El 8 de marzo se ha instituido como el Día Internacional de la Mujer. Una fecha digna de tener presente en la humanidad, pues nos recuerda siempre las transiciones al interior de las sociedades y el valor de la participación de la mujer en el desarrollo integral en nuestros tiempos.
El 8 de marzo simboliza el año de 1908, cuando murieron 129 mujeres en la fábrica Cotton de Nueva York, Estados Unidos. La lucha por mejoras salariales fue el detonante. Este día lo institucionalizó la Organización de las Naciones Unidas en 1977.
Indicamos el problema: cerca del 60 por ciento de las mujeres de todo el mundo trabajan en la economía informal, ganan menos, ahorran menos y corren un mayor riesgo de caer en la pobreza. Perciben un 23 por ciento menos que los hombres, ocupan apenas el 24 por ciento de los escaños parlamentarios; 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual y 200 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital.
Las tendencias son semejantes por país. El caso de México también está en estos procesos donde existe esa lucha permanente por una nueva posición en distintos espacios.
Los derechos humanos universales son la bandera que enarbola esta revolución constante por la igualdad y trae consigo cambios en distintos escenarios, rechazando siempre la violencia y los feminicidios como denigrantes prácticas que persisten en penosa manifestación del atraso en la convivencia humana.
Por eso, la desigualdad que impugnan los movimientos feministas cuestionan estructuras culturales conservadoras que se cerraron a dar espacios a las mujeres en lo político.
Hoy se avanza en la gradual incorporación de la mujer en cargos de representación popular. Ahora vemos que el Gobierno de la República está integrado en su primer círculo en su mayoría por profesionales femeninas y muestra su prudencia al evitar confrontaciones en las movilizaciones.
Es un gobierno que viene de una lucha cotidiana donde se incluye la defensa de los derechos de la mujer como símbolo de la izquierda mexicana, pues en la corriente socialista se originó la propuesta que hoy recorre todo el mundo con expresiones de distintas calidades.
Y es cierto que hoy la derecha quisiera arrancar la vanguardia del movimiento. Ahora es una vanguardia de todos. Y no se olvida que la lucha la inició en México la más consistente movilización que encabezó el presidente López Obrador.
No cambia el proyecto de transformación por alcanzar una sociedad verdaderamente igualitaria de las mujeres que ahora, en efecto, ponen la agenda hacia el logro de una nueva cultura donde el varón visualice y haga suyo el cambio o adecuación de roles.
Y creo que también hay espacios de coexistencia entre los sexos pues el Día Internacional de la Mujer no plantea el desmoronamiento social, sino alternos espacios donde la coexistencia se redefina y se recree para dar armonía en la convivencia.
Muchas jornadas por la igualdad de la mujer faltan. Muchas acciones por encontrar los nuevos perfiles de una sociedad nueva habrá que diseñar donde la mujer es, ya, la protagonista fundamental y principal. Honremos la gesta que dio paso a una movilización constante. El día mundial de la mujer es permanente y realiza cambios en familias, en espacios públicos, en gobiernos, en todas las latitudes de la vida. Nosotros nos sumamos con constancia.
@Bonifaz49