El tema del desabasto de medicamentos oncológicos y la consecuente tragedia que ello ha significado para las familias mexicanas tiene cuando menos dos años; sin embargo en últimas fechas se ha recrudecido y se ha ido agravando. Lo peor del caso es que ésta situación no se solucionará en el futuro cercano sino que más bien se agravará a partir de la modificación (absurda y arbitraria) a la Ley de Adquisiciones y sobretodo a la creación de un organismo “regulador” para la compra de medicamentos.  La corrupción, la burocracia y la testarudez se suman a la improvisación que en materia de salud ha llevado al gobierno en turno a tomar decisiones que se han traducido en el terrible desbasto de medicamentos para atender a menores de edad que padecen cáncer. Frente al reclamo y desesperación de las madres y padres de miles de niñas y niños que padecen cáncer y que no pueden acceder a sus tratamientos ante la falta de medicamentos, la actitud del gobierno es verdaderamente criminal.

En su conferencia matutina, la semana pasada el Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que la falta de medicamento se debe a varios factores, entre los que destacó que “personas de hospital que presionan para que se conserven contratos monopólicos con empresas que daban los medicamentos y la falta del químico a nivel mundial”, es decir, dijo lo mismo de siempre, culpó a la corrupción y a los excesos de los gobiernos anteriores y omitió reconocer las fallas de su gobierno en la toma de decisiones de política pública. Según el Presidente, “había empresas que concentraban la venta de medicamentos de materiales de curación, grandes monopolios que hacían jugosos negocios con las medicinas, con los materiales de curación y habían y siguen existiendo complicidad con directivos de hospitales que obtenían cuotas de recuperación, lo que se cobraba por la atención médica lo manejaban y siguen manejando en algunos casos en forma discrecional ni control de nada”, y aprovechó el púlpito de Palacio Nacional para anunciar que comenzará además una investigación en contra del director del Hospital Infantil de México. Como si estas declaraciones fueran a servir para curar a las niñas y niños que lamentablemente han perdido la batalla contra el cáncer no por falta de atención de sus padres, sino por la conducta omisa y criminal de las autoridades de nuestro país.

Pero lo cierto es que, lo que ha hecho este gobierno por el supuesto combate a la corrupción al interior del sector salud y relacionado directamente con la compra de medicamentos, es arruinar el sistema de compra de dichos medicamentos, crear un desabasto de medicamentos oncológicos para atender a niñas y niños con cáncer y con ello arruinar la vida de miles de familias mexicanas. El cáncer no espera, el cáncer cobra vidas, en este caso vidas inocentes por la omisión de las autoridades de suministrarles sus medicamentos a tiempo. Así por ejemplo el tratamiento común para tratar a un paciente que padece leucemia aguda linfobástica conlleva un esquema de quimioterapia con el objetivo de disminuir el número de blastos. Y para seguir este protocolo se requiere la administración del medicamento “vincristina”. Desafortunadamente, el desabasto de este medicamento impide la administración de las quimioterapias requeridas para el tratamiento de la enfermedad y pone en peligro la salud y la vida de los y las menores.

A las niñas y niños con cáncer, a sus madres y padres, a sus familiares y a sus médicos, de nada les sirve que el presidente señale que Pisa era la farmacéutica que tenía el monopolio del medicamento para el cáncer en el servicio de salud pública en México y que por ello su gobierno (el incorruptible e impoluto gobierno de la 4T) decidió “no continuar con esa práctica”. A estas inocentes criaturas que ven interrumpidos sus protocolos de atención precisamente por la falta de medicamentos no les importa que el presidente justifique su improvisación adjudicando culpas a diestra y siniestra, como cuando señala que fueron los propios funcionarios y la compañía quienes retuvieron las medicinas para presionar a la administración federal, ello no les garantiza el abasto, vaya, no les garantiza siquiera que vivirán para contarlo.

