La experiencia acumulada por México en este renglón es valiosa y una de las más ricas del orbe. La diplomacia pública mexicana hace mancuerna con la política exterior, en su condición de palanca de apoyo al desarrollo nacional.

 

Por Guillermo Ordorica R.

 

La información vuela rápido. Su comunicación oportuna y veraz es crucial para los estados y para todos los actores, públicos y privados, que interactúan en el mundo. De ahí que la comunicación esté diseñada de tal manera que el público receptor se forme una idea acorde a los fines que persiguen esos actores. Para ser efectivas, las estrategias de comunicación se respaldan en el prestigio del emisor de la nota.

Por lo que hace a los estados y en tiempos de pandemia, la buena comunicación internacional coadyuva a contener la emergencia sanitaria y aporta a su buena imagen en el mundo. En este contexto, la denominada diplomacia pública cobra notoriedad. En el caso de México, se trata de una modalidad de apoyo a la política exterior, que ha probado su utilidad para defender los intereses del país y de los mexicanos, dondequiera que se encuentren. Impulsada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, es notable en los ámbitos consular, turístico y deportivo. Su materialización por parte de los agentes diplomáticos y consulares, abre caminos de colaboración con otras naciones y posiciona a México como interlocutor soberano, serio y predecible.

La experiencia acumulada por México en este renglón es valiosa y una de las más ricas del orbe. La diplomacia pública mexicana hace mancuerna con la política exterior, en su condición de palanca de apoyo al desarrollo nacional. Para el trabajo consular, es una modalidad de activismo diplomático, de enorme utilidad. Así lo confirma la intensa labor que desempeñan los consulados para gestionar acciones, facilitar contactos y agilizar trámites con autoridades extranjeras, locales y nacionales, a fin de atender intereses del país y las necesidades de documentación, protección y empoderamiento de las comunidades mexicanas en el exterior. La diplomacia consular de México es previsora, asertiva, proactiva y da resultados. Se nutre de la convicción de que la migración no se criminaliza y debe atenderse con criterios integrales, objetivos y de largo plazo, además de reconocer el aporte de los migrantes en sus nuevos países de residencia. Estas labores son motivo de orgullo para México por el trabajo entusiasta, acucioso y discreto de los miembros del Servicio Exterior.

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Por otro lado, en materia de turismo y deporte, la diplomacia pública también ha probado su gran capacidad para estimular la cooperación y el intercambio de buenas experiencias con naciones amigas. En ambos casos, las acciones se articulan con la idea de generar, en el plano mundial, una mejor comprensión del país y de los ricos y diversos atractivos que ofrece. En el caso específico de la deportiva, es interesante hacer notar su potencial como instrumento de apoyo para el desarrollo sano de las nuevas generaciones y el fortalecimiento del tejido social.

Finalmente, la celebración de las fiestas patrias, en el país y en el extranjero, es la joya de la diplomacia pública mexicana. Con el tradicional grito de Viva México, se visualiza al país en todo el mundo y se refrenda su buena imagen, su recia personalidad y su indomable voluntad soberana. Solemne en sí misma, esta fecha también es apreciada porque refleja el carácter alegre y hospitalario de los mexicanos. ¡Felicidades México por este CCXI aniversario de la Independencia Nacional!

Internacionalista.