Aún cuando los indicadores de seguridad, señalan un descenso en la desaparición de mujeres y la violencia de género, las estadísticas muestran un incremento, al menos en la desaparición de mujeres a pesar de la manifiesta voluntad de las autoridades gubernamentales y de los mecanismos legales, para ofrecer garantías de seguridad a las féminas. Los datos indican que de enero a abril de este año desaparecieron 60 niñas y mujeres.

En Guerrero la entidad tiene vigentes dos Alertas por Violencia de Género (AVG), la primera que se emitió en 2017, pero las autoridades de la Secretaría de Salud, Secretaria de la Mujer y la Fiscalía General del Estado no han cubierto ni la mitad de las recomendaciones.

La Secretaría de Salud estatal sigue sin garantizar los procedimientos a la interrupción del embarazo como lo indica la NOM 046. Además de que, en el caso de la Secretaría de la Mujer, a la fecha no ha emitido el Plan Estatal para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra las Mujeres.

De los 8 municipios con Alerta de Género, solo tres han instalado módulos integrales de atención para las mujeres: Zihuatanejo, Chilpancingo y Ayutla.

Los municipios donde aún no se han instalado son Coyuca de Catalán, Iguala, José Azueta, Ometepec y Tlapa y Acapulco, el cual en 2021 fue considerado el más peligroso para las mujeres.

Además, del 2016 al 2019 existieron 643 denuncias presentadas por el delito de violación sexual, por su parte el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró de enero de 2019 a noviembre del 2021, 2 mil 204 denuncias por delitos sexuales, de los cuales, mil 047 casos fueron violaciones sexuales, lo que representa un 47 por ciento del total de los delitos sexuales denunciados en la entidad.

Integrantes del Frente Amplio Feminista de Guerrero señalaron: “A este gobierno que está alineado con la Presidencia de la República no le interesan las mujeres, a este gobierno no le interesa disminuir la violencia contra las mujeres y eso es un claro ejemplo del desmantelamiento que hemos visto en estos meses”.

La organización reprochó que, en la Fiscalía del Estado, los asesinatos de mujeres no se investiguen con perspectiva de género y no se tipifiquen como feminicidio. En el caso de las muertes violentas de niñas y adolescentes resaltó que además de infanticidios estos deben investigarse como feminicidios infantiles como establece la ONU Mujeres y exigieron a los gobiernos de Evelyn Salgado Pineda y Abelina López Rodríguez mejorar los protocolos de seguridad para las mujeres.

Al igual que en ocurrió en otras entidades del país, el 24 de abril el caso de la desaparición y muerte de Debanhi Susana Escobar, generó la movilización de diversos grupos feminista en las ciudades de Acapulco, Chilpancingo, Taxco y Tlapa en contra de las desapariciones y muertes de mujeres en el país y demandando respuestas eficaces para frenar la crisis de inseguridad que padecen las guerrerenses.

Exigieron justicia en los casos ocurridos en la entidad como el de Lorena Elvira Rodríguez Nazario desaparecida hace un año y siete meses en el municipio Cuajinicuilapa y de Frida Alondra también originaria del mismo municipio y de Adelina de la Cruz Nava muerta una semana después de que fue encontrada en la carretera federal con heridas de bala.

Desapariciones y homicidio de mujeres en la entidad tiene un origen multicausal donde no solo la reducción del fenómeno no solo exige adecuaciones al marco legal sino también transformaciones en la procuración de la justicia y la cultura en cuanto a las relaciones hombre-mujer.

Existe una proporción de casos en los cuales incide el factor de la delincuencia organizada pues no solo se les utiliza como medio de transporte de droga sino también objetos de venganza o de disputa entre integrantes de las bandas delictivas o bien de tráfico de personas.

Los datos disponibles en la instancia procuradora de justicia son insuficientes para poder determinar las proporciones y diferencias entre uno y otro caso, pero en algunas carpetas de investigación se asientan datos que permiten intuir la presencia de dichos factores.

La impunidad, la falta de procuración de justicia y la discriminación constituyen otros de los factores que obstaculizan el tener un diagnóstico adecuado de los motivos de violencia de género.

El aspecto cultural también incide en la presencia del fenómeno en cuestión. En el caso de Guerrero una es la forma de relación y los roles tradicionales hombre-mujer en la ciudad y otra en las comunidades indígenas o campesinas.

Algo que muchas feministas se niegan a aceptar es la relación hombre mujer en algunas comunidades de Costa Chica donde impera el matriarcado y donde la violencia de género es a la inversa y con la misma saña. Desde luego, proporcionalmente resultan casos muy reducidos.

Toda relación económica es una fuente de poder y en este caso en la medida en que las mujeres están subordinadas a los ingresos del masculino, pierde autoridad, independencia y capacidad de decisión. En la medida en que se amplía la presencia laboral y de liderazgo político para ellas, la competitividad se agudiza y también constituye un factor que se expresa de manera violenta.

La violencia contra las mujeres en esta entidad es un hecho constante y creciente. Los diferentes tipos de violencias contra las mujeres siguen manifestándose con mucho mayor saña, principalmente, la violencia feminicida, la cual se ha venido incrementa a la par en que se ha logrado el reconocimiento de la paridad política constitucional y las mujeres ejercen mayores espacios de poder.