Acapulco, Gro.- Durante el periodo para reactivar la economía en el contexto de la nueva normalidad, Guerrero busca desesperadamente un ventilador que mantenga con vida al sector turismo afectado por la contingencia sanitaria del Covid 19.

La emergencia sanitaria obligó al cierre de más de 160 hospederías y condominios de los tres destinos principales destinos de recreo que son Acapulco, Zihuatanejo y Taxco.

Guerrero depende en gran medida de la recepción de visitantes pues aporta el 77 por ciento del Producto Interno Bruto Estatal y casi el 75 por ciento de la población económicamente activa, labora directa o indirectamente en el sector.

El comercio, los productos agrícolas, son impulsados por la demanda que generan los polos de recreo en la entidad.

El binomio de playa de Ixtapa-Zihuatanejo ha llegado a registrar hasta 0 por ciento de ocupación hotelera durante los fines de semana mientras que los índices de ocupación en Acapulco llegaron a niveles de ligeramente arriba de un porcentual.

La oferta de asientos de avión y de autobús se encuentra reducida en más de un 30 por ciento y son los que tienen una segunda residencia en Zihuatanejo y Acapulco los que impulsa la mayor porción de la actividad comercial.

El panorama en el destino que otrora fue considerado como la ventana de México al mundo fue peor a lo que si vivió a mediados de los 70 cuando las agencias de viaje mayoristas de Israel boicotearon al país.

No solo la costera Miguel Alemán, el principal corredor vial de la ciudad, sino las playas se encuentran totalmente vacías. El bullicio que desde la tarde convierte a la arteria vial en un gran congal, hoy se encuentra bajo penumbra y en silencio.

El periodo de confinamiento ante el coronavirus también cerró la actividad de la gastronomía a píe de playa. Cientos de restaurantes y enramadas cerraron las puertas y aunque en su mayoría de trata de empleos informales, propietarios y trabajadores han protagonizado decenas de movilizaciones, bloqueos de vialidades para exigir no solo despensas sino apoyos económicos a las autoridades municipales y estatales.

Incluso algunos trabajadores de las enramadas, han tomado cruceros de la Costera y de vialidades en la Zona Diamante donde mediante carteles piden a los conductores una cooperación de un peso. “Ayúdame, necesito comer” se lee en las pancartas.

Omar Elías Azar Herrera Consejo Coordinador Empresarial (CCE), sostuvo que en el estado, 10 mil personas se han quedado desempleadas a causa de la pandemia del Covid-19, y demandó a los tres órdenes de gobierno que otorguen créditos a las medidas de las pequeñas y medianas empresas para reactivar la economía.

Existe preocupación entre los empresarios porque algunos ya tienen pérdidas económicas de hasta un 80 por ciento, tanto en Acapulco como Chilpancingo. Y además solicitaron a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, un convenio de flexibilidad para el pago de impuestos.

Durante el encuentro virtual, de Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación y otros integrantes del gabinete federal con los mandatarios estatales, el gobernador de Guerrero propuso una mesa de trabajo para el tema de la reactivación turística, luego del planteamiento que hiciera Miguel Torruco, secretario federal del ramo, para abrir 30 por ciento de las hospederías, lo que propiciará que otros negocios regresen a la actividad.

A juicio del guerrerense abrir un hotel al 30 por ciento, tendríamos que abrir un restaurante al 30 por ciento y luego un antro como se comentó al 30 por ciento.

En realidad la complejidad es aún mayor. El Covid 19, como muchas otras esferas de la actividad económica, solo fue un detonante de una situación que ya se preveía como crisis.

Entre 2012 y 2017, el número total de turistas internacionales que visitaron Acapulco, Guerrero, cayó 63 por ciento y el Producto Interno Bruto (PIB) de Guerrero creció cero por ciento en términos reales en ese último año. Durante el mismo período, el número de vuelos internacionales con destino al aeropuerto de Acapulco, por ejemplo, cayó más de la mitad.

En ese lapso, la violencia delictiva y social en la entidad suriana destruyó una gran parte de la estructura económica de la entidad. Se agravó con la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa.

Se trata de un padecimiento crónico de la entidad y no solo impacta negativamente al turismo sino al desarrollo de una incipiente industria.

Los repuntes de la afluencia de paseantes en los dos últimos años, han sido más de carácter coyuntural que producto de una política pública estatal de turismo. El trabajo se ha limitado a una agenda de eventos y no la búsqueda de nuevos polos generadores de paseantes.

Al iniciarse mayo de este año, la Secretaría de Turismo del estado de Guerrero hizo un llamado a la población en general y en especial al sector turístico de dicha entidad a quedarse en casa para conformar una cruzada que ayude a reducir los índices de movilidad y evitar los contagios de COVID-19.

La dependencia anunció que ya tenía 22 acciones para implementar una vez que se termine la contingencia para recuperar el turismo pero nunca se dieron a conocer de manera oficial.

Entre tanto, hasta el 13 de mayo continuó multiplicándose de manera exponencial el número de casos confirmados de Covid 19 al sumarse 44 contagios nuevos a los 618 que había hasta el martes, por lo que ya ascendía a 662 personas las que han contraído la enfermedad.

Durante los nueve días previos, se sumaron 319 casos, lo que representa 85 por ciento más.

También en 38 los municipios con casos positivos, 31 con vecindad y 12 sin contagios ni vecindad mientras que el número de víctimas mortales se ubicó en 80.

Hasta ese entonces solo 12 de los 81 municipios permanecían sin registro de contagios. Por tanto en esta fase los destinos turísticos de Guerrero no podrían iniciar la reapertura de la actividad económica.