La invasión de Rusia a Ucrania es indefendible. En el fondo toda guerra es inaceptable. No tiene sentido aludir a otras guerras actuales y pasadas para justificar la invasión de Ucrania, por el ejército ruso bajo las órdenes de Vladimir Putin. Todas deben terminar sin excepción.
Comparto la postura de los trotskistas:
“La situación internacional hace más vigente la posición leninista de “dar la vuelta a las armas”, en el sentido de explicar que el conflicto es un conflicto imperialista, no un mal comportamiento por parte de los beligerantes. El sentido común y la diplomacia pueden prevenir que suceda una guerra entre la OTAN y Rusia por Ucrania esta vez, pero las confrontaciones interimperialistas de este tipo ocurrirán una y otra vez hasta que la clase obrera acabe con el imperialismo y su base capitalista”.
Aunque Putin no hubiese afirmado que el creador de Ucrania es Lenin, por su política relacionada con la Autonomía de las naciones que integraban la Unión Soviética, sus pretensiones imperiales de nuevo zar no pueden ser justificadas por los grupos socialistas.
Cuando Lenin llamó a los soldados rusos a “voltear las armas” contra el ejército zarista y rechazó la guerra interimperislista del zarismo contra Alemania, puso las bases de su derrota y de la victoria de los trabajadores. También concuerdo con los puntos 1 y el 2 de la declaración de los trotskistas:
- Una posición antiimperialista sobre la guerra comienza con el conmovedor llamado a la acción de Karl Liebknecht: “Ni un centavo, ni una persona para la guerra imperialista. El principal enemigo está en casa”.
- Los Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y las otras grandes potencias de la OTAN son imperialistas, al igual que Rusia. La confrontación de las grandes potencias sobre Ucrania es imperialista por todos lados.
Es muy útil tener presente los antecedentes más cercanos del actual conflicto, como lo recuerdan los troskistas: “Las fuerzas de atracción de Europa Occidental y Rusia, profundizaron las viejas divisiones en la misma Ucrania y condujeron a las protestas del Euromaidán de 2013-14. Las protestas fueron en parte un levantamiento popular contra la pobreza, la desigualdad y la corrupción, en parte una disputa entre oligarcas, en parte un intento de los fascistas de fortalecer el nacionalismo ucraniano y en parte un enfrentamiento entre quienes favorecen que Ucrania se oriente al este o al oeste”
Fueron esas protestas de cientos de miles valientes ucranianos, sobre todo jóvenes estudiantes, trabajadores, mujeres que narra magistralmente el documental “Invierno en llamas” (Winter on fire), que se puede ver en Netflix, durante más de 90 días resintieron el salvajismo de la policía y del ejército ucraniano, bajo las órdenes del presidente pro ruso Viktor Yanukovych.
Las escenas son impresionantes. Los manifestantes apaleados, golpeados, reprimidos con gases de todo tipo y con balas de metralla no huyeron. Hubo casi 100 muertos. Esa lucha conocida como la resistencia de la Plaza Maidan consiguió en 2014 la caída de Viktor Yanukovych.
En marzo de 2014 Rusia se anexó Crimea, tras un referéndum en el que la población predominantemente rusa de la zona, trasladada a Ucrania en 1954, votó a favor de reincorporarse a Rusia.
No se necesita ser “experto” en Ucrania, Rusia y Europa del Este o de Asia Central para tener una posición ante la invasión rusa de Ucrania. Se requiere tener una postura contra las guerras, que son todas, por definición, producto del enfrentamiento entre oligarcas y contra sus respectivos pueblos.
Ucrania, como todos los países vecinos de grandes potencias o de Imperios, ha sido víctima de las ambiciones expansionistas del Imperio Zarista y ahora de las del oligarca ruso Putin formado en la KGB, policía política del estalinismo de la URSS-
El “argumento” de que Rusia se defiende ante la amenaza de la OTAN, es aceptar la división del mundo en bloques imperiales y considerar a sus vecinos como patios traseros de la potencia geográfica, con ese criterio México debe estar siempre alineado a los Estados Unidos y si fuese invadido sería justificado por esa “teoría”.
La valentía del pueblo ucraniano está echando abajo la estrategia rusa que consideraba la caída de Kiev en muy pocas horas. Ciertamente el ejército ucraniano no es ninguna garantía pacifista por su salvajismo mostrado en la represión de 2013-14. Por eso en el caso de la presente invasión será definitiva la resistencia popular. Reducir esa rebeldía a los grupos pro nazis es una grosería contra el pueblo ucraniano y contra los movimientos que han resistido a las oligarquías y sus estados en diversas épocas y países.
La existencia de grupos pro nazis en Ucrania no justifica de ninguna manera la invasión de Putin. En Rusia hay muchos grupos semejantes como el llamado Partido Nacional Bolchevique, Putin mismo es jefe de un partido y una coalición muy derechista y anticomunista.
No hay que descartar que las movilizaciones dentro de Rusia, como ya ocurrieron en San Petersburgo, Moscú y otras partes sigan creciendo y sean el factor que incline la balanza contra la guerra, como ocurrió en contra de la Guerra de Vietnam. Desde dentro de Rusia es donde se puede voltear el rumbo para derrotar a Putin y su imperial invasión. Las resistencias populares en el caso de la invasión soviética a Afganistán y en la invasión de Estados Unidos a ese mismo país, así como en Irak contra los invasores, fueron decisivas para derrotarlos.
Ucrania ha sufrido mucho a lo largo de su historia, los judíos ucranianos fueron víctimas de un genocidio. La primera y mejor documentada de las matanzas ocurrió entre el 29 y el 30 de septiembre de 1941, cuando 33,771 judíos fueron asesinados en una sola operación, en total durante la ocupación nazi murieron ejecutados entre 100,000 y 150, 000 en Babi Yar. Entre las víctimas, además de judíos, hubo prisioneros de guerra soviéticos, partisanos, gitanos y comunistas. Ahora los rusos han vuelto a bombardear Babin Yar, como se dice en ucraniano.
Reproduzco aquí parte del poema Babi Yar de Evgueni Yevtushenko, porque es un apasionado alegato contra el uso y abuso del “espíritu gran ruso” en este caso contra los judíos.
No hay ningún monumento en Babi Yar Sólo una roca escarpada, como una tosca lápida. Tengo miedo. Hoy me siento tan anciano Como el pueblo judío entero. Me veo como un anciano Israelita Que ambula por los caminos del antiguo Egipto. Y aquí sobre la cruz, sucumbo torturado Y hasta ahora llevo las marcas de los clavos. Los Filisteos me traicionaron y juzgaron. Parezco Dreyfus. Estoy encerrado en una jaula. Rodeado y atrapado, Las remilgadas niñas en sus encajes Me persiguen, me escupen, me difaman. Chillan, mientras me pinchan con sus sombrillas en la cara. Me veo como un niño en Bialystok. La sangre se desparrama y corre por el suelo. Los dueños de bares y cantinas expresan su furia sin freno Y el olor a vodka y cebollas todo lo impregna. Soy empujado por una bota y no me queda fuerza, Ruego en vano al populacho del pogrom, Mientras que con el grito “Maten a los judíos y salven a nuestra Rusia”, A mi madre la golpea un funcionario. Oh Rusia de mi corazón, yo sé Que tú eres internacional por naturaleza. Pero muchas veces aquéllos que están inmersos en la mugre Abusaron de tu nombre puro en nombre del odio. Conozco la gentileza de mi patria.