Los feminicidios son un tema del acontecer político nacional hoy. Es un asunto que nos cuestiona. Pienso el rol social de la mujer empatado con el del varón en esta revolución vertiginosa de la época actual.

Hasta ahora se tenía una imagen de la mujer sumisa cuidando a los hijos. De igual modo, el mercado de trabajo controlado por los hombres hizo un imaginario cultural que penetró las relaciones intrafamiliares y agudizó la hegemonía de éstos.

Es el recorrido histórico de esa cultura machista del patriarcado que dan forma a la sociedad en México, en sitios urbanos o rurales. Y viene a la mente el origen de la sociedad y el Estado que se necesitan entre sí para pre existir.

La familia fue antes que la sociedad civil y ésta podría subsistir sin el Estado. Las relaciones civiles mercantiles son ejemplo de ello pues cada persona realiza con otra intercambios y contratos de compra de bienes sin que intervenga el ámbito estatal.

Pero entonces, ¿por qué la sociedad civil necesita del Estado?, porque los seres humanos no pueden vivir sin el conflicto y tampoco separados, y parecería que la vida cotidiana es una constante de desencuentros entre hombres con hombres, entre mujeres con mujeres, entre hombres con mujeres.

Disputan espacios, se pelean por tierras, por tener más bienes que el otro, no asimilan ser parte del otro y su coexistencia. Se dificulta la vida en comunidad y se reducen espacios de acuerdos para sustituir las diferencias.

Ahí podemos situar el asunto de los feminicidios que se relaciona con el espacio que disputa la mujer con el hombre que la ha mantenido oprimida al extremo a través de los siglos.

Hay desigualdades en el rol de la mujer en los procesos económicos y en lo social. Y ahora cuando entramos a la era de las sociedades líquidas o fluidas las creencias tradicionales se van diluyendo. Hay una rebelión por cambiar todo lo que pretende hacer de la mujer un ser insignificante. Se crean nuevas sensibilidades y reconocimientos de lo humano aún con sus distorsiones y diversidades incluso sexuales.

Ahí están los ideales de comprensión mutua aceptando la crítica en climas de tolerancia que deben ser sistemas de comunicación imperativos y comunes. Es la apertura pragmática de sobrevivencia hacia alternos valores éticos que transforman la añeja cultura que rechazaba al otro sólo porque no pensaba igual que uno.

Ahora se necesita rapidez y agudeza en la comprensión y en control de las emociones personales y de grupo y es en la calle, en la expresión pública donde se lucha, se combate el pasado, se transita a una sociedad que se reconfigura con la cotidianidad que presiona por lograr el intercambio de roles y esquemas de dominio.

Aún sin salir de los hogares, hay esa expresión pública de rebeldía a lo que hay que desvanecer para ser feliz. Se deconstruyen reglas que crean incertidumbres y que deseamos se conviertan en espacio que dé cabida a hombres, homosexuales, mujeres, heterosexuales que convivan pacíficamente y en los mejores escenarios de tranquilidad.

Ahora nos toca presenciar una manifestación de las mujeres en ese camino de la sociedad ideal. Nadie se mueve el 9 dice la convocatoria a participar en este evento que estoy seguro habrá de contribuir a no robar el rostro amable del ser humano, del mexicano, de las mexicanas.

@Bonifaz49