Se adelantan etapas del proceso electoral. La constante es la disputa del poder en México. Por eso, el calendario que establece la ley electoral no sujeta la lucha política que trasciende normas, rebasa reglas y agrega formas de participación. En este sentido, el presidente López Obrador impulsa cambios y observa dos posibilidades en la democratización del país.

Uno es la revocación del mandato que evaluará la práctica del Gobierno federal a la mitad del mandato previsto. La segunda opción también democratizadora es la propia realización de la elección del 2021.

Así, algunos actores políticos perciben oportunidad de disminuir la influencia del presidente si se modifica la proporción de diputados federales que favorezcan al Ejecutivo. Intentan frenar el proyecto de transformación de los modelos que promovieron diferentes gobernantes neoliberales.

Así surge el denominado frente contra Andrés Manuel López Obrador, con características conservadoras, deseando volver al viejo régimen. Realiza manifestaciones en automóviles en algunas ciudades y temen que disminuyan sus privilegios.

Son clases medias altas y acomodadas, especialmente sectores empresariales que suman a intelectuales orgánicos del modo antiguo de gobernar como Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze, Jorge Castañeda, entre otros quienes también disfrutaron de las prebendas del erario publico en forma exagerada.

Su propaganda infunde un miedo porque supuestamente México se dirige hacia el comunismo. Observo el viejo tufo golpista propio de los años 70 del siglo pasado. Pero los miembros de ese frente van a converger con los partidos de derecha que quieren detener su desplazamiento del poder. El discurso anticomunista es planteado como miedo de llegar a formatos como el cubano o el venezolano.

Y esta propaganda también tiene contrapesos y contraposiciones. El presidente López Obrador les ha sugerido formar un bloque conservador y se les respeta como manifestantes, pero les desprestigia rechazos que la opinión pública divulga sobre los expresidentes de la República a quienes se ubica como los patrocinadores de este frente.

Ahora se descubre que los gobernantes neoliberales fueron protagonistas de corrupción e impunidad, de ahí la idea de llevarlos a juicio político. Y eso inquieta a distintos grupos que en el pasado tuvieron excelentes privilegios con dinero público.

Por eso, se observa que ya se adelantaron las campañas donde los partidos de derecha como el PAN pugnan porque el presidente no siga exponiendo públicamente a esos personajes y el saqueo y rapiña que caminaron con ellos en buena parte de nuestra historia.

Los partidos de oposición se reagrupan, buscan alianzas y coaliciones entre ellos y creen aprovechar ese movimiento antiAMLO en sus estrategias. Otros buscan aliarse al Presidente. Aquí la cuestión es cómo esa movilización de  las clases medias se articulará con los partidos políticos. ¿serán candidatos?, ¿los seguirán?

Así, el proceso de democratización y cambio mueve conciencias, mueve sociedades anteriormente aletargadas y las elecciones situarán la relevancia de estas manifestaciones en la sociedad mexicana que ahora tendrá una gama amplia para seleccionar el mejor proyecto.  Así es la vida moderna de la política en México.

@Bonifaz49