n medio de la guerra entre los poderosos a nivel nacional e internacional, el recurso de la mentira es utilizado por los bandos en disputa. La tristemente célebre frase de Joseph Goebbels una mentira repetida mil veces se vuelve verdad, parece ser el criterio que usan día con día los poderosos.

En nuestro caso esa política se resume en la palabra presidencial: yo tengo otros datos.

La invasión de las tropas rusas a Ucrania bajo el mando de Putin, llega a extremos de prohibir noticias que la consideren como tal y mucho menos como guerra. Los medios masivos prensa, radio, televisión divulgan solamente propaganda a favor de Putin. Por ello es muy importante lo que hizo la editora rusa Marina Ovsyannikova, quien se coló el lunes 14 de marzo en el set durante la transmisión de uno de los pogramas de televisión más populares de su país con un cartel contra la invasión de Ucrania.

Ovsyannikova se hizo conocida a nivel internacional cuando se paró frente a las cámaras con el cartel que decía “No a la guerra, paren la guerra, no crean en la propaganda, les están mintiendo” durante el programa de noticias Vremya (Tiempo) del Canal 1. Su gesto valiente pone en evidencia a Putin como un tirano que teme a la verdad, teme que la gente en Rusia le de la espalda y exija con mayor fuerza poner fin a esa invasión. Putin teme que la prolongación de la guerra se convierta en una rebelión como la de Vietnam contra los Estados Unidos, la resistencia contra la URSS en Afganistán y luego contra los gringos o como ocurrió en Irak contra los invasores estadounidenses y la terrible guerra en Siria . Como en esos casos, la presión desde dentro de la potencia invasora puede obligar a salir de Ucrania a las tropas de Putin. No debemos descartar un escenario donde la inmensa mayoría de la sociedad en Rusia derrote las demenciales aspiraciones zaristas de Putin.

La verdad es fundamental para evitar el uso faccioso de las leyes y de las estructuras policiacas y jurídicas. Por ello es muy valiosa la denuncia de Jorge Meléndez ante el caso que involucra al fiscal general Alejandro Gertz Manero en contra de Alejandra Cuevas Morán y Laura Morán. Nos dice:

“Por un solo voto no saldrá libre, Alejandra Cuevas Morán (69 años y más de siete meses en Santa Martha Acatitla) y continuará el juicio contra Laura Morán (94 años), debido al proceso que instauró contra ellas por la muerte de Federico Gertz Manero, ¡el Fiscal General de la República!, Alejandro de los mismos apellidos…

“…Gertz ganó un nuevo round en esta desigual e inequitativa pelea, ya que él litiga siendo un funcionario de altísimo nivel…”

“…La resolución del ministro, Alberto Pérez Dayán, planteaba claramente que era momento de poner fin a esta condena irracional, ya que no había elementos para procesarlas (a las dos mencionadas), pero algunos miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no lo consideraron así…”

“…No importó, en este caso, la filtrada conversación de Gertz con su brazo derecho en la Fiscalía, Juan Ramos, donde Alejandro aseguraba que conocía la sentencia pero que contaba con el apoyo de otros ministros a su favor.”

Además de los temas aludidos, en México estamos ante una sistemática política que desvirtúa la verdad con falsedades.

La obsesiva pasión por el poder del presidente impuso la realización de la llamada consulta de revocación, este mecanismo de democracia directa va rumbo a consumar una farsa, dado que los mismos términos de la pregunta son muy confusos y más bien inducen a la ratificación de AMLO en la presidencia. La revocación no ha sido propuesta por ninguno de sus opositores. Seguramente la participación será muy por debajo del 40 por ciento para ser vinculatoria y los que acudan votarán aplastantemente por ratificar a AMLO. No existe ninguna necesidad de poner en funcionamiento un mecanismo tan costoso para satisfacer el ego del presidente. Pero esta consulta amañada producirá un gran desprestigio para el mecanismo de democracia directa. Considero necesario dar la espalda a esa farsa y no acudir el 10 de abril a las urnas.

Tanto en el caso de Gertz, como en el de la consulta, el presidente se ha valido de su inmenso poder para someter a los más altos tribunales de justicia, imponiendo una mayoría de ministros en la Suprema Corte y recurriendo a su mayoría en la Cámara de Diputados, sumando a los priistas para permitir en la práctica la realización de propaganda a su favor en la consulta.

Muchos temas de la vida pública nacional están contaminados por la confrontación de propaganda de los bandos de poderosos. Obviamente el bando gubernamental lleva la ventaja, no solamente por su creciente control de casi todas las estructuras del Estado sino por estar al servicio de los mayores oligarcas del país.

Sin embargo, sería contribuir a la política basada en las mentiras, no registrar que en el bando opuesto al gobierno están presentes también grupos muy poderosos.

En ese ambiente de lucha entre los poderosos, es casi nula la presencia de los sectores sociales, étnicos y culturales excluidos.

La gran lucha por dotar a los olvidados, a los condenados de la tierra de un camino propio, de una voz autónoma, tiene como recurso el uso de la verdad.

La verdad por encima de los dogmas. La verdad como instrumento para desbaratar la demagogia del gobierno y también para establecer la diversidad como expresión real de los opositores que tienen intereses diferentes entre si. No pueden ponerse en la misma buchaca los intereses y objetivos de muchos de los opositores que sufren los embates del gobierno, pero tienen recursos económicos y políticos muy poderosos, sin establecer la diferencia con la oposición de los que no tienen más fuerza que la verdad. No es ninguna desgracia que haya diversidad en las oposiciones. Ello no impide que puedan construirse metas comunes en esta fase de lucha contra la demagogia, la militarización y la corrupción orientadas a restaurar el autoritarismo.

El desafío para todos los que buscamos impedir la instalación de una tiranía, consiste en trazar una ruta que una a los más diversos sectores de la sociedad, en contra de esa tendencia gubernamental hacia el abismo.

Impedir con la defensa de las libertades que se instale un régimen similar al de Maduro en Venezuela o el de Putin en Rusia.

En esa perspectiva la verdad tiene un valor revolucionario, en el sentido amplio del término, para revolucionar una realidad en proceso de descomposición y decadencia.

La verdad es revolucionaria en un momento de putrefacción de las normas de convivencia democrática y de una presidencia facciosa que actúa cotidianamente mintiendo.