Aparentemente el título de esta colaboración es una tautología. No lo es. Según la Real Academia Española RAE. Autismo es “Repliegue patológico de la personalidad en sí misma” o la tercera acepción: en psiquiatría, “síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor”. Autócrata es según la misma RAE “Persona que ejerce por sí sola la autoridad suprema en un Estado…”.

Ambos fenómenos están presentes en la conducta del presidente. En ambos casos no se trata de un asunto meramente personal, es una cuestión de orden político que nos afecta a los ciudadanos gobernados por él, tanto los que lo apoyan como sus críticos.

Uno de los hechos más graves de nuestra realidad es la pobreza y la desigualdad, ambos constituyeron la esencia de la campaña presidencial de AMLO y lo siguen siendo en su lema “por el bien de todos primero los pobres”, este aspecto de su gestión constituye su mayor fracaso, según lo reporta el estudio publicado el 6 de agosto como Análisis Preliminar de ENIGH Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares y la medición de la pobreza del CONEVAL Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, las “Dos razones principales del incremento de pobreza son :Más personas sin ingreso suficiente y … casi 67 millones de personas sin ingreso suficiente para la canastabásica, 5.1 millones más (↑ 8 por ciento)+ 5.1+ 4.5

Considero que la ENIGH y CONEVAL aciertan cuando señalan:

“Pero la carencia de acceso a servicios desalud también tiene raíz estructural en el

trabajo, por falta de seguro social.

“Más del 60 por ciento de la población trabaja sin afiliación a serviciosde salud de la seguridad social, desde hace décadas.

“Actualmente son 32 millones de personas (de 53.3 millones con trabajo).

“Para reducir la pobreza: esta reforma debe iniciar por la salud. El acceso a servicios de salud debe desvincularse de las prestaciones laborales, pues es un derecho humano”.

A todo estudio crítico el presidente lo responde con su famosa frase “yo tengo otros datos”

Su política asistencial, aunque fuese eficaz, no es un camino para reducir la pobreza, menos para abatir la desigualdad.

El camino es una reforma profunda de la estructura económica y social, o al menos la aplicación de una política de distribución diferente de la riqueza.

Incluso CONEVAL y ENIGH proponen: “reordenar el sistema laboral para garantizar salario suficiente y respeto a derechos laborales, también reformar el modelo de seguridad social para construir un sistema de protección social universal, como derecho de las personas…”.

Varios decenios de política de subsidiaridad con miles de millones pesos invertidos, no han cambiado las dimensiones de la pobreza, al contrario, la han incrementado.

Es una gran paradoja que uno de los mayores incrementos de los pobres haya ocurrido durante el gobierno de AMLO, lo peor es que se niega a admitirlo.

No acepta que el incremento de la pobreza durante casi medio sexenio se debe a la política equivocada que practica su gobierno y grandes deficiencias en su aplicación, no quiere admitir que se redujo el ingreso laboral 11 por ciento y creció 78 por ciento la carencia de salud

En una palabra, la política de transferencias del gobierno de AMLO para subsidiar a los Adultos Mayores, a Jóvenes Sembrando Futuro, las becas y otras más no reducen la pobreza, porque no generan empleos, ni condiciones elementales para sacar de la miseria a millones y dar un impulso al desarrollo económico. Lo anterior se la han dicho en múltiples ocasiones, diversos grupos de ciudadanos y de economistas, muchos de ellos partidarios de la Economía Mixta, basada en la Intervención del Estado en la Economía y no en la regulación del Mercado por si mismo, como sostene el Neolliberalismo y lo ha reiterado el presidente López Obrador, insistiendo que su gobierno no realizará reformas fiscales que graven a los capitales y mantendrá el equilibrio financiero, es decir, continuará con los recortes en casi todos los rubros de la inversión y el gasto públicos.

Si esto ocurre ante el fracaso manifiesto de su política para combatir la pobreza, actúa con la misma arrogancia ante los demas problemas, como el Covid-19, la violencia, los migrantes, las mujeres, los campesinos, las poblaciones indias, la violencia contra los periodiodistas y toda la realidad desastrosa que vive el país y ante la cual el presidente repite una y otra vez “vamos requete bien”.

Esta presidencia autista y autócrata requiere anular a los otros poderes.

Después del fracaso de la Consulta Popular del 1 de agosto, el presidente ha reanudado su combate al INE, ahora a todo el Poder Judicial, al TEPJF y a todo aquello que implique una autonomía ante su poder personal cada vez más autocrático. No le tiembla el pulso para ordenar a sus diputados y senadores aprobar un periodo extraordinario para tramitar una legislación secundaria para dar sustento a su “consulta de revocación” y los legisladores aceptan sumisos sus órdenes.

Con ese “estilo de gobernar” se estan vulnerando muchos avances producto de los movimientos autónomos y se está restaurando el viejo régimen de la presidencia imperial.

Nunca se deben aprobar los estilos imperiales de gobierno, ni siquiera cuando se realizan reformas sociales verdaderas, menos cuando no hay ningún cambio en la política económica neoliberal y ninguna reforma favorable a los asalariados y los desposeídos.

Estamos ante el peor escenario posible, un neoliberalismo practicado con la arrogancia de palacio y el aplauso de sus amanuenses.

También un estilo autista y autócrata requiere combatir a todos sus críticos, llegando a extremos grotescos, como el caso de Jorge F Hernández despedido de su cargo como ministro de Cultura, en la Embajada de México en España, a pocos días de haber publicado un artículo demoledor contra las estupideces de Marx Arriaga, un cazador de brujas del viejo estilo stalinista-castrista, a quien el presidente defiende y cataloga como un funcionario “honesto y capaz”. Ese despido es una advertencia para todos los funcionarios públicos: no se admite ninguna crítica al gobierno, ya sea a sus colaboradores más acríticos y mucho menos a él mismo presidente y los cercanos a sus familiares y en particular a su esposa.

De ahora en adelante “los queda bien” van a buscar herejes por cualquier parte.

Por supuesto la mira del gobierno no se reduce a eliminar a supuestos “infiltrados” en el inmenso aparato del Estado, sino a sus opositores. Ese es el verdadero sentido de su “sección quién es quién en los medios”.

No le ha bastado al gobierno presionar a los dueños de los medios para realizar una purga contra sus críticos en la prensa escrita, la televisión y la radio, supliendo a muchos de ellos por sus incondicionales, como se puede ver en los canales públicos e incluso en las grandes cadenas televisivas propiedad de sus aliados TV AZTECA y TELEVISA.

Con el presidente autista y autócrata, hemos topado.