Las izquierdas mexicanas son una especie de mundo raro. La inmensa mayoría de sus integrantes, grupos, corrientes o partidos participan en la alianza de la llamada 4T.  Consideran por lo tanto que el presidente Andrés Manuel López Obrador, su gobierno y sus políticas son de izquierda.

Los orígenes de esas izquierdas son diversos, la mayoría proceden de las corrientes nacionalistas estatistas dentro y fuera del PRI.

Otra parte procede de las filas del antiguo Parido Comunista Mexicano y sus diversas mutaciones: PSUM Partido Socialista Unificado de México y del PRD, un partido que intentó realizar el matrimonio imposible de los priistas nacionalistas estatistas y las diversas familias socialistas y comunistas.

Una corriente importante y actualmente muy poderosa en los aparatos de propaganda, “educación” y “cultura”, tiene sus orígenes en lo que fue la Liga Comunista Espartaco, Seccional Ho Chi Minh, esta corriente encabeza el FCE, Fondo de Cultura Económica, EDUCAL y ejerce mucha influencia en la Televisión y Radio públicas, incluyendo la UNAM y varias universidades del resto del país. Esta corriente tiene una visión “orgánica”, por lo tanto, basa su actuación en “tesis” estratégicas. Tiene una gran influencia en el “diseño” de la política educativa, sobre todo en el contenido de la historia nacional.

También hay algunos otros integrantes de corrientes cercanas al maoísmo, al castrismo e incluso al “pensamiento” de Kim Il Sung. Estos se localizan sobre todo en el Partido del Trabajo.

El trotskismo tiene una débil presencia.

Alrededor de los activistas de los movimientos estudiantiles del 68 y del CEU de 1986-87 hay muchos “cuadros” en el aparato del gobierno de AMLO, su figura más importante, pero no la única, es Claudia Sheinbaum.

Es muy peculiar la “forma” en que actúan estas izquierdas en el seno de MORENA, el Gobierno y la 4T, no tienen una expresión “pactada” o “negociada” como las tienen los grupos de las izquierdas en el gobierno de Lula en Brasil y el de Boric en Chile. Más que una “alianza” actúan en “la bola” y en función de la cercanía directa con Andrés Manuel López Obrador. Curiosamente la corriente histórica del cardenismo y del cuauhtemismo y de los fundadores de la Corriente Democrática como Porfirio Muñoz Ledo en estos momentos están con un pie fuera de la Cuatro T.

Fuera del espectro gubernamental, de Morena y sus alianzas, están los nacionalistas de creciente simpatía socialdemócrata que formaron el Movimiento de Acción Popular.

Esa corriente es muy poderosa en la UNAM y en varias de las estructuras de los organismos autónomos como el INE.

Además de esta corriente se encuentran decenas o acaso centenas de personas, grupos, partidos y grupúsculos que se autonombran comunistas, muchos de ellos son simpatizantes de Morena, de la Cuatro T y sobre todo de Andrés Manuel López Obrador. Son pocos los que tienen posturas críticas y de oposición a AMLO.

El EZLN, sus bases de apoyo, sus “Caracoles” y muchos simpatizantes en las ciudades o en el medio universitario e intelectual tienen una postura muy crítica y de oposición a MORENA, sus aliados, la 4T y al mismo AMLO, quizá por ello son hostilizados por el presidente e incluso por las fuerzas armadas.

En el inmenso universo de las izquierdas más recientes y de sus movimientos y luchas, como el movimientos feminista en sus diversas corrientes; los ambientalistas y defensores del planeta; los luchadores en defensa de los derechos humanos, los estudiantes, los muy interesantes movimientos culturales en defensa de las identidades de los pueblos originarios  y los cada vez más activos e inclasificables movimientos en el medio cultural y artístico es casi total la oposición a MORENA, sus alianzas, la 4 T y el presidente AMLO.

Son una fuerza de alcances potencialmente desconocidos, pero crecientemente fundamentales en una perspectiva hacia el futuro y de una creatividad insólita. Estas fuerzas quizá rechacen el concepto mismo de “izquierda” y cualquier clasificación basada en las viejas taxonomías de las izquierdas del viejo tipo muy atadas a la “política” estatal y del poder. Es necesario mencionar a los diversos grupos trotskistas, dada su intensa militancia en las luchas sociales y en los nuevos movimientos, una buena parte de sus grupos y corrientes son opositores a AMLO.

En el panorama de las izquierdas autónomas se deben incluir los grupos que se autonombran anarquistas o realizan acciones “contundentes” sobre todo en las manifestaciones callejeras.

En un ámbito que rebasa estas líneas están los grupos con antecedentes vinculados a los grupos armados y que siguen siendo objeto del espionaje del Estado y el gobierno como se ha podido ver en las diversas “filtraciones” de “Guacamaya”.

Todo ese “mundo raro” de las izquierdas mexicanas está prácticamente excluido de la vida política mexicana, incluso los que están dentro del gobierno y los aparatos del Estado y Morena dado que no tienen la menor trascendencia en las políticas públicas, en el mejor de los casos se conforman con los rituales de celebración de fechas, bautizo de calles y auditorios y los conciertos de los cantantes españoles y cubanos.

Son la “izquierda conmemorativa”. Consideran que “tomaron el poder” porque realizan conferencias, presentaciones de libros, exposiciones y demás en los jardines de Los Pinos.

Las tensiones políticas están conformando una situación donde la cuestión democrática se está convirtiendo en la definitoria y en ese espectro las coordenadas de las izquierdas tradicionales no tienen nada que hacer y los nuevos movimientos tienen el desafío de no quedarse como movimientos marginales.

Posiblemente después de la marcha del domingo 13 de noviembre, se desatarán nuevas definiciones ante las que las izquierdas autónomas, los individuos, los grupos y pequeños partidos deberán tomar definiciones.