El 2022 termina como un año marcado por conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania, una espiral inflacionaria consistente en todo el mundo, altos precios del petróleo y gas, y el cambio de tendencia en la política monetaria de prácticamente todos los bancos centrales del mundo. Así, el 2023 arranca en un entorno con pronósticos de desaceleración económica, precios aún altos y tasas de interés que disminuirán lentamente.

Para el caso de México, aunque la economía parece concluir el 2022 mejor de lo esperado, con una expansión productiva del orden de 2.5 por ciento y la ralentización de la inflación a un nivel de 7.82 por ciento, el panorama de 2023 parece menos prometedor.

Si la política económica no se ajusta para promover la inversión productiva, el empleo y el crecimiento, seguiremos dependientes de factores externos sin poder detonar el consumo y la actividad interna del país, con el riesgo de mantener una mediocridad económica que no permite dinamizar la economía y el bienestar.

En Consultores Internacionales, S.C.® pronosticamos una expansión de 1.0 por ciento, en línea con diversas proyecciones, del Banco de México, el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Fitch Ratings, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Moody’s y S&P Global Ranking, proyectan un crecimiento económico en 2023 para México entre 0.8 por ciento y 1.8 por ciento.

Por su parte, la inflación continuará su tendencia a la baja durante todo el 2023, pero sin colocarse por debajo del objetivo de Banxico. La erosión en el poder adquisitivo de los hogares y el incremento en los costos para las empresas podría disrumpir el delicado equilibrio entre oferta y demanda agregadas, dañando la eficiencia productiva o creando mayores presiones al nivel de precios.

Como consecuencia de lo anterior, las tasas de interés de referencia continuarán elevadas y probablemente no comiencen a disminuir sino hasta 2024. Empresas y consumidores deben ser cuidadosos al adoptar nuevos compromisos de deuda, así como incrementar el provecho de sus recursos disponibles para preservar sus capacidades de gasto mientras las principales variables económicas vuelven a magnitudes más moderadas.

Con el Paquete Económico 2023 ya aprobado, el gobierno mexicano seguirá favoreciendo la austeridad fiscal y con el objetivo de lograr un presupuesto primario ampliamente equilibrado del 0.1 por ciento del PIB para 2022 y un pequeño déficit del 0.2 por ciento para 2023, lo que poco aportará a apuntalar el moderado crecimiento económico.

Esto se logrará con unos ingresos superiores a los previstos, que procederán principalmente de más ingresos petroleros, de los esfuerzos contra la evasión fiscal y adquiriendo una cantidad sustantiva adicional de deuda. No puede omitirse mencionar que la estrategia de recaudación y gasto gubernamental se basa en el pronóstico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de que el país crecerá 3.0 por ciento en 2023.

Esos ingresos superiores a los previstos se destinarán principalmente a mantener el gasto social, en ocasiones poco productivo. El presupuesto para 2023 dedica aproximadamente la mitad de su gasto programable al gasto social y a proyectos de inversión prioritarios. Los imperativos de gasto social, como los subsidios, los programas emblemáticos y las pensiones, aumentarán un 30 por ciento en términos reales en 2023 con respecto a 2022, mientras que la inversión pública aumentará hasta el 3.4 por ciento del PIB en 2022 y el 3.6 por ciento en 2023, el nivel más alto desde 2016.

El país tiene una oportunidad muy valiosa para aprovechar la relocalización de las cadenas de suministro, así como el buen desempeño de la inversión extranjera y las exportaciones hacia Estados Unidos. Si se capitalizan adecuadamente, serán un motor para que México implemente los cambios estructurales que su economía necesita desde hace tiempo, lo que contribuirá a las perspectivas de crecimiento del país a medio plazo.

El 2022 culminó mejor de lo esperado, pero eso no debe crear displicencia en 2023 para el aprovechamiento de oportunidades productivas únicas que son imprescindibles para mejorar las perspectivas económicas del año que, si bien no son catastróficas, dejan un sabor agridulce al compararlas con el verdadero potencial de nuestro país.

El autor es presidente de Consultores Internacionales, S.C.®