Las finanzas públicas, particularmente las compras de gobierno, vuelven a estar en el ojo del huracán, ahora por la suspensión indefinida del sistema de compras denominado compranet, convirtiéndose en un rehén de la opacidad en el manejo de los recursos. La endeble transparencia presupuestaria expone a México a elevados riesgos económicos y democráticos y le regresa décadas atrás no solo en tecnología, sino en el avance del combate a la corrupción y en rendición de cuentas.

En economía, el consumo es uno de los compontes más importantes para detonar el crecimiento; y el consumo de gobierno es el más destacado no solo por su porcentaje respecto del Producto Interno Bruto (PIB), sino por la orientación del gasto público y su efecto multiplicador.

En el año 2021, según datos del INEGI, el consumo del gobierno representó el 12.3 por ciento del PIB; nivel inferior a países nórdicos como Finlandia y Noruega con 24.1 por ciento y 23.3 por ciento, respectivamente, pero también de economías regionales como Brasil y Colombia con 19.1 por ciento y 16.6 por ciento, respectivamente, según datos del Banco Mundial.

Aunque México no sobresalga a nivel mundial, lo cierto es que las compras de gobierno son un eje importante económico e igual de importante es la transparencia presupuestal y la rendición de cuentas, que más que moda o lujo, es un compromiso cívico y democrático.

En México, el sistema electrónico compranet es la plataforma del gobierno en la que puede consultarse información pública sobre las contrataciones ya sean por licitaciones públicas -nacionales e internacionales- invitaciones cuando menos a tres y adjudicaciones directas. Es un sistema en el que las empresas, de todo tamaño, interesadas en ofrecer un bien o un servicio al gobierno, compite -en teoría en igualdad de condiciones y con la mayor transparencia posible- para ganar un contrato del gobierno.

Esta plataforma, administrada y operada por la Unidad de Política de Contrataciones Públicas (UPCP) de la Secretaría de la Función Pública (SFP), fue creada en 1996 para dar certeza a la participación de empresas nacionales y de nuestros socios comerciales. Además de ser reconocida internacionalmente, ha sido protagonista y difusora de onerosos y criticados gastos de administraciones previas -como el toallagate de Fox-, en aras de cumplir con su objetivo de transparencia.

En los últimos años, también ha provisto de información que permite identificar la transparencia y el respeto al debido procedimiento de las compras; cuando por ejemplo, en 2013 el 68.2 por ciento de todos los contratos fueron asignados por adjudicación directa para pasar en 2018 al 76.2 por ciento y en el 2021 al 80.0 por ciento; es decir, 8 de cada 10 contratos se asignaron sin competencia alguna. Desde luego que la falla no está en la plataforma, sino en las dependencias que diseñan los procedimientos, siendo clara señal de la opacidad en las compras de gobierno.

No obstante, la gota que ha derramado el vaso ha sido la suspensión del sistema que fue iniciada desde el 15 de julio y por tiempo indefinido, debido a fallas técnicas y limitaciones en la operación de su infraestructura según el comunicado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La suspensión temporal, según el comunicado, ha regresado a las compras de gobierno a los procedimientos presenciales y con testigos sociales avalados por la Secretaría de la Función Pública.

El aislamiento del principal portal de compras del gobierno se da en el peor de los momentos justo entre los cuestionamientos de las adjudicaciones directas, de los sobrecostos en los proyectos bandera y cuando próximamente se llevarán a cabo compras multimillonarias por las obras del Tren Maya y del Istmo de Tehuantepec.

Más allá de la ineficiencia administrativa, la centralización que conlleva, los impactos a las micro, pequeñas y medianas empresas y la falta de competencia; el colapso de compranet es representativo del ejercicio del gasto, del golpe a la democracia y del retroceso y pérdida de avances en materia de transparencia presupuestal y de rendición de cuentas.

La pérdida de compranet podrá ser para muchos algo que afecte a pocos, pero no, nos afecta a todos como ciudadanos no solo en la contratación, sino en la provisión de bienes y servicios públicos de la mayor calidad y con el mayor costo-beneficio. México es rehén de la ineficiencia o de la opacidad y la corrupción en las compras de gobierno.

Urge que este tema sea tratado con el mayor escrutinio, que se maneje con seriedad y transparencia para dar claridad de los procesos nuevos y vigentes y que se tomen las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir bajo ninguna circunstancia, de lo contrario estaremos en peligro de regresar a los tiempos de las caídas de los sistemas.

El autor es presidente de Consultores Internacionales, S.C.®