El presidente López Obrador y la jefe de Gobierno de la Ciudad de México afirman que el movimiento feminista está infiltrado y reciben financiamiento privado de oscuros orígenes.

Con esa “tesis” justifican las acciones represivas contra las mujeres que marcharon el lunes 28 de mayo por avenida Juárez rumbo al Zócalo, para conmemorar el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro.

El presidente fue aún más irresponsable, al afirmar que en el Movimiento del 68 los estudiantes estaban infiltrados y ahora las feministas también.

No debemos olvidar que esa fue la “tesis” del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, para justificar la brutal represión del 2 de octubre en Tlatelolco.

Los movimientos feministas tienen una larga tradición.

Recuerdo aquí algunos de ellos, de los recientes 163 años.

El 8 de marzo de 1857 las obreras en huelga de la fábrica textil en Nueva York, sufrieron la muerte de unas 130 trabajadoras cuando el dueño de la fábrica Stirtwoot Cotton la incendió para romper su huelga.

En 1908 en Londres, Las Sufragistas encabezadas por Mary Humphrey Ward, la mayoría pertenecientes al Sindicato Político Social de las Mujeres WSPU, se manifestaron en las calles del centro exigiendo su derecho a votar.

Bajo el lema Hechos no Palabras realizaron diversas acciones: Invadir la Cámara de los Comunes; quemar los buzones de correo; romper miles de ventanas y aparadores de los comercios y cortar los cables telefónicos y muchas otras de arrojo y valentía personal, como cuando Emilly Davisón el 4 de junio de 1913 se arrojó debajo de los caballos del Rey Jorge V y 5 días después murió.

Rosa Parks costurera de Montgomery, el 1 de diciembre de 1955, le negó su asiento a un blanco, porque estaba cansada de ceder y su acto tuvo una gran repercusión nacional e internacional.

En México hay múltiples movimientos y mujeres que lucharon y siguen luchando por sus derechos.

Benita Galeana fue pionera del movimiento feminista socialista mexicano, y luchó por el derecho al voto femeninosalas de cunas, el derecho al aborto y el derecho al descanso materno, lo hizo junto con Tina ModottiFrida Kahlo y Adelina Zendejas, entre otras fundaron varias organizaciones, entre ellas el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer. Todas ellas sufrieron persecución y padecieron encarcelamientos.

En el Movimiento de 1968 recuerdo a la maestra de primaria y militante comunista Luz Ofelia Guardiola y a la maestra Amada Velasco militante del Partido Comunista Mexicano-PCM (1919-1981) y del Movimiento Revolucionario del Magisterio MRM, una de las oradoras en uno de los grandes mítines del Zócalo, por fortuna aún entre nosotros, ambas junto a otras realizaron manifestaciones apoyando al Movimiento estudiantil y exigiendo el fin a la represión y la libertad para los presos políticos muchas eran miembros de la Unión Nacional de Mujeres.

Por supuesto que dentro del Movimiento y específicamente del Consejo Nacional de Huelga participaron mujeres muy jóvenes como Roberta Avendaño “La Tita” y Eugenia Valero ambas fallecidas y muchas más que siguen luchando como Adriana Corona, Selma Beraud y decenas o cientos más.

Una mujer combativa, inteligente y luchadora de toda la vida fue Consuelo Uranga y sus hijas Valentina y María Fernanda Campa, todas ellas fallecidas.

En el curso del movimiento feminista siguen actuando miles de jóvenes, de mujeres maduras e incluso de edades avanzadas.

Existen muchas corrientes y tendencias.

No tiene ninguna novedad que se expresen tendencias radicales, tanto por sus tesis como por sus acciones.

La represión y las mentiras no las van a intimidar.

Conviene tener presente la existencia de muchas pensadoras y activistas, por lo tanto, de una compleja diversidad de concepciones. No hay ninguna que pueda considerarse como portavoz única ni de antes, ni de ahora, ni a nivel mundial ni nacional.

Lo que resulta inadmisible y de extraordinaria gravedad es la postura gubernamental del uso de la represión y la restauración de su justificación con la vieja “teoría de la conjura “y la “infiltración” para cancelar o limitar las libertades.

Por la vigencia de lo dicho en su discurso del 13 de septiembre de 1968, en el zócalo al término de la Marcha del Silencio, reproduzco parte del mismo, pronunciado por Miguel Eduardo Valle, El Búho, representante al Consejo Nacional de Huelga por la entonces Escuela Nacional de Economía, fallecido hace un poco más de 8 años:

“Que la luz no nos ciegue… hemos ganado la conciencia de la acción… ahora discutimos como romper las cadenas no si se pueden romper… cuando se conoce el uso de la libertad nunca se olvida en este movimiento hemos sido libres verdaderamente libres… intransigencia en los principios y flexibilidad en los medios… el silencio es mucho más elocuente que las palabras violentadas ayer por las bayonetas… somos conscientes de nuestra fuerza y también de nuestra debilidad… pueden masacrar al pueblo pero nunca podrán doblegarnos”.

La sabiduría de estas palabras no consiguió convencer a los estudiantes y su dirección el Consejo Nacional de Huelga de la inminencia de la represión. No se produjo un viraje en la huelga, una de las formas de lucha del Movimiento del 68. Las otras eran las Brigadas, las Asambleas, las Manifestaciones y las acciones de autodefensa de las agresiones de la policía y el ejército.

El Movimiento no aceptó el llamado del Rector Javier Barros Sierra, para regresar a clases y desde ahí continuar el movimiento; tampoco escuchó la propuesta de José Revueltas de establecer la Autogestión Universitaria como ensayo de lo que él llamaba la Democracia Cognitiva y de esa manera evadir la represión que ya había anunciado el presidente Gustavo Díaz Ordaz, en su Informe del 1 de septiembre de 1968.

Después de la inmensa Manifestación del Silencio, se desató de manera brutal la represión, el 18 de ese mismo mes fue ocupada militarmente la UNAM principalmente la Ciudad Universitaria y después las instalaciones de Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional el 23 de septiembre, fecha trágica para los politécnicos ya que ese mismo día en 1956 fue tomado por el Ejército el Internado del IPN con el pretexto de “desalojar “ a los “intrusos”, tal como hoy se califica a las ocupantes de una de las sedes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ubicada en las calles de Cuba.

La cercanía de los XIX Juegos Olímpicos se convirtió en paranoia del presidente Díaz Ordaz, convencido de que el Movimiento del 68 iba a sabotearlos, para evitarlo y hacer válido su lema “Todo es Posible en la Paz”, movilizó a 5 batallones del ejército, cercó la Plaza de las Tres Culturas y esa tarde-noche murieron 58 civiles y 2 militares, plenamente identificados.

Una masacre para defender “el principio de autoridad”, la “investidura presidencial” y otras frases absurdas, que hoy vuelve a utilizar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, mediante sus propios discursos en la llamada Mañanera o en actos públicos y entrevistas, donde insiste en considerar a sus críticos, como adversarios, conservadores, infiltrados y subsidiados por fuerzas enemigas del cambio.