Durante la era soviética, los críticos acudían al pasado para referirse al presente y de esa manera pensaban que podían evadir la  censura, no siempre lo conseguían. Es el caso del cineasta Andréi Tarkovsky en su filme en torno a Andrei Rubliov, se refugia en el siglo XV ruso para criticar el panorama  en la URSS  en el siglo XX.

Haré referencia a la tragedia en Siria y a las derivadas de la “caída del Muro”, no para realizar una crítica elíptica, como lo que tuvieron que hacer los disidentes en la URSS, sino para advertir los inmensos riesgos que tenemos por delante, si continúan dándose los hechos y “narrativas” que practica  diariamente el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La cotidianidad política mexicana  está llegando ha extremos cada vez más chuscos.

Afirmar que  su “escudo protector es la  honestidad” y  el “detente” que le da la gente “son sus guardaespaldas”, como la  estampita que dice “detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo”.

El riesgo de ese “estilo de gobernar” al borde del “delirio”, no es meramente cómico o patético. Puede derivar en una tragedia nacional.

Por ello es conveniente no olvidar cómo se gestó la terrible Guerra  en Siria.

La tragedia en Siria que prácticamente destruyó a ese país en menos de diez años, no es tan lejana como pareciera.

Como secuela de la Primavera Árabe se realizaron manifestaciones masivas en la principales ciudades sirias, principalmente en Homs; la dictadura de Bashar al Assad las reprimió con toda la fuerza militar incluyendo bombardeos. El descontento se  generalizó por toda Siria y surgió un poderoso movimiento contra la dictadura. Luego apareció El Califato del Estado Islámico. Poco a poco se fueron involucrando las potencias: Rusia por su interés geopolítico ha considerado a Siria como su patio trasero, al grado que tiene bases militares; Francia e Inglaterra también tienen intereses en la región, incluso Alemania y los Estados Unidos. Esta mezcla diabólica devino en una tragedia humanitaria de varios  cientos de miles muertos, varios millones de desplazados y un número de refugiados  que aumentan cada día y causan la muerte de miles en su huida hacia Europa.

Ciudades enteras fueron destruidas. Damasco es una ciudad más destruida que Berlín o Varsovia por los bombardeos del régimen, los de los rusos y las acciones militares de los Estados Unidos.

El  asedio de varios meses a la ciudad de Alepo, que fue bastión de los rebeldes, es narrada de manera estrujante  en el Documental Para Sama, producido y filmado por la extraordinaria y valiente fotógrafa Waad Al- Kateab, que estuvo nominado para el Oscar  y obtuvo el premio de ganadora  como Mejor Documental en el Festival de Cannes.

Esta guerra cruel como pocas, es el resultado de la política represora e intolerante de la Dictadura de Bashar al Assad de la Dinastía que inició su padre Hafez al-Asad hace más de 40 años, bajo el disfraz del Partido de Resurrección Socialista Árabe (Partido Ba’ath), que también gobernó en Irak.

La visión binaria de la Guerra Fría comienza a restaurarse.

Para muchos el mundo está dividido entre los Imperialistas yanquis y sus adversarios, ya sea China, Rusia o de manera regional las dictaduras de Venezuela y Cuba.

Esa geopolítica está presente en el partido gubernamental Morena.

Sí esa es la disyuntiva, estamos fritos.

Tampoco sería muy conveniente caer en el extravío ideológico que ocurre en muchas partes y de la que es simbólica, la corriente que encabezó él escritor, político y disidente ruso de la era soviética Eduard Limonov quien murió en éstos días a los 77 años. Éste extraordinario personaje, creó el Partido Nacional Bolchevique.

Las izquierdas definidas por su postura anti yanqui, en cualquiera de sus variantes: estalinista, soviética, maoista, castrista, guevarista, la del criminal Pol Pot en Camboya, la chavista y en México las del nacionalismo revolucionario y su versión actual encabezada por Andrés Manuel López Obrador; no bastan para definirlas como anti capitalistas.

La muerte de millones de personas bajo esos regímenes causó un inmenso desprestigio a las palabras comunista y socialista.

Resulta una gran y cruel paradoja, dado que  en nuestros días el planeta mismo esta en riesgo, por los fenómenos derivados del capitalismo y no se le pueda hacer frente mediante una opción de cambio radical, sustentada en el pensamiento socialista y comunista, precisamente por el inmenso daño causado por las dictaduras que usaron y mancharon las banderas rojas del comunismo y el socialismo.

Además de la supresión de la libertad, en los Estados Totalitarios que cayeron como castillo de naipe, sus caricaturas relativamente recientes en nuestro continente, llevaron a sus países a las peores condiciones de vida al borde de las hambrunas. Como ocurre en Venezuela.

La “conversión” de antiguos militantes marxistas de los diversos grupos y partidos de las izquierdas mexicanas –salvo las excepciones del EZLN, algunos  pequeños grupos trotsquistas y otros de cierta tendencia libertaria– a la deificación del presidente Andrés Manuel López Obrador, está forjando unas prácticas políticas muy peligrosas.

Sin sustento alguno, “intelectuales orgánicos” del gobierno de la llamada Cuarta Transformación colocan en el mismo saco a los críticos del gobierno que trabajan en el medio campesino, en las comunidades originarias, en las de los ambientalistas , en el medio sindical autónomo y en el mismo movimiento estudiantil y su inmensa hostilidad contra  el movimiento feminista; con las posiciones de grupos derechistas.

El colmo ha sido la invención del “golpe de Estado suave” .

Mientras el gobierno aplica una política cada vez más semejante al neoliberalismo y realiza alianzas con empresarios, financieros otrora  señalados como “la mafia del poder”; no hay ninguna política de corto, ni mediano ni largo plazo orientada a realizar reformas en dirección de los intereses populares.

Gobernar cada vez más con una retórica religiosa, moralizante y crecientemente ineficaz, sin el menor intento de proponerle al presidente un viraje, está  fortaleciendo las tentaciones dictatoriales y mesiánicas del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En Siria  toda la tragedia empezó masacrando manifestaciones pacíficas.

No se deben permitir las condenas presidenciales a sus opositores.

Eso puede convertirse en el huevo de la serpiente.