Mientras las autoridades estatales aseguran que gracias al programa “Sembrando Vida” se está desalentando la siembra de amapola y marihuana en Guerrero, la hoja de coca se despliega ya por la entidad y la perfila en los primeros lugares de su cultivo a nivel nacional.

En solo un año, la entidad escaló a los primeros lugares en el cultivo de esta planta que contiene alcaloides que actúan como estimulante, aportando fuerza física y eliminando el hambre o la sed.

Para las fuerzas armadas es motivo de sorpresa pues en esta porción de la sierra madre del sur el cultivo de enervantes era únicamente de mariguana y amapola.

Aunque se argumenta que no necesariamente se trata de un nuevo impulso en la siembra de enervantes en la entidad pues también existen bondades medicinales de la planta es rica en hierro, contiene vitaminas B y C y ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, por lo que el efecto vigorizante es aún mayor. Favorece la relajación muscular y la apertura de las vías respiratorias, lo cierto es que el contexto en que viene despuntando el cultivo habla de otra realidad.

La rápida expansión de las plantaciones de hoja de coca en el estado de Guerrero, al sur de México, es el indicio más reciente de que los grupos criminales están experimentando con la producción de coca en dicha zona montañosa, donde antes eran abundantes los cultivos de amapola.

El hallazgo de cultivos de dicha planta se incrementó 10 veces, en apenas un año pero además de a localización de 7 plantíos inicialmente en Atoyac, en este año suman 70 y son más municipios, entre ellos Acapulco.

Las 70 plantaciones erradicadas este año ubican al estado a la cabeza de los cultivos de coca, por encima de Chiapas, donde se hallaron los primeros cultivos de coca en 2014.

El 9 de febrero del 2021 entre el río Santiago y “El Porvenir” en el municipio de Atoyac de Álvarez, se localizaron seis plantíos de coca y un laboratorio rústico para el procesamiento de goma de opio y de la hoja de coca en el cual laboratorio se encontraron sustancias químicas, tales como el ácido sulfúrico, acetona, ácido clorhídrico, cemento, cal, gasolina blanca, además de otras que se desconocen.

El 13 de agosto de este 2022 se localizó un intento de laboratorio y aproximadamente cinco hectáreas de planta de coca, las cuales fueron destruidas fuerzas federales, el plantío en cuestión contaba con sistema de riego y equipo para fertilizar en el municipio de Atoyac de Álvarez.

Dentro del cultivo, se encontraron diversos tambos y bidones -aún calientes- con sustancias químicas para el proceso de transformación de las hojas de coca en pasta base, las cuales fueron puestas a disposición y bajo resguardo de la Sedena.

Apenas el 13 de diciembre se localizó y destruyó un plantío de coca ubicado entre los poblados de “La Cebada” y “Pie de la Cuesta”, en un punto ubicado aproximadamente a 700 metros sobre el nivel del mar, en una superficie de 2 mil 250 metros cuadrados, al noreste de Atoyac.

En 2014, las autoridades localizaron un predio de mil 250 metros cuadrados con mil 620 plantas de hoja de coca en Tuxtla Chico, Chiapas, aunque sin ningún indicio de que intentaran transformar las hojas de la planta en pasta base de coca, el precursor para el polvo final.

Un factor para intensificar la detección de estos cultivos, es la dificultad para determinar y confirmar la planta pues dado que las plantas de coca se camuflan entre arbustos. Es un arbusto originario de los Andes que crece hasta 2,5m de altura, de tallos leñosos y hojas elipsoidales, pequeñas y de color verde intenso. Sus flores son minúsculas y de color blanco, crece adecuadamente en las tierras cálidas y húmedas de los Andes pero incluso bajo la sombra de grandes árboles en las regiones tropicales, además  tiene la raíz muy prominente y se fija al terreno, por lo cual resulta es más difícil para destruir que la amapola.

Al momento en que trascendió el hallazgo de los sembradíos de esta planta, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que los grupos criminales estaban “experimentando con el cultivo de coca” pero también es probable que los agricultores mexicanos estén experimentando con nuevas técnicas de cultivo para adaptar las plantas a altitudes más altas.

Y es que en Guerrero muchos campesinos han dependido de los cultivos ilícitos para su sustento. Por ejemplo los dedicados al cultivo de amapola de obtuvieron grandes ganancias durante varias décadas, cuando los grupos criminales convencieron a los habitantes de la región de que cosecharan las plantas, les compraban toda la producción y les daban adelantos en efectivo.

De acuerdo con los precios extraoficiales del mercado del narcotráfico en México, el kilo de cocaína es de unos 12.500 dólares, unos 250 mil pesos mexicanos y de cada hectárea se pueden obtener entre 5 y 7 kilogramos de la droga.

El consumo de cocaína en los Estados Unidos sigue constituyendo una fuente importante de ingresos para los cárteles mexicanos, tanto para exportar como para vender en el propio territorio a pesar de la preferencia que los adictos tienen por el fentanilo.

En Guerrero actualmente operan media docena de grupos criminales entre ellos, “Guerreros Unidos”, “Los Rojos”, “La Familia”, el “Cartel Independiente de Acapulco” y tienen presencia el “Cartel Jalisco Nueva Generación” (CJNG) y el “Cartel del Pacífico”, según los datos de la Secretaria de Seguridad Publica.

Hasta este día no se registra ningún detenido por los plantíos de coca y tampoco se sabe si esto es tarea de algún grupo delictivo de la zona.