Acapulco, Gro.- Aun cuando el cultivo de la amapola es ilegal, las autoridades locales precisan que no buscan enfrentarse a los campesinos productores del enervante y en cambio buscarán el diálogo para evitar episodios de tensión

Por su parte un grupo de campesinos exige la entrega de proyectos productivos para desistir de la siembra de la amapola

El 30 de noviembre, campesinos de San Miguelito, municipio de San Miguel Totolapan, encararon a militares que llegaron a para destruir plantíos de amapola. No hubo actos de violencia, pero si momentos de tensión durante el dialogo que sostuvieron los campesinos con los militares, según se muestra en los videos que circularon por redes sociales.

“No las echen (las plantas) abajo, estamos jodidos, no tenemos de dónde, es la única posibilidad para hacer un dinerito, no queremos robar, ahora sí que esto es malo, pero no queremos hacer más que esto, no queremos robar, aquí como quiera estamos trabajando” se escuchó decir a uno de los pueblerinos en un video que mostraron para denunciar la incursión militar.

El jefe de los militares les respondió: Es que, miren, de antemano ustedes saben que esto es ilícito. De hecho, la orden que traemos ahorita es que destruimos y les dejamos una ayuda.

Entre las risas, murmullos y burlas se escuchó al unísono: “Sí, eso ya lo sabemos”.

No, pues eso no, no es basto para nosotros, la verdad. Sí, es ayuda, pero ahora sí que déjennos un cheque quincenal y pues… propuso otro de los pobladores.

Alguien lanzó el reclamo deberían pedir permiso, deberían de reportarse.

¿Permiso cuando es algo lícito?… esto es ilegal, —dijo el militar—mostrándole una planta.

Y surgieron las amenazas. Pero, a ver, ¿qué tal si nosotros venimos y les quitamos sus armas?, sería pura violencia y la violencia no es buena.

El trato que ustedes nos den, ahora sí que va con copia, si nos enfocamos a lo legal nosotros nos defendemos. Siguió diciendo el militar.

Eso lo entendemos, pero también pónganse en nuestro lugar, ¿qué cosa tenemos para que nos podamos alivianar nosotros? Esto es lo único, qué le vamos a dar a nuestros hijos, sabemos que es delito, pero igualmente ustedes tienen su familia y este es su trabajo de aquí se están manteniendo argumentó otro en defensa.

Pero si ustedes no me dejan hacer mi trabajo… repuso el militar.

Ustedes tienen su sueldo, y vienen acabar con todo aquí, para nosotros esto es lo único, insistieron.

Por otro lado, pobladores de El Fresno denunciaron que, desde el sábado, dos helicópteros militares sobrevolaron cerca de la comunidad donde realizaron labores de destrucción de los cultivos.

Ni el Ejército ni los gobiernos federal y estatal quieren confrontarse, “esa es una realidad”, dijo el gobernador Héctor Astudillo el 7 de diciembre luego de que el incidente trascendió.

Pero el reclamo campesino de inclusión en los programas que el gobierno federal destina para el campo data de tiempo atrás. El más reciente fue el 25 de octubre durante una asamblea efectuada en la comunidad de La Mozimba (o Campamento Abandonado), municipio de San Miguel Totolapan, en lo más alto de la Sierra Madre del Sur, en la región de la Tierra Caliente de Guerrero.

El poblado en cuestión se ubica a unos 400 kilómetros de Chilpancingo, campesinos amapoleros de 19 localidades de los municipios de San Miguel Totolapan y Ajuchitlán del Progreso, Tecpan y Atoyac de Álvarez agrupados en la organización Observatorio por la Paz y el Desarrollo de la Sierra de Guerrero (OPDS).

Entre gritos de ¡No más amapola, sí proyectos productivos!, unos 300 campesinos amapoleros demandaron ser incluidos en el padrón del programa federal Sembrando Vida, para dejar de cultivar amapola, base para la producción de heroína.

Además, responsabilizaron a quien hoy busca la candidatura a gobernador por Morena, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, quien fue delegado federal en el estado hasta el primero de octubre, de haber dejado fuera de Sembrando Vida a cientos de poblados de la sierra con el argumento de que no habían pacificado la zona, lo que incluía dejar de sembrar amapola. Lo cierto es que Amílcar nunca visitó una sola comunidad del Filo Mayor. No conoce la sierra, acusaron.

“Ya es hora de que el gobierno voltee a ver la sierra de Guerrero, que nos apoye, porque todo lo hemos hecho gracias a nuestro esfuerzo y a nuestro bolsillo; hemos defendido estos bosques sin ningún apoyo del gobierno. La gente de la sierra no es violenta. Aquí no estamos en conflicto.” Se escuchó en la asamblea.

De lo expresado por los pobladores en a asamblea se desprende que de las 114 comunidades del municipio de San Miguel Totolapan (donde hay 13 mil 959 habitantes) que solicitaron ingresar al programa Sembrando Vida, solo 43 ciudadanos de los poblados La Mozimba y Lomillas, resultaron beneficiados con dicho apoyo.

Afirmaron que Sembrando Vida no opera en toda la sierra, sólo en 30 por ciento de los municipios de esa región, sobre todo en la parte baja de la Costa Grande, y la Tierra Caliente.

Si la pobreza había sido el abono de la tierra roja en Guerrero, en los últimos tres años, la debacle de esta droga precarizó aún más las condiciones socioeconómicas de más de mil 287 poblados de la sierra guerrerense que dependen de este cultivo.

Entre 2017 y 2018 el precio de la goma que se extrae de la amapola disminuyó en más de 50 por ciento como consecuencia del aumento del consumo de fentanilo en Estados Unidos, de acuerdo con un documento de Noria Research, en asociación con el Instituto de México del Centro Wilson.

Pero además del desplome de los precios, existe una compleja serie de factores criminales, sociales y políticos.

Las dificultades que enfrentan los cultivadores de amapola en Guerrero están ligadas a múltiples dinámicas interconectadas que ningún gobierno puede resolver adecuadamente por sí solo.