Como es tradición, el pasado domingo 5 de febrero en el Teatro de la República en la Ciudad de Querétaro se llevó a cabo la conmemoración del 106 Aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es decir nuestra muy parchada, reformada y tantas veces violentada Constitución de 1917. Tan es así, que según datos oficiales disponible en la página de la cámara de diputados, la Constitución se ha reformado en 252 ocasiones.
Estas reformas han modificado prácticamente a la totalidad de los 136 artículos que la conforman (se han reformado 116). En dicho evento estuvieron representantes de los tres poderes de la unión, por el ejecutivo federal estuvo el Presidente Andrés Manuel López Obrador, por el legislativo federal estuvieron Santiago Creel Miranda como representante de la Cámara de Diputados, y como representante de la Cámara de Senadores Alejandro Armenta; y por el poder judicial federal estuvo la Ministra Presidenta, Noma Piña Hernández.
Cada uno de ellos tuvo tiempo para usar el micrófono y destacar o resaltar lo que en su opinión era pertinente en estos tiempos y a propósito del Aniversario de la CPEUM. Así cada uno enarboló una bandera distinta, pero con una tónica común, pues se aprovecharon los tiempos al micrófono