Las cifras son alarmantes, estamos hablando de miles de niñas, niños y adolescentes con cáncer en el país. Y esto cobra especial importancia, cuando advertimos que el Estado Mexicano tiene obligaciones en materia del derecho humano a la salud, a la integridad física y a la vida en relación con las niñas, niños y adolescentes, como lo son todos estos valientes menores y sus familias que han acudido a la justicia federal a exigir lo que les corresponde. Nuestro presidente parece olvidar que existen buenos fundamentos y razones para considerar que el principio del interés superior del niño se encuentra, o cuando menos debe encontrarse, implícito en toda la regulación de derechos de los menores, y, por tanto, constituye una consideración obligada para todo el aparato gubernamental, incluidas las medidas u omisiones ejecutivas, así como las judiciales. Por ende, cuando se trata de medidas ejecutivas que so pretexto del combate a la corrupción y a la impunidad afecten de manera grave y frontal los derechos humanos de los menores, el aparato gubernamental debe buscar los medios idóneos para asegurar la satisfacción de las necesidades básicas, entre ellas, el derecho humano a la salud y a la vida. Y definitivamente la cancelación de los mecanismos de compras de medicamentos sin un esquema claro que garantice el abasto de medicamentos no es un medio idóneo ni constitucionalmente válido.

Frente a las terribles omisiones de las autoridades, los padres y madres de los menores con cáncer han tenido que recurrir al Poder Judicial Federal para exigir sus derechos. Lo han tenido que hacer a través de la promoción de juicios de amparo en toda la República Mexicana para lograr que vía suspensiones se garantice el abasto de sus medicamentos y con ello la continuidad en sus protocolos de atención médica. Al respecto por ejemplo la semana pasada Impunidad Cero publicó un reportaje de Alejandro Melgoza sobre el desabasto total de medicamentos en el Hospital de Especialidades Pediátricas en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que atiende a 260 niñas, niños y adolescentes con cáncer. El reportaje fue elaborado con información de un amparo promovido por una organización de la sociedad civil.  Sin embargo, no sobra decir que este amparo, y estos 260 menores no son los únicos afectados por el desabasto y que han optado por acudir al amparo. Más bien ha habido una increíble y fructífera lluvia de amparos que, en el agregado sin duda enriquecen nuestra vida democrática. Así por ejemplo, según datos de la Fundación Barra Mexicana Colegio de Abogados, al día de hoy se han promovido más de 200 amparos pro bono en todo el país para lograr que los menores quejosos tengan garantizado el abasto de medicamentos.

Por ello, en todos los juicios de amparo que se han promovido y admitido a trámite, se reclaman actos y omisiones por parte de las autoridades del Estado Mexicano que violentan los derechos humanos a la salud y a la integridad física, así como, que importan peligro de privación de la vida para las niñas, niños y adolescentes que padecen cáncer, pues omiten proporcionar el tratamiento médico y los medicamentos esenciales para combatir el cáncer que, día con día, amenaza con acabar con la vida de estos menores. Al respecto si bien es de destacar el compromiso del poder judicial federal con los derechos humanos y sus garantías, hay que mencionar que el amparo no alcanza, no es suficiente, no sirve para corregir el desabasto generalizado de medicamentos oncológicos.

Escuchar al presidente en su soliloquio matutino, hablando de corrupción, de impunidad, de neoliberalismo, de errores y excesos del pasado, a dos años de haber ganado la elección presidencial, alejado de la realidad y del dolor de estas familias da mucha rabia. Es momento ya de que se de cuenta de los graves errores que en materia de política pública ha cometido y que corrija el rumbo. Lo que está en juego con el desabasto de medicamentos oncológicos son vidas. Son vidas de miles de niñas y  niños inocentes. Las preguntas respecto al origen del desabasto de medicamentos y el supuesto combate a la corrupción del sistema de compras de medicamentos del sector salud son muchas; sin embargo para ninguna hay respuestas claras y contundentes.

El desabasto de medicamentos sigue ahí, lo que es peor se recrudece día con día, se agudiza en el contexto de la pandemia y sus terribles consecuencias también. La familias sufren viendo a sus niñas, niños y adolescentes perder la batalla contra el cáncer lisa y llanamente porque al gobierno no le importó cumplir con sus obligaciones más básicas. Y sí, señor presidente aquí también las familias y los médicos de miles de niñas, niños y adolescentes con cáncer tienen otros datos, lo que es peor tienen miles de rostros inocentes desesperados por no poder culminar sus tratamientos por la falta de medicamentos. ¡Ya basta de discursos sin sustento, basta de mentiras, basta de circo, basta de canalladas!