Las candidaturas de elección popular son un tema de gran impacto en la democracia en México. Así se observa en la selección de quienes integrarán la Cámara de Diputados en su LXV Legislatura. Se critican métodos de selección de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y del Revolucionario Institucional (PRI). Se les cuestiona por corrupción, nepotismo o “cuatismo”.

El PRD usa a miembros de otros partidos señalados por desvío de recursos, o son cercanos a gobernadores como el de Michoacán o el de Oaxaca, éste de perfil priista. También lanza a priistas en Chihuahua como Lidia Merodio, y a la hermana del líder de Antorcha Campesina en Puebla.

El PRI lanza a Rubén Moreira y su esposa Carolina Viggiano, secretaria general de ese partido. Estos esposos han sido varias veces diputados federales. Rubén es hermano del ex gobernador de Coahuila, Humberto, acusado de fraude.

La indignación crece al imponerse, a sí mismo, el líder nacional Alejandro Moreno en la primera posición de representación proporcional y Carolina en la segunda y a los cuates de Moreno se garantiza su acceso al Congreso incluyendo al antiguo Augusto Gómez Villanueva.

El hijo de José Murat, un viejo priista, ahora es candidato y así tiene dos posiciones ya que su otro hijo es gobernador en Oaxaca. Heredan cargos de elección popular a sus vástagos. Emilio Gamboa Patrón alcanza la candidatura para su hijo Pablo Gamboa Miner siguiendo el ejemplo de Manlio Fabio Beltrones que hoy tiene a su hija como senadora.

Ricardo Aguilar, otro antiguo priista, es candidato, así como el ex secretario de Economía, Idelfonso Guajardo Villarreal, de la corriente de Enrique Peña Nieto.

En la Ciudad de México está Tonatiuh González del grupo de Cuauhtémoc Gutiérrez, acusado de trata de blancas. El ex gobernador de Durango, Ismael Hernández Deras es ungido a una candidatura manteniendo su cacicazgo en ese estado. Eufrosina Cruz Mendoza, ex panista cercana a Felipe Calderón, ahora es postulada por el PRI.

La caracterización de la coalición PRI-PAN-PRD, “Va por México” aliada a empresarios como el magnate Claudio X. González, de perfil salinista, y la corriente de Gustavo de Hoyos de Coparmex, se unen buscando quitar la mayoría al presidente de la República en el Congreso, aunque su oferta de campaña sea muy similar a la que promueve el actual gobierno o impulsen ideales neoliberales para que los ricos sean más ricos y disminuir la intervención del Estado en la economía.

No hay novedades en las candidaturas de estos partidos. El PAN da espacios a la corriente de Felipe Calderón, con “cartuchos quemados” como su esposa Margarita Zavala, su hermana o colaboradores en su gobierno. El PAN también lanza allegados al dirigente nacional Marko Cortés como Santiago Creel o bien al cacique Jorge Romero. A estos se unen los viejos Héctor Larios y Cecilia Romero. Hay esposas que dejan a los esposos y esposos que dejan a las esposas panistas. Verdaderos cacicazgos. Hay un deseo de volver al pasado de rapacidad y corrupción. No hay propuestas atractivas. Lo que se muestra es un déficit democrático en los procesos internos de esos partidos al seleccionar candidatos y eso hace que se busquen solo “cartuchos quemados” para configurar la derecha en México.

@Bonifaz49