Acapulco, Gro.- Días después del paro femenino bajo la consigna el 9 nadie se mueve, preparatorianas de Guerrero secundaron la convocatoria de nunca permitir la comodidad del silencio y denunciaron la red de complicidades que hace posible los acosos sexuales de que están siendo objeto en instituciones de educación públicas y privadas. El manto de impunidad de que gozan maestros y otros integrantes de las áreas administrativas, deja en indefensión a las jóvenes y las expone a  ser objeto de violencia.

En los últimos cuatro años, las denuncias que en distintos momentos han hecho las universitarias de la entidad, terminaron por quedar como un caso anecdótico. Las directivas de las instituciones de educación e incluso de la Secretaria de Educación en la entidad, no contemplan acciones claras para, por lo menos, aplicar sanciones correctivas al problema. Tampoco para su prevención. El silencio es el muro contra el cual se estrellan las acciones de protestas y denuncias que se han efectuado.

El 10 de marzo, en Iguala, alumnas de la unidad académica preparatoria No. 10, de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) con el rostro cubierto y portando cartulinas ingresaron a las instalaciones de la institución educativa, apoyadas por otro grupo de mujeres pertenecientes a diferentes colectivos feministas como el recién creado “Ni Una Mas”.

Instaladas en el patio del centro escolar, con el megáfono en mano, comenzaron a gritar consignas en alusión al respeto hacia la mujer e invitaron al resto de las alumnas a integrarse a la manifestación. El acto de protesta duró 20 minutos pero ningún  integrante de la dirección de la preparatoria salió a dialogar con ellas.

En Taxco, alumnos de la Preparatoria 4 Pablo Neruda de la UAGro colocaron cartulinas en contra del acoso escolar que se vive dentro de la institución, incluso acusaron a un profesor de hostigamiento sexual. En las paredes fuera y dentro del plantel, las jóvenes colocaron varios textos en contra de la violencia escolar.

Estudiantes de la Preparatoria 7 de la Uagro, improvisaron un periódico mural en la pared del plantel ubicada sobre la avenida Universidad.

Con decenas de carteles pegados en las paredes de la sección preparatoria, Alumnas del Colegio La Salle del puerto denunciaron con señalamientos directos los comportamientos machistas y acosadores de sus maestros y compañeros.

En la educación privada también afloraron este tipo de casos.  Dos ex alumnas y una estudiante del Club de Matemáticas Lobatchewsky Chilpancingo, dieron a conocer la existencia de una red de complicidades que mantiene impunes a los empleados, a pesar de las quejas verbales que hicieron las alumnas con otros profesores y que incluso, fueron recibidas por el director general y dueño de la empresa. Existen al menos nueve casos de hostigamiento y acoso sexual en esa escuela, mismos que han sido divulgados entre la comunidad estudiantil.

El pasado 27 de febrero, alumnas de la preparatoria privada Loyola del Pacífico de Acapulco, elaboraron un periódico mural en el acceso al plantel, con denuncias de acoso contra profesores y compañeros de la escuela. La realidad que enfrentan las universitarias guerrerenses es devastadora y la violencia sexual de que son objeto las universitarias no es reciente. Es un delito común protegido por la indiferencia.

La Coordinación de la Defensoría de los Derechos Humanos de la zona Sur de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) en marzo del 2012, registró 27 denuncias de estudiantes universitarios como extorsión y acoso sexual por parte de catedráticos, principalmente de la Facultad de Derecho pero también en las preparatorias, principalmente en mujeres.

El 15 de diciembre de 2017, Saturnino García Rodríguez, profesor de la escuela Preparatoria 46 de la UAGro, fue expulsado de la máxima casa de estudios por cometer actos de acoso y violencia sexual en contra de una alumna. La decisión la tomó el Consejo Universitario de la UAGro, una vez que el Tribunal Universitario comprobó la conducta inmoral del profesor.

El colectivo feminista Las Revueltas aseguró en agosto de 2019, haber identificado una red de hombres, en la que participan funcionarios de gobierno y actores políticos, que difunden y comercializan fotografías y videos íntimos de mujeres. Se estima que son más de mil 200 casos identificados en Guerrero, de mujeres que son exhibidas y vendidas por 200 pesos el pack, que es un conjunto de imágenes o videos íntimos y existe una proporción grande de jóvenes universitarias que son las víctimas

Derivado de ello, muchas víctimas han tratado de suicidarse cundo descubren que sus fotografías han sido filtradas, incluso aseguró que hay casos de mujeres desplazadas por la violencia digital.

A principios de marzo de este año y en el marco de la Jornada de Visibilización del Acoso y Hostigamiento Sexual, en la UAGro, se puso de manifiesto lo tortuoso del proceso de queja que inició en la Defensoría de Derechos Humanos y luego en la Unidad de Género de la Universidad, contra el docente César Enrique Corrales, así como en la agencia del Ministerio Público (MP).

La UAGro no tiene un protocolo para sancionar la conducta del profesor,  y sólo fue destituido de la Facultad de Filosofía y Letras, el 6 de marzo de este año, a raíz de que trascendió la denuncia. Corrales Miranda mantiene sus espacios en instituciones privadas donde se cree que continúa relacionándose con las alumnas abusando de la autoridad conferida como docente.

El 18 de enero de este 2020, una red de trata de mujeres estudiantes fue descubierta en la colonia Juan N. Álvarez, cercana al centro de la ciudad de Chilpancingo, gracias a una joven que logró escapar y alertar a las autoridades. En ella participaba un funcionario de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), quien presuntamente se encargaba de detectar víctimas para secuestrarlas y explotarlas sexualmente.

Lorenzo ‘N’, trabajador administrativo de la Licenciatura en Gobierno y Gestión Pública de la UAGro, fue detenido por su participación en la red de trata. Lorenzo tenía acceso a las fichas administrativas de las estudiantes y era a partir de su puesto que obtenía información que facilitaba su rapto por parte del grupo criminal. Las mujeres secuestradas eran drogadas contra su voluntad, obligadas a prostituirse y a grabar videos pornográficos. La lucha por terminar con la violencia contras las mujeres seguirá siendo larga y aunque las voces que la denuncias se están multiplicando.