Atender a las mujeres que viven violencia y propiciar un cambio cultural basado en el respeto y la igualdad entre mujeres y hombres es el objetivo de la Estrategia para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, Niñas y Adolescentes de la Montaña y Costa Chica.

El 10 de noviembre se efectuó la firma de dicha estrategia que involucra al gobierno del estado, instituciones federales, de derechos humanos, ONU Mujeres México y los poderes judicial, legislativo y gobiernos municipales.

Evelyn Salgado Pineda, gobernadora de Guerrero enfatizó que para lograr garantizar los derechos de todas las mujeres en el estado se requiere de una perspectiva integral para que las acciones y programas implementados en la entidad logren los resultados deseados, manteniendo una absoluta coordinación con el gobierno federal y las autoridades municipales.

“Nuestro compromiso es con todas, juntas vamos a erradicar todas las violencias y convertiremos a Guerrero en un santuario para nuestras niñas, para nuestras mujeres”, reiteró, al tiempo que reconoció que aún faltan muchas cosas que hacer y hay retos difíciles enfrente para poder establecer la equidad e igualdad deseada entre hombres y mujeres.

Además, se incluye la firma de convenios de colaboración con los 9 ayuntamientos con Alerta de Violencia de Género para las Mujeres (AVGM), con “disposición de algunos recursos”, para cumplir las acciones pendientes y se elaborarán diagnósticos municipales que indiquen con claridad los niveles de violencia y las formas en las que se expresan.

Para ello se capacitará a los ayuntamientos, hacer diagnósticos locales y cumplir las acciones mandatadas en la primera Alerta de Violencia de Género que se declaró en la entidad desde 2017.

El pasado 24 de octubre, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo en conferencia de prensa que “lo de la trata y la prostitución infantil no es la generalidad de lo que sucede en las comunidades, como a veces se presenta en los medios de información: ‘En la montaña de Guerrero se venden a las niñas’. No. Puede ser la excepción, pero no la regla. Porque hay muchos valores en los pueblos”.

Es conveniente precisar que precisar que “la dote” es un ritual matrimonial de reciprocidad que se ejerce en varias comunidades indígenas de México, que es nombrada también como una práctica de usos y costumbres, pero esto es muy diferente a la venta y la prostitución de niñas entregadas para contraer matrimonios con hombres que les duplican o triplican la edad como está ocurriendo en algunas comunidades indígenas de la entidad.

Es inocultable la violencia desplegada contra las mujeres indígenas fuera y dentro de sus comunidades. La existencia de la venta de mujeres y niñas se realiza en los municipios de Metlatónoc, Cochoapa el Grande, Xochistlahuaca, Igualapa, Tlacoachistlahuaca y Malinaltepec.

Las “operaciones” se realizan a un precio que va desde los 40 mil a los 180 mil pesos, cuando algún hombre quiere casarse con ellas. El “precio” depende de la edad, las habilidades para las labores del hogar que tengan y, como era de esperar, su belleza. Entre más jóvenes, más caras, aunque quien decide cuánto cobrar por ellas es su propia familia.

Desde 2016, las comunidades Yuvinani y Valle de Durazno, habían acordado prohibir la venta de mujeres, pero el único cambio fue que las familias aceptaron cobrar menos por sus hijas -entre 30 y 50 mil pesos-, porque los hombres manifestaron su preocupación ante la falta de recursos para poder unirse con ellas. Ni acuerdos ni leyes han sido suficientes para frenar esta situación de violencia en que viven las mujeres indígenas.

Guerrero es el lugar con más venta de niñas, según la Asociación Española de Mujeres Profesionales de los Medios de Comunicación: en cuanto las niñas cumplen alrededor de 12 años, son compradas por personas que las pueden convertir en esposas, utilizarlas como esclavas para la casa o para el campo. A la fecha no se sabe cuántas niñas han sido vendidas, esto debido a la discrecionalidad de la práctica, sin embargo, se estima que son alrededor de 300 mil niñas.

Más de tres mil niñas y adolescentes guerrerenses de entre 9 y 17 años parieron el año pasado, algunas de ellas dentro de estos matrimonios arreglados, según cifras oficiales.

Guerrero ocupa el primer lugar en presuntas víctimas mujeres del delito de “tráfico de menores” según datos del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública. Pero no es la única forma de violencia que se vive en la entidad. Desde 2017, la Secretaría de Gobernación declaró la Alerta de Violencia de Género en la entidad, para ocho municipios: Acapulco, Ayutla de los Libres, Chilpancingo, Coyuca de Catalán, Iguala, José Azueta (Zihuatanejo), Ometepec y Tlapa.

En ese entonces se contabilizaron 2 mil 774 mujeres víctimas de feminicidio en el estado y donde señalaron los municipios con mayor número de casos de feminicidio: Acapulco, con 580; Chilpancingo (capital de la entidad), con 77; Iguala, 69; José Azueta, 47; Ometepec, 32; Coyuca, 28; Ayutla de los Libres, 17, y Tlapa, con 29.

Además, en la región de La Montaña, se ha ido creando una red delincuencial que está permeando a ciertos sectores de la población, como a los taxistas, a los que tienen cantinas, a quienes están metidos en el transporte público. Las zonas de siembra de amapola se han expandido en Cochoapa, Acatepec, Alcozauca, Atlixtac, Metlatónoc y Zapotitlán, mientras que la explotación del bosque y la tala ilegal ha cobrado fuerza en Iliatenco, Cochoapa, Metlatónoc y Zapotitlán.

La Montaña ha vivido históricamente una tensión entre la insurgencia y la represión del Estado, a la que ahora se añade el acecho del crimen organizado, derivada de una larga pugna entre los grupos criminales de Los Rojos y Los Ardillos.

La violencia no solo se concentra en la región de La Montaña, se extiende por todo el territorio guerrerense.