.
Cabe señalar que el Estado de Derecho no puede ser sino de carácter democrático-representativo, en el cual el gobierno ha de ser del pueblo y se debe ejercer por genuinos representantes del pueblo e incuestionablemente en beneficio del pueblo. En un auténtico Estado de Derecho no puede, más aún, no debe haber discriminación, desigualdad, miseria, violencia, corrupción, impunidad, no debe haber injusticia, ni inseguridad jurídica, en síntesis, debe prevalecer la paz social, con justicia y dignidad.
Esto es así porque el fin supremo del Derecho y de la Política, por ende, del Estado de Derecho, que necesariamente tiene que ser democrático, es la paz social, la vida ordenada de la sociedad, sustentada en la justicia, el bien común y la seguridad, tanto jurídica como política. El derecho humano al buen gobierno debe ser una realidad social.
Para lograr la paz social se debe vivir en la cultura de la juridicidad, con la plena convicción de que todos estamos inmersos en un mundo de derechos y deberes jurídicos; que el cumplimiento de los deberes es correlativo del ejercicio de los derechos; sólo el respeto al sistema jurídico democrático puede garantizar la vigencia de la paz social.


