La sociedad del espectáculo somete y oprime el pensamiento crítico. La energía se consume cotidianamente en propagar escándalos, cada vez más grotescos, de las élites. La partidocracia, la oligarquía económica y financiera ventilan sus heces todos los días.
Paradójicamente mientras más escatológicos son los poderes, los caminos para entender lo que ocurre y, sobre todo, para trazar rutas para salir del fango se pierden.
Ante esta decadencia infinita, resulta imposible y además tedioso aludir a los personajes, casos y al inmenso saqueo de billones de pesos al país, que esta clase política practicó y sigue practicando, ahora enmascarada como redentora de los de abajo, con el lema “por el bien de todos, primero los pobres”.
Los desenlaces del espectáculo: “cacería de presidentes neoliberales”, serán aquellos que beneficien al poder absoluto del hombre convertido en autócrata.
No importarán los “métodos” más obscenos.
El debido proceso, la imparcialidad de los fiscales y jueces, están de antemano subordinados a los designios que dicte “el purificador mañanero”. Adueñado del monopolio mediático, no deja de auto considerarse víctima de la “infodemia”.
Sus voceros usan las prácticas del Big Brother sin el menor rubor, usando las oficinas gubernamentales para orquestar campañas contra los críticos o incluso los que, desde sus propias filas, se atreven a denunciar atropellos a los trabajadores en la agencia de noticias gubernamental Notimex o sufren los recortes en Radio Educación.
Situaciones similares padecen los trabajadores de distintos niveles en el INAH, INBA, Universidades supuestamente Autónomas y no se diga los trabajadores de la Salud.
Un ataque de amnesia, un verdadero Alzheimer, padecen quienes por décadas combatieron los abusos del poder y hoy se humillan ante un gobierno cada vez más antipopular.
Cada día se conocen acciones violentas contra ambientalistas, comunidades campesinas, poblaciones indias, sindicalistas, feministas, jóvenes excluidos de la enseñanza y el mundo del trabajo; todos ellos muchas veces organizados en cooperativas, movimientos, sindicatos independientes, partidos y grupos marxistas, principalmente trotskistas. Ante todo, ese sombrío y ominoso escenario los izquierdistas enchufados callan o incluso difaman a esa disidencia social, cultural y política, acusándola de “conservadora o cómplice del “golpismo de la derecha”
El rumbo al abismo, al que nos conduce un delirante aprendiz de brujo, que sin embargo tiene narcotizada a una buena parte de la sociedad y ha conseguido adueñarse de buena parte de las estructuras del Estado y al mismo tiempo ha construido una alianza impresionante con los poderes fácticos.
Ese demagogo también ha seducido a casi la totalidad de antiguos izquierdistas, incluso a socialistas y comunistas; que lo ven como el líder que consumó el sueño de tantos miles y de tantas décadas.
No les importa el desastre social, económico, sanitario, el panorama infernal de la violencia más impresionante que ha superado la de los gobiernos recientes de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Tampoco esos millonarios redentores, rojos de salón, cuestionan la abyección del presidente ante el gobierno de Trump, al que le realiza las tareas criminales de detención de decenas e incluso de miles de migrantes, usando todo tipo de prácticas de persecución, detención en verdaderos campos de concentración, mediante el uso perverso del Instituto Nacional de Migración y La Guardia Nacional contra los migrantes, que huyen de la violencia de todo tipo de sus países de origen: el triángulo norte de Centroamérica, Cuba, Haití, Venezuela, el Norte, Este y Oeste de África, Asia Central e incluso el mundo árabe y el de la India.
Nada de eso les importa a algunos que se ostentaron y los siguen fingiendo como “ciudadanos del mundo e internacionalistas”.
No sobra recordar cómo eran esos activistas de la década de los sesenta.
Recurro a un Flash Back, usando un personaje ficticio, prototipo de entonces y algunos pasajes de aquellos años.
Pepe de Alba lee con avidez, todos los jueves Siempre, espera con ansiedad Política y se asoma al mundo a través de la sección internacional de El Día. Acude, puntualmente, a todos los actos de las Sociedades de Amistad con la URSS, el pueblo checo, de Alemania Oriental, de Polonia y desde luego de Cuba Territorio Libre de América.
Pepe de Alba no falta, por supuesto, a ninguna de las Reseñas del Cine Roble.
Alimenta su apetencia literaria con Fuentes, García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa, Carpentier, Lezama Lima, algo de Paz, sin duda Neruda, Guillén y Vallejo, sin faltar Darío. No conoce a Borges.
Goza con los Teen Tops, los Black Jeans, Los locos del Ritmo, los Rebeldes de Jhony Laboriel y of course, Bill Halley, Ricardito, Presley y luego los Beatles, los Rolling, The Animals y toda la ola inglesa.
Junto al rock, no se podía dejar de gozar Beny Moré, al caraefoca Peréz Prado, el cha cha chá de Jorrín y ¿por qué no? A la inmortal Sonora Matancera con Celia Cruz, Celio González, Bienvenido Granda y el inigualable Daniel Santos.
Apenas han pasado unos cuantos años de la represión al movimiento ferrocarrilero, todavía se oyen las locomotoras pitar sus silbatos, en la vieja estación de Nonoalco, despidiendo a los othonistas rumbo a Monterrey. La ola rebelde entre los trabajadores crece; comienzan los ferrocas, los siguen loen PEMEX; continúan los maestros del DF con el MRM de Othón Salazar; los telefonistas con Agustín Avecia y Arturo Velarde emplean la falta colectiva como táctica para realizar una huelga de facto, con esas acciones tumban a los charros en Teléfonos. Vallejo gana la primera huelga y después triunfa de manera arrolladora en el Sindicato. López Mateos y su gobierno de extrema izquierda dentro de la Constitución, toman con el ejército las instalaciones ferrocarrileras; miles de trabajadores son detenidos, los locales del sindicato tomados por el ejército y la policía.
En el campo asesinan a Rubén Jaramillo, a su esposa embarazada y a otros campesinos como Enedino Montiel lo asesinan quitándole la piel, por ser comunista. En Monterrey aparece el cuerpo de Román Guerra Montemayor mutilado, le ponen vestimenta femenina y lo maquillan para simular su ejecución como un crimen pasional “de volteados”.
Una tras otra las Universidades son ocupadas por el ejército, la ofensiva empieza un 23 de septiembre en el Casco de Santo Tomás en 1956.
Luego viene la gran fiesta libertaria del Movimiento del 68 a escala planetaria. Esa ola rebelde es aplastada en México, con la Matanza del 2 de octubre en Tlatelolco.
Pepe de Alba nunca imaginó que su larga travesía por la libertad, la igualdad y la fraternidad, iba a estar a punto de naufragar por un capitán de barco delirante y obsesionado con creerse el líder de una Cuarta Transformación purificadora.