La infancia bajo fuego en Guerrero se ha posicionado como una constante a lo largo de los últimos 13 años, por lo menos. El reciente asesinato de dos menores en el municipio de Cocula y el reclutamiento de infantes por el sistema de la CRAC, son solo la punta de iceberg cuya parte más ancha se encuentra en el nivel de descomposición político social que existe en la entidad.

El pasado 9 de febrero, dos hermanos, Adilene y Alexis, de 13 y 16 años de edad, fueron asesinados a balazos por un grupo armado en el municipio de Cocula, los menores fueron baleados mientras estaban en el interior de un vehículo.

La versión de la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que el hecho se registró a las 20:15 horas en la comunidad de Tomás Gómez, sobre la carretera federal Iguala-Teloloapan y se tuvo conocimiento del mismo por un reporte al número de emergencias 911.

Los hermanos se dedicaban a vender cenas en este punto de la vialidad, hasta donde llegó un grupo armado y los atacó a balazos. El asesinato ocurrió a unos 500 metros de donde está un retén de la Policía Comunitaria “Tecampanera”.

Adilene, cursaba el segundo año de secundaria. Alexis dejo de estudiar desde hace dos años cuando sufrió un accidente en la comunidad de El Nuevo Balsas, él se dedicaba a vender pollo frito y en una ocasión fue a entregar un pedido, pero durante el camino fue embestido por una combi del transporte público desde entonces se dedicó a vender antojitos en las calles pues perdió la pierna izquierda y con apoyo de la gente, se le compró una prótesis para que caminara.

“Lo único que quiero es de que se haga justicia”, clamó don Pedro, papá de los dos menores durante los funerales efectuados el 10 de febrero.

“Ay, mis niños, mis bebés, mis hijos ya no están, ya se van”, se lamentó entre lágrimas Doña Vicenta la madre de los padres y demás familiares de los dos chicos. La familia de los menores recibió la visita de los hermanos Adrián, Bryan y Julián LeBarón, quienes les dieron sus condolencias y colocaron una ofrenda floral en los dos ataúdes blancos donde estaban los cuerpos de Adilene y Alexis.

“Aquí no veo a nadie de los de la CEAD, esto no puede ser, entonces ¿qué es lo que hacen?”, preguntó enojado Adrián LeBarón tras asegurar que él se comunicó con funcionarios de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAD) para que se trasladaran a Tomás Gómez y les brindaran atención jurídica a los familiares de los dos menores.

Mediante un comunicado, la Fiscalía General del Estado, dijo haber detenido a los sujetos identificados como Patricia “N”, Cristhopher “N”, Carlos Alberto “N”, Salatiel “N”, José “N”, Nestor “N”, Eduardo “N” y el menor, los cuales fueron capturados después de una llamada de emergencia al 911, mediante la cual se reportó la agresión de civiles armados en contra de un comerciante de flores.

Además se les incautaron tres armas de calibre 9 milímetros, dos Smith & Wesson modelos 459 y 39-2, así como una Colt 38, además de cuatro motocicletas.

Después de la confronta balística y la investigación, las autoridades establecieron que las personas detenidas y las armas aseguradas están relacionadas con el asesinato de dos adolescentes ocurrido este lunes en Cocula Guerrero.Este municipio se ubica en la región norte del estado, donde la incidencia delictiva se mantiene alta debido a un grupo delictivo que busca posicionarse en la zona.

Según datos de la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM), el sector infanto-juvenil es el más vulnerable en Guerrero pues desde el 2006 a la fecha, un total de 19 mil niñas, niños y adolescentes (NNA) han muerto a consecuencia de la guerra contra el crimen organizado y cerca de 7 mil están desaparecidos.

A simple vista pareciera que constituyen el ejército de reserva de sicarios pero en realidad son tratados como personas desechables ya sea porque se les destina a la primera línea de fuego o porque son un instrumento de venganza y quien infringe dolor inimaginable a sus deudos. Dos generaciones han tenido como axioma de vida “más vale vivir un año como reyes que cien años como bueyes.”

Esa actitud les permite exponerse al fuego y desarrollar una violencia sin límites. Les hacen sentir importantes y con poder, elementos para que con orgullo se unan a sus filas.

Este reclutamiento de niñas, niños y personas jóvenes por el crimen organizado comenzó a ser una práctica desde hace mucho tiempo y se da dos maneras una de ellas es llamada “leva”, que ocurre en varios estados del país; y en las niñas, niños y personas jóvenes que tiene familiares o algún tipo de vínculo con los grupos delictivos.

El reclutamiento que se da en escenarios controlados por el crimen organizado, los menores son atraídos a través de la coacción o por sobrevivencia, cuando el Estado no tiene fuerza y tienen que negociar su vida con el jefe de plaza.

De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero de 2015 a julio de 2019, se registraron 3 mil 297 feminicidios en todo el país, de los cuales 317 ocurrieron entre la población de 0 a 17 años, es decir, uno de cada 10 feminicidios en México afecta a las niñas y niñas adolescentes.

En los últimos dos años, los casos de homicidios contra los menores de 18 años se centran en Guanajuato, Guerrero, Veracruz, aunque sigue el problema en Tamaulipas y Sinaloa. Los datos demuestran que, donde el Estado mexicano decide confrontar al crimen organizado, ahí se incrementan los homicidios, desapariciones y otras expresiones de violencia.

Se mantienen los mismos datos de 3.6 homicidios diarios y cuatro separaciones al día, por lo que obviamente hay un incremento y apunta para ser un periodo difícil.

Es necesario repensar las estrategias de seguridad, atendiendo las recomendaciones del Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para desarrollar los mecanismos de alerta temprana y estrategias eficientes para frenar la violencia en los escenarios del crimen organizado, que afectan directamente a 40 millones de niños, niñas y adolescentes en el país.

Por migración o por la necesidad de multiplicar los ingresos en el hogar, algunos solo son criados por madres solas o abuelos que los ponen en calidad de grupo vulnerable puesto que aun no tienen bien desarrollada la capacidad de decidir, y ante la falta de un apego o figura de autoridad son convertidos en asesinos a sangre fría. En los menores en esas condiciones son capaces de cometer los homicidios más crueles, debido a que no tiene conciencia de lo que hace en su momento.

Los hechos en cuestión son el resultado de la actual crisis de derechos humanos y la violencia armada generalizada, ha dejado al descubierto la falta de coordinación y fragmentación de acciones por parte del Estado Mexicano y sus instituciones, propiciando altos niveles de corrupción e impunidad.