Si el río suena es porque lleva agua, esta frase refleja lo que está sucediendo con el Banco de México, nuestro banco central. Ayer por iniciativas de reformas, hoy por la gubernatura de la Institución, mañana por el mandato dual, ¿qué más seguirá? Lo que está en juego no es menor, es el respeto a la autonomía del órgano responsable de la política monetaria y el principal guardián de la estabilidad económica.

La reacción en los mercados no se hizo esperar. El 26 de noviembre el tipo de cambio (FIX, para solventar obligaciones) superó los 21.8 pesos por dólar, nivel no visto desde octubre de 2020; y los comportamientos del índice de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) y el de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cayeron -0.47 por ciento y -0.55 por ciento, respectivamente. La razón: las decisiones del Ejecutivo sobre la postulación a la Gubernatura del Banco de México, ¿por qué es tan importante?

Si bien el Gobernador es un voto más en la Junta de Gobierno en decisiones de política monetaria, sí cuenta con atribuciones indispensables para la administración del Banco, por lo que su figura es toral. Es por ello que su designación, requisitos y facultades fueron diseñados para enviar el mensaje de credibilidad a los mercados.

Un Banco cuyo principal activo es la credibilidad, al ser autoridad monetaria y tener por mandato constitucional el mantener una inflación baja y estable, sus decisiones incluyen en los mercados y en los agentes económicos sobre sus decisiones presentes y futuras. Su integridad y credibilidad avalan las expectativas de los mercados. Un Banco sin credibilidad distorsiona los precios de la economía afectando las decisiones de hogares, empresas y gobiernos e impactando en el bolsillo de quienes menos tienen por los efectos de la inflación.

 

También te puede interesar leer

COP26: Momentos decisivos previos a cambios irreversibles

 

Lo que ha ocurrido en los últimos días presume lo opuesto a señales que den confianza por las formas y por el fondo. En principio el timming, el actual Gobernador concluye mandato al cierre de 2021; sin embargo, con considerable antelación, desde julio el Ejecutivo anticipó no renovarle en el cargo y de nominar, sujeto a aprobación del Congreso, a otro candidato. Ahora, muy tarde en los tiempos, el Ejecutivo modificó su postulación dejándole poco tiempo al Congreso para su aprobación, misma que anticipamos sea sin cambios y en fast track.

La forma que es fondo: el cumplimiento de los requisitos para ser miembro de la Junta de Gobierno. El artículo 39 de la Ley del Banco de México, señala que deben ser mexicanos por nacimiento, cumplir con la edad, gozar de reconocida competencia en materia monetaria, así como haber ocupado por lo menos durante cinco años, cargos de alto nivel en el sistema financiero mexicano, entre otros.

El fondo poco valorado: el actual Gobernador y sus dos antecesores coincidieron en fungir como economista en jefe del Banco de México. Aunque no es requisito, la gubernatura del Banxico recayó en funcionarios con experiencia previa en el Banco, en el menor de los casos de siete años. La Institución, reconocida por su alto nivel técnico y académico, no se presta para “ir a aprender”, sino que es una alta responsabilidad que requiere de conocimiento y experiencia.

El mensaje de esta postulación no es un evento aislado que atenta la autonomía del Banco, se suman denostaciones, reproches e iniciativas de reforma. Ejemplos son la iniciativa de reforma a la Ley, en diciembre de 2020, sobre su intervención en el flujo de dólares en efectivo; la insistencia en el mandato dual constitucional, el uso de las reservas internacionales y más recientemente, el uso para el pago de deuda pública con los Derechos Especiales de Giro.

El escenario perverso del Banco de México ofrece un panorama que, además de atentar contra su autonomía, distorsiona los mercados al grado de agravar la salida de capitales extranjeros en inversión de cartera, propiciar mayor volatilidad y depreciación cambiaria que no sea reversible aun con el volumen de comercio exterior, la inversión extranjera directa o las famosas remeses y en consecuencia, entrar en un ciclo alcista en el nivel de precios motivado más por la debilidad institucional en el anclaje de las expectativas inflacionarias.

El marco regulatorio, las autoridades, los frentes político, académico, empresarial y social, todos debemos defender a nuestras instituciones, al Banco de México porque hacerlo es defender nuestra estabilidad económica, de lo contrario corremos el riesgo de olvidar las lecciones aprendidas y perder la estabilidad que hemos disfrutado en los últimos 25 años.

El autor es presidente de Consultores Internacionales, S.C.®