Para bien de la política exterior y del fortalecimiento de la imagen positiva de nuestro país allende las fronteras, el Gobierno de la República, a través de la Cancillería, despliega una novedosa diplomacia cultural. Se trata de un esfuerzo inédito, de impulso a un recurso privilegiado de México para proyectar su identidad nacional y sus diversos activos, en un mundo en proceso de transformación.

La globalización, en crisis y de futuro incierto, propicia un diálogo intercultural tolerante y respetuoso de lo diverso, en el que están llamados a participar, con prioridad, talentos y creadores jóvenes. Este diálogo se nutre de las aspiraciones y causas de las nuevas generaciones, de la mayoría que en todas las latitudes del globo es solidaria con el hombre y la mujer comunes, que es creativa y contestataria por naturaleza; de la multitud que reinterpreta la racionalidad cartesiana, al sostener que porque existe, entonces piensa.

Con estas certezas y con el ánimo de hacer justicia a la pluralidad de manifestaciones artísticas y culturales del país y sus diferentes regiones, México impulsa formas distintas para presentarse ante la comunidad internacional, que toman distancia de estereotipos y abrazan tendencias contemporáneas. La nueva diplomacia cultural de México se sustenta en un programa creativo y ambicioso, que innova con la mente puesta en el objetivo prioritario de apoyar el esfuerzo nacional de desarrollo.

Para ello, se avanza en el diagnóstico de los requerimientos de las representaciones mexicanas en el exterior, de tal suerte que la diplomacia cultural, siendo general, también recoja los perfiles y particularidades de las regiones, naciones y auditorios a los que se dirige. Cierto, nuestro país es reconocido universalmente por la originalidad y atractivo de su cultura. Cierto es, también, que para fomentar una mejor comprensión y conocimiento del ser nacional a partir de una oferta no estereotipada, esa diplomacia cultural requiere criterios y políticas actualizadas, que apuntalen las nuevas iniciativas y también aquellas que han probado ser exitosas, como ocurre con Día de Muertos, Frida Kahlo y el arte prehispánico, todos grandes embajadores culturales de México, que atraen la atención masiva de auditorios extranjeros.

Para estas tareas, la Cancillería cuenta ya con un “Atlas de la Nueva Diplomacia Cultural 2019-2021”. Se trata de un documento de referencia para depurar prácticas y detonar acciones que articulen las agendas de México y del mundo; para promover el pensamiento como parte de nuestro patrimonio. El Atlas, espejo de la política exterior, reitera la prioridad de atender a las comunidades mexicanas en América del Norte, de mirar al Sur en América Latina y de instrumentar nuevas fórmulas de interacción artística y cultural con Europa, África, Asia y el Pacífico. Enhorabuena por la nueva diplomacia cultural, que en la libertad actualiza la memoria. Parafraseando a Sergio Pitol, una memoria de lo mexicano que tiene como atributos su inagotable capacidad para deparar sorpresas y su imprevisibilidad.

Internacionalista