Una discusión muy intensa se ha generado a raíz de la propuesta de un artículo transitorio que se incorporó en la reforma constitucional para ampliar de 4 a 6 años el periodo del ministro Arturo Zaldívar como presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Dice el artículo transitorio número 13: “La persona que a su entrada en vigor (de la reforma) ocupe la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, durará en ese encargo hasta el 30 de noviembre de 2024”.
Así, Zaldívar implementaría la reforma al Poder Judicial de la Federación que se publicó el 11 de marzo de este año. Hoy, en su mayoría, los ministros de la Corte están identificados con el viejo régimen, por lo que impulsar estos cambios es difícil y los ajustes que necesita este Poder son imposibles de llevar a cabo.
El asunto es complejo, pues el ministro Zaldívar anunció que terminará como presidente de la Corte el 31 de diciembre de 2022 y no se ajusta al citado transitorio. Es una posición que se corresponde al clima de opinión pública que se había creado en torno a su personalidad.
Pero aquí todavía falta la discusión y resolver si se elimina el artículo en estudio. Esto es, se requiere que la demanda de inconstitucionalidad de un grupo de diputados federales y senadores de oposición sea votada a favor por 6 de diez ministros, pues probablemente Zaldívar no participaría en la votación, aunque otros interesados en asumir la presidencia de la Corte también estarían en la misma situación por el principio de conflicto de interés.
Entonces, es probable que el transitorio no sea anulado, aunque el proyecto propuesto por el ministro Franco González plantea la inconstitucionalidad de la reforma. Aun así, está latente la posibilidad de que Zaldívar continúe como presidente hasta 2024.
De este modo, se visualiza una Corte sin el presidente Zaldívar y otra con éste encabezando al Poder Judicial. En este último caso el funcionamiento de la Corte tomaría su curso en forma estable. Debemos decir que el Poder Judicial aún con estas controversias ha sido fundamental en el desarrollo de las instituciones.
Un ejemplo lo acabamos de ver con la virtud conciliadora del ministro Zaldívar quien reencauza la vida institucional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ante el desconocimiento de su presidente.
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Por otro lado, en caso de que Zaldívar no encabece a la Corte, habrá una dirección que alentará no llevar a cabo la propuesta de reforma que reduciría los vicios y la impunidad que aquejan la selección y el desenvolvimiento de jueces, juezas, magistrados y ministros del Poder Judicial de la nación.
No hay otro ministro que pueda mejorar el sistema de justicia en donde el país está densamente retrasado en procedimientos y decisiones que no dan confianza a este sustantivo poder público.
Sólo quedará la denuncia pública cuando los actos de impunidad sean tan evidentes que no se puedan ocultar a la sociedad y aquí el Ejecutivo federal ha de intensificar la transparencia en el ejercicio de funciones de servidores públicos de tal manera que no propicien o faciliten los actos de injusticia del Poder Judicial y así hasta lograr los cambios que necesita la impartición de justicia en México.
Vicepresidente de la mesa directiva de la cámara de diputados