El presidente de la República siempre tiene un “Plan B”, ya sea cuando envía leyes al Congreso de la Unión, cuando se organiza una marcha para defender algo con lo que él no está de acuerdo, o bien cuando le preguntan algo en donde la respuesta no coincide con la realidad y entonces responde con sus “otros datos”.
Es muy probable que de igual manera con sus corcholatas tenga un “Plan B”, dependiendo de las encuestas y de como se vaya acomodando el tablero político. Así que no hay que hacerse bolas, unas son las encuestas serias y confiables, y otra cosa muy diferente los sondeos encargados desde el partido Morena, los cuales no hacen otra cosa más que reflejar lo que quiere el presidente López Obrador.
En materia internacional por una parte dice el presidente que no permitirá injerencias de ningún tercer Estado, pero en los hechos, no deja, bajo su “Plan B”, de inmiscuirse en asuntos internos de otros países, como es el caso de Argentina, tras la condena de Cristina Kirchner a seis años de prisión por el delito de administración fraudulenta durante los doce años que gobernaron ella y su marido, el expresidente Néstor Kirchner (2003-2015).
En el caso reciente de Pedro Castillo, exmandatario de Perú que quiso disolver el Congreso y gobernar por decreto, no fue apoyado por el Ejército y fue destituido y detenido. Otra vez Andrés Manuel López Obrador no se pudo quedar callado y bajo su “Plan B”, defendió al peruano.
Lo más grave es que López Obrador como presidente de México y con la representación que le concede la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, expresa el sentido del pueblo, por ello violentando principios básicos de la política exterior mexicana, así como de la doctrina Estrada, consistentes en la libre autodeterminación de los pueblos y no inmiscuirse en asuntos internos de otras naciones, opinó sobre la situación actual en Perú.
No solamente opina, sino que, en su calidad de presidente de México, atribuye la destitución de Pedro Castillo a intereses políticos y económicos.
Ahora habrá que preguntarle a la gente, al ciudadano, si tiene algún “Plan B”. Qué pasa si el candidato de la alianza opositora no reúne sus expectativas, si la corcholata designada abanderada o abanderado por Morena tampoco las reúne, hacia donde volteara su mirada.
Si no cambia radicalmente la seguridad en este país, bajo la política de abrazos no balazos, si los empleos siguen sin ser suficientes y, sobre todo, bien remunerados, si la educación no es lo que se esperaba para atender a jóvenes que no tienen acceso a escuelas privadas, si la gente no acaba de entender en que lo beneficia en su día a día un aeropuerto que no acaba de servir para lo que fue construido, si existe una refinería que no refina o un avión presidencial que no es utilizado por el presidente de la República, pero cuesta más caro mantenerlo; ¿la gente tendrá su “Plan B”?
Ya no se trata de los juegos de los otros datos y que cada uno defienda los suyos como lo más preciado, se trata de que la realidad nos esta alcanzando y debemos tener alturas de mira para dejarles un mejor país a nuestros hijos. Basta ya de la confrontación, basta ya de polarizar y dividirnos en bandos, todos somos mexicanos que queremos un mejor país para nosotros y para los que vienen después.
eduardomacg@icloud.com
@eduardo84888581

