La corrupción, ciertamente, es una de las principales causas del limitado éxito económico de México, lo cierto también es que, en los últimos dos años, contrario al discurso oficial, se ha agravado.

“Acabar con la corrupción” es el objetivo principal de la administración que encabeza el titular del Ejecutivo Federal, según sus propias palabras, dicho ya en varias ocasiones.

De hecho, hace apenas algunos días, el presidente refirió los datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2020, elaborada por INEGI y publicada originalmente en el pasado mes de diciembre (con datos para el mes de marzo de 2020), a fin de mostrar una mejora de la percepción sobre la corrupción de diferentes autoridades, desde policías de tránsito, el ejército y la marina, hasta gobiernos municipales, estatales y de orden federal. Efectivamente, en ese momento los resultados de percepción eran más o menos, halagüeños.

Al respecto, un instrumento con resultados más recientes, publicado también por el propio INEGI, es la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020, aunque con objetivos y diseño diferente, casi irónicamente muestra otros datos. Según esta fuente, 61.6 por ciento de la población de 15 años y más, percibe que el nivel de corrupción ha aumentado o se ha mantenido igual, durante la gestión del gobierno actual respecto del anterior.

Según esta misma encuesta, 55.8 por ciento de la población de 15 años y más, declaró estar muy interesada o preocupada por asuntos del país y de esa proporción 58.6 por ciento considera que el principal problema que el país enfrenta es la corrupción.

Si se busca una comparativa internacional, los datos del Índice de Percepción de la Corrupción, que clasifica 180 países según la percepción del sector público, con base en la opinión de expertos y empresarios, México se ubica en el lugar 124° a nivel mundial y 25° del continente americano, debajo de países como Bolivia, Panamá o el Salvador.

Otra referencia, incluso más contundente la ofrece el Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción 2021, en el que la puntuación cayó 7 por ciento respecto del año anterior. Al respecto, Transparency International, la organización que elabora este indicador, a la letra reporta lo siguiente: “En el último año, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha continuado con la retórica anticorrupción con la que hizo campaña en 2018, incluso declaró en una conferencia de prensa matutina este año que “ya no hay corrupción” en México. Sin embargo, siguen sin resolverse destacados casos de corrupción…

La corrupción, la inseguridad y la falta de estado de derecho son problemas prácticamente inherentes a México, tan viejos como la pobreza y la desigualdad, aunque no necesariamente correlacionados, al menos no en todos los casos. De cualquier forma, son elementos que han impedido al país desarrollar un adecuado ecosistema económico, propicio para un mayor y más efectivo desarrollo de negocios, de proyectos productivos e inversiones, dicho en otras palabras, la presencia de estas características impide detonar el enorme potencial que tiene México para participar en el concierto económico mundial.

Nunca hubo falta de coincidencia con el diagnóstico realizado por titular del Ejecutivo, la corrupción es uno de los problemas más importantes de México, lo cuestionable ha sido la forma de darle solución, sin acciones concretas de fondo, privilegiando la retórica, la comunicación y propaganda del movimiento ideológico sobre la entrega de resultados medibles y verificables.

Además de las escaleras, en una casa la limpieza debe realizarse en los pasillos, en los jardines, en cada una de las habitaciones, ciertamente hay que seguir un orden, pero también se requiere de constancia, disciplina y hacerlo de manera ejemplar, dejar claro que quien ensucie se enfrentará a las consecuencias. Ante los nuevos cambios en el gabinete, específicamente en la Secretaría de la Función Pública, por el bien de todo México, la expectativa es que este concepto quede claro.

La segunda mitad del sexenio se presenta con la oportunidad de un cambio real en el combate a la corrupción, las condiciones son apropiadas para redireccionar las acciones en la materia, de no ser así, México se enfrentará a un aumento de la incertidumbre, en detrimento de la actividad económica y la recuperación que tanto se requiere.

El autor es presidente de Consultores Internacionales, S.C.®