Una cuestión central para realizar un cambio en el país, es la libertad sindical. Sin ella no podrán realizarse políticas para un sector fundamental de la sociedad: los trabajadores.

Sin libertad sindical los trabajadores seguirán siendo rehenes de los aparatos de control.

Los sindicatos charros mantendrán su camisa de fuerza sobre los asalariados en la medida que sigan teniendo la titularidad de los contratos colectivos. Si se mantienen las titularidades para  uno solo sindicato en la empresa o la rama industrial, cuando se trate de trabajadores de los sectores industriales o grandes empresas de energía o comunicaciones, pero también en el caso de los trabajadores al servicio del Estado -absurdamente  ubicados en el Apartado B del artículo 123  constitucional- o los del sector terciario ubicados en el comercio, la banca y toda las nuevas empresas pequeñas y grandes del mundo nuevo gestado por los cambios tecnológicos; con sindicatos titulares de los contratos colectivos es imposible la libertad sindical.

Hace muchos años vengo luchando por la libertad sindical.

Me percaté de la aberración del monopolio de la titularidad de los contratos colectivos desde 1980 cuando incorrectamente peleábamos la titularidad del Contrato Colectivo de la UNAM. No pudimos derrotar el control corporativo de la Secretaría de Salud que se ejerció contra los médicos que daban alguna clase en los hospitales como profesores de asignatura de la UNAM, fueron obligados a votar por las AAPAUNAM Asociación de Asociaciones del Personal Académico de la UNAM, derrotaron al STUNAM en 1980 y desde entonces, las AAPAUNAM tienen la titularidad del Contrato Colectivo de la UNAM.

Es un ejemplo de la combinación de control corporativo y de la perniciosa figura de la titularidad.

Los médicos que trabajan en el ISSSTE, la SSA o el IMSS dan alguna clase en los hospitales y por lo tanto son profesores de asignatura de la UNAM, en 1980 los jefes del ISSSTE, la SSA y el IMSS los obligaron a votar por las AAPAUNAM o los despedían de sus plazas en esas instituciones.

Mediante ese control corporativo ganó el Sindicato Blanco la Titularidad del Contrato Colectivo de los Académicos de la UNAM

Las AAPAUNAM son un sindicato blanco es decir patronal, distinto a los sindicatos charros en un matiz importante, dado que los blancos son creados y protegidos directamente por los patrones y los charros son una estructura de control del Estado, ambas formas son nefastas y peor aún los son los sindicatos de protección.

Los sindicatos de protección tienen un alto porcentaje de la titularidad de los Contratos Colectivos del país.

Conviene ilustrar un poco como operan esos sindicatos de protección.

Pongamos el caso de una empresa automotriz que instalará una de sus armadoras en algún estado de la república. Pues bien, antes incluso de que la planta esté terminada, la empresa firma un contrato colectivo con el sindicato de protección, de manera que los trabajadores que quieran trabajar en esa planta deben “afiliarse” al sindicato de protección para poder tener empleo. Ni siquiera conocen a sus supuestos líderes menos aún a su contrato colectivo.

Es una suplantación total de los trabajadores.

Los tres tipos de sindicalismo existentes en México: los charros, los blancos y los de protección han maniatado a los trabajadores.

Ese control sobre los trabajadores ha creado un mercado laboral con bajos salarios y pésimas condiciones laborales.

A pesar de los incrementos a los salarios mínimos -exigidos por Canadá y los Estados Unidos para firmar el TEMEC- siguen vigentes los topes salariales para los contratos colectivos. Durante este gobierno oscilan entre el 4.3 y 4.5 % ni siquiera corresponden a los índices de inflación o en el caso presente están a casi la mitad de la inflación.

En una palabra, los salarios contractuales han perdido hasta la mitad de su capacidad de compra.

Después de las elecciones de 1988 participé en reuniones para diseñar lo que vendría después del fraude, finalmente se impuso la idea de crear el PRD, mi propuesta era crear el Movimiento Democrático Libertario.

Sus tesis básicas serían:

1. La Lucha por construir una Nueva República Democrática y Libertaria en donde se desarrollará una sociedad basada en la igualdad y la justicia social, junto con una mayor racionalización de la relación del hombre con la naturaleza y el fortalecimiento de las diversas culturas y etnias nacionales.

“2. La Nueva República se fincaría en un sistema político en donde la sociedad civil, la gente y sus organizaciones naturales tuvieran un peso creciente y se fueran reduciendo las que actualmente tiene el Estado.

“3. Se propiciaría la transformación del sistema político sustentado por el presidencialismo para ser sustituido por un régimen parlamentario.

“Las leyes que dan origen a la estructura corporativa serían derogadas.

“6. Se promovería la legislación laboral que garantizara la más amplia libertad sindical, tanto para los trabajadores como para los patrones”.

No hay que olvidar que estas propuestas fueron planteadas hace 33 años.

No desconozco que el punto 6 de esas propuestas está considerado en la reforma laboral que aprobó la Cámara de Diputados surgida de la iniciativa presentada por Luisa María Alcalde Luján.

Considero que debe ser apoyada esta reforma laboral, para que avance lo más posible y se pueda evitar una operación gatopardista que instale un neocharrismo bajo el control de Napoleón Gómez, el grupo de Haces y otros semejantes como los charros del Sindicato Petrolero o los neocharros del Sindicato de Telefonistas.

No soy ingenuo.  Las reformas de Luisa María Alcalde son importantes pero insuficientes.

Es un avance que se establezca por ley la elección por voto universal secreto y directo de los dirigentes sindicales, pero sin control autónomo de esos procesos, todo puede quedar en atole con el dedo, como acaba de ocurrir en el Sindicato Petrolero, donde en los hechos no hubo elecciones, dado que en la mayoría de las secciones se registraron planillas únicas

Nunca es tarde para recuperar las propuestas radicales, que iban a la raíz.

Eso implica recuperar la visión de la Libertad Sindical en su sentido profundo y amplio.

Libertad Sindical implica la libertad de los trabajadores de pertenecer a no pertenecer a un sindicato, es también la posibilidad de que dentro de una empresa o sector haya varios sindicatos –lo que se puede interpretar en el marco de la ley del trabajo impulsada por Alcalde— pero esa libertad queda anulada al haber titularidad de un solo sindicato del contrato colectivo.

La libertad sindical implica que no haya titularidad de los contratos colectivos y la gestión del contrato debe estar en manos de los trabajadores que pertenezcan a cualquier sindicato o no pertenezcan a ninguno, mediante la elección de Consejos que administren los contratos colectivos de trabajo.

También la libertad sindical significa poner fin a la siniestra disposición que les confiere la ley a los secretarios del Trabajo para “tomar nota de las direcciones sindicales”

La Toma de Nota es una intromisión inadmisible en la vida de los sindicatos que anula su autonomía y por lo tanto su autenticidad.

El movimiento obrero y el movimiento sindical, que no es lo mismo, tienen décadas secuestrados por los sindicatos charros, blancos y de protección, sin negar los pequeños avances de la legislación actual, hoy se requiere un nuevo impulso a la libertad sindical.

Sin libertad sindical, no hay verdadera transición democrática.