El domingo 27 de noviembre, las y los mexicanos fuimos testigos o participantes de una movilización popular que en esencia fue de apoyo al Gobierno de la República. Fue la confirmación de un consenso —en lo esencial— con la política del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

El domingo 13 hubo una marcha diferente. Una movilización que se oponía a la iniciativa de reforma política que propone cambios en materia electoral. Fue un evento distinto y de orientaciones diferentes; por eso mismo, hacer comparaciones no es adecuado ni útil para nadie.

No debemos olvidar, que las y los mexicanos que hoy gobiernan el país son, en buena medida, un producto social de viejas y esforzadas luchas por causas relacionadas con la búsqueda de un país mejor. En ese orden, debemos examinar el Cuarto Informe de Gobierno del domingo 27, como un referendo de la aceptación que las acciones del actual gobierno tienen entre las y los mexicanos.

Por supuesto, no podía ser de otra manera, porque hay un propósito definido —y ampliamente compartido por las y los ciudadanos— de hacer un cambio de régimen. De pasar de un arreglo político excluyente a uno más participativo, en donde las y los mexicanos tengamos mucho que decir y mucho que decidir. De una democracia formal a un ejercicio real de la política entre ciudadanos que deben vivir en una mayor equidad.

No podía ser de otra manera, porque el gobierno actual busca que el esfuerzo nacional sea mejor compartido y la política hacendaria es un ejemplo. Sin aumentar los gravámenes se hizo pagar a quienes deben pagar, con un incremento de más de un billón de pesos a las finanzas nacionales.

No puede ser de otra manera, porque tenemos programas sociales que incluyen a una población en proporciones sin precedentes en el país. Uno de cada cuatro mexicanos o mexicanas recibe hoy los beneficios de una política que tiende a compartir mejor el producto del trabajo nacional.

Los programas sociales del actual gobierno no son noticias distantes. La mayoría de nosotros tiene parientes o amistades que reciben los beneficios de esta política. Al final del sexenio, por ejemplo, los adultos mayores verán incrementados sus ingresos en un 30 por ciento más que el actual.

Son cientos de miles de jóvenes y adolescentes que se benefician con becas y otros apoyos para qué estudien o se preparen para trabajar en un corto plazo. También son muchas las personas con capacidades diferentes que reciben por primera vez un ingreso permanente en todo el territorio nacional.

Estos programas sociales ya no dependen de la voluntad del gobierno. Ahora son un derecho establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: todos los gobernantes estarán obligados a cumplir con esta disposición constitucional.

Hoy, los asuntos del país se manejan con una mayor transparencia. Se ha frenado la corrupción y se han recuperado recursos que estaban en manos indebidas.  Frenar la corrupción ha sido una larga exigencia de las y los mexicanos muy adversos a que la política sea una actividad para el enriquecimiento rápido y con impunidades hirientes.

No podía ser de otra manera, porque hay una administración que ha ido prescindiendo de lo superfluo. Hay una austeridad visible que confirma la intención de terminar con las formas ostentosas de gobernar en un México de múltiples y complicadas carencias.

No podía ser de otra manera, porque se ha recuperado el papel del Estado como la entidad protagonista de la vida en el país. El gobierno ha dejado de lado el interés de las minorías y ha comenzado a gobernar para la Nación. Los asuntos públicos se han comenzado a deslindar estructuralmente de los intereses privados.

Finalmente, no podía ser de otra manera, porque el Gobierno ha dicho que no todo está concluido.  Por el contrario, el Presidente ha hecho saber que todavía quedan muchos pendientes. Ha dicho claramente que las tareas cada vez van a ser más complicadas y que se deberán vencer nuevas dificultades. El Presidente López Obrador ha dicho que el viejo régimen tiene secuelas y que el camino en el futuro será difícil. No hay complacencias de más.

@Bonifaz49