Acapulco, Guerrero.- El 7 de septiembre, un estruendo más fuerte que el de los tumbos de un mar embravecido perturbó la noche de los acapulqueños y le siguió un movimiento trepidatorio que hizo sentir como si ese estruendo surgiera del miedo más profundo. A medida que el movimiento se prolongó la difícil decisión fue salir de donde estaban buscando conservar la vertical o resignarse a esperar que el crujir de la estructura no concluyera en derrumbe.

El corto en el suministro de energía eléctrica abarcó a más del 50 por ciento de la ciudad en los primeros minutos. La tierra siguió sacudiéndose en las siguientes horas y llevó a los acapulqueños a desear con fervor la llegada del amanecer. Hubo que buscar la conciliación del sueño entre sobresaltos continuos.

El terremoto trabajó a la memoria de algunos abuelos lo ocurrido en 1957 cuando durante algunos días, las calles del puerto se convirtieron en dormitorio y las personas se dormían aferrados al rosario como si estuvieran agarrándose desesperadamente de la vida.

En las redes sociales surgió la versión de una alerta de Tsunami lo que hizo recordar a muchos la hipótesis del terremoto de Acapulco. Sin embargo, no se tiene registro de que el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (en inglés Pacific Tsunami Warning Center, PTWC), operado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en Ewa Beach (Hawái), haya emitido tal alerta.

El 15 de abril de 1907, se registró el último terremoto y Tsunami en el puerto. El sismo ocurrió a las 00:08:06, aunque gacetillas de aquel entonces fecharon un día antes el evento. El terremoto ocurrió a 23 kilómetros al Sureste de San Marcos, Guerrero. Sin embargo, los habitantes de Acapulco fueron algunos de los más afectados, por ser la población más cercana al movimiento.

En el puerto, los habitantes no sólo padecieron los efectos del sismo, sino también los de un tsunami, que sucedió después del terremoto.

El terremoto del 7 de septiembre de este año magnitud 7,1, tuvo su epicentro a 14 kilómetros al sur de Acapulco, hasta las 11:00 horas del 9 septiembre, se registraron 410 réplicas del sismo de magnitud 7.1 ocurrido en Guerrero el 7 septiembre, la más grande de magnitud 5.2. Informó Protección Civil Guerrero.

A mediodía del 8 de septiembre Héctor Astudillo Flores, gobernador de la entidad dijo que, hasta ese momento solo se tenía el registro de una persona muerta y daños materiales menores.

“El sismo fue fuerte y no hay que subestimarlo. El sismo no se puede predecir como la lluvia. Vivimos en una zona con alta posibilidad de sismos y lo que pasó ayer fue fuerte, pudo haber tenido consecuencias mayores”, alertó el mandatario. De acuerdo con reportes de la Secretaría de Marina, el mar no ha sufrido ninguna alteración en sus niveles, en referencia a versiones en las redes sociales de que “podría haber alguna afectación”.

Agregó que la CFE le informó que ya se restableció la red en un 95 por ciento en todo el estado y que sólo hay afectaciones de Río Papagayo, Acapulco, a Cruz Grande.

Informó que el Aeropuerto de Acapulco estuvo sin operar mediodía en la parte comercial, y que así va a continuar en el transcurso del día. Para esa hora ya se había restableció la vialidad en el Maxitúnel y el Macrotúnel de Acapulco, pues se estaba haciendo una revisión de sus estructuras. En la avenida Escénica, se registraron derrumbes en cuatro lugares y uno más en La Cima.

En la Autopista del Sol hubo un derrumbe cerca del puente Río Papagayo, en Tierra Colorada, hubo el derrumbe de una gran cantidad de piedras en algunos tramos. Se reportó un derrumbe en la carretera federal, cerca de Agua de Obispo. Durante mediodía Acapulco estuvo cerrado.

Pasado el mediodía del 9 de septiembre, las autoridades de los tres órdenes de gobierno, no habían llegado a atender a las familias que habitan en la zona periférica de Acapulco y que fueron afectadas por el terremoto.

Personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y transportistas que ofrecen el servicio a estas colonias, se avocaron a abrir brechas para realizar la valoración de la afectación del servicio de luz y por otro lado, tratar de restablecer de manera parcial el transporte que en algunos puntos, es de transborde.

Comunidades del Acapulco rural todavía se encontraban incomunicadas y con gran afectación pues las casas son de adobe y los niveles de pobreza y marginación son elevados. En esta zona no hay elementos de seguridad pública de ningún nivel de gobierno, tampoco ha llegado el Ejército Mexicano ni Guardia Nacional.

 

El terremoto que aún no llega

La “Brecha de Guerrero”, se ubica en el Océano Pacífico mexicano y abarca una extensión de 230 kilómetros desde el sur de Acapulco hasta Papanoa. Ha presentado un gran “silencio sísmico” desde hace poco más de cien años. La zona acumula mucha energía y si se llega a liberar podría detonar un sismo de magnitud superior a los 9 grados.

Dicha área se ubica una zona de subducción está entre la Placa de Cocos y la Placa Norteamericana, donde la primera se introduce por debajo de la segunda. Desde 1911, en esta región no ha presentado una actividad sísmica mayor de 7 grados, por eso se considera una zona donde podría ocurrir un sismo de consecuencias considerables.

“La Placa de Cocos penetra a la Placa Norteamericana, son trayectorias casi encontradas, en esa lucha, la de Cocos penetra por debajo de la Norteamericana, pero no se destruye inmediatamente, sigue su curso y entonces empieza a bajar por la corteza y finalmente penetra el Manto que es otra capa más profunda de la Tierra son como mil 700 kilómetros del límite entre la placa de Cocos y la Norteamericana.

La falta de movimiento podría deberse a que no se ha acumulado la suficiente energía en la zona, ya que las placas se han movido lento. Y esa posibilidad es la que ahora generó angustia y miedo entre los habitantes del puerto.