Ricardo Rocha con ingenio mordaz, se refiere así al presidente Andrés Manuel López Obrador en un demoledor video. Por su parte Porfirio Muñoz Ledo entrevistado por Adela Micha, le contesta que el presidente es mentiroso, protege a los rateros y traicionó a la Constitución. Ambos, Ricardo y Porfirio, lo apoyaron durante muchos años, el primero bautizó a uno de sus nietos con el nombre del presidente y Muñoz Ledo le puso la banda presidencial el 1 de julio de 2018, además de haberle “entregado” la presidencia del PRD y en el 2006 lo calificó como presidente legítimo. Se trata de expresiones de ruptura en el seno de los simpatizantes de AMLO e incluso de una figura muy importante al interior de Morena.

A pesar de las divisiones en Morena; de la terrible tragedia de la línea 12 del metro; de acciones represivas en contra de los normalistas de Mactumactzá, en la capital de Chiapas con más de 200 estudiantes detenidos; de otros fenómenos de agresión a sectores campesinos ligados al EZLN; de numerosas críticas de intelectuales que votaron y apoyaron a AMLO y de las terribles cifras de crecimiento de la pobreza; el incremento de la violencia; las trágicas cifras de muertos por la pandemia COVID; la popularidad del presidente sigue estando muy alta.

El periódico español El País publica el 18 de mayo que Morena tiene un 44 por ciento de intención del voto, si se le suma 8 por ciento para garantizar la gobernabilidad, obtendría el 52 por ciento de las curules en la Cámara de Diputados, sin necesidad de los votos de sus aliados.

No hay elementos, hasta ahora, para pensar que Morena y el presidente pierdan la mayoría en el Congreso.

Hay indicios descendientes en el número de gubernaturas que ganará Morena sola o con sus aliados. Son especialmente interesantes los casos de Nuevo León, donde a pesar de las acciones de la Fiscalía General contra el candidato de Movimiento Ciudadano, Samuel García y el del PRI-PRD Adrián de la Garza, ambos están muy por arriba de la candidata de Morena, recién salida del PRI y que fue alcaldesa de Monterrey, Clara Luz Flores.

También Morena tiene dificultades en Sonora, donde el candidato del PRI-PAN-PRD, Ernesto Gándara ha recibido la adhesión de Ricardo Bours de Movimiento Ciudadano, pero Dante Delgado y los dirigentes de esa franquicia lo desautorizaron y nombraron un candidato sustituto. Pero es cada vez más probable que Alfonso Durazo pierda.

Situación semejante tiene Layda Sansores en Campeche.

La situación de Morena en Chihuahua es aún peor.

Incluso en Michoacán podría sufrir una derrota Morena.

En Guerrero la candidatura de la hija de Félix Salgado Macedonio, Evelyn Salgado no ha conseguido el respaldo aplastante que tenía su padre.

En Sinaloa Rubén Rocha Moya candidato de Morena y el PAS, aunque recibió la adhesión del candidato del Partido Verde, Tomás Saucedo, sin el consentimiento de los dirigentes de ese partido; no logra consolidarse y la candidatura de Mario Zamora Gastélum, de la alianza PAN-PRI-PRD, los coloca en el momento actual de sus campañas, prácticamente empatados, con 39por ciento y 35por ciento de preferencia, respectivamente.

Morena tiene ventaja clara en San Luis Potosí, el PAN en Queretaro.

En las alcaldías de la Ciudad de Méxco, Morena mantiene ventaja, salvo en unas dos o tres alcaldías, donde pueden triunfar el PAN o Movimiento Ciudadano.

En suma, las elecciones intermedias del 6 de junio de 2021, no parecieran poner en riesgo el control del presidente su partido y sus aliados en la Cámara de Diputados y dar un viraje que favorezca a los opositores electorales del gobierno.

Sin embargo, es conveniente, considerar otras variantes para dar un viraje profundo en el panorama político nacional.

Para examinar escenarios más allá de los partidos electorales con registro en México, son muy aleccionadoras las elecciones para la Convención Constituyente en Chile.

Casi no se ha conocido este proceso en México. Conviene recordar que se gestó hace unos años con la llamada “revolución de los pingüinos”. Los estudiantes secundarios en octubre de 2019 volvieron a transformarse en protagonistas cuando reanudaron sus movilizaciones.

En marzo de 2020 volvió la rebelión social en las callles, plazas y ciudades de Chile. La demanda central fue abolir la Constitución de Pinochet y promover una nueva Constitución.

La crisis duró varias semanas y hubo múltiples enfrentamientos.

Tras esa crisis, se acordó llamar a la realización de una Convención para aprobar una Nueva Constitución. Primero se proponía la elección de delegados que podían ser propuestos tanto por los partidos o una propuesta mitad y mitad por el Congreso y el resto por la sociedad civil. Se rechazó. Hubo un debate muy ríspido, finalmente se configuró un procedimiento mixto que abrió la posibilidad de candidaturas autónomas.

CNN publicó la siguiente nota de los resultados del pasado 15 de mayo: “Chile cambió”.

La frase se repitió una y otra vez entre expertos y líderes políticos mientras aparecían los resultados de las megaelecciones de este fin de semana en el país liderado por Sebastián Piñera.

Los candidatos electos para la Convención Constituyente —que tendrá la misión de redactar la nueva Carta Magna—, y para los cargos de gobernadores, alcaldes y concejales, dan cuenta de un cambio importante en la postura ideológica de la sociedad chilena. 

Postulantes independientes y ajenos a los partidos políticos tradicionales fueron unos de los grandes triunfadores de la Convención. Contrario a lo que se esperaba, la derecha no logró ni de cerca obtener los 52 escaños (o un tercio de la asamblea) que se necesita para influir en el contenido de nueva Carta Fundamental y vetar artículos. 

Mientras que la centroizquierda, unida en la lista Apruebo —que aglutina a buena parte de la ex Concertación, que gobernó Chile entre 1990 y 2010—, obtuvo apenas 25 escaños, por debajo del resultado de la lista de izquierda Apruebo Dignidad, que reúne al Partido Comunista y el Frente Amplio”.

El 40 por ciento de los candidatos electos para redactar la Nueva Constitución no pertenecen a ninguno de los partidos o coaliciones tradicionales.

Es una experiencia que ha conseguido combinar la “Plaza con el Parlamento” como planteaban los Indignados de Madrid, muchos de los cuales se organizaron en el partido Podemos, que luego se dividió en Unidas Podemos de Pablo Iglesias y en Madrid surgio el MAS, ambos fueron derrotados por la derecha, en las recientes elecciones para alcalde.

Nunca se pueden descartar nuevos fenómenos y procesos que rebasen las estructuras tradicionales.

En México no debemos descartar un proceso que combine las oposiciones electorales, hoy mayoritariamente integradas por partidos del viejo régimen, con el surgimiento de fenómenos como el proceso chileno y el incial fenómeno de los Indignados de Madrid y el resto del Estado Español.

El desafío de nuestro momento, es impedir el proceso de restauración autoritaria encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, su partido Morena y el resto de su aliados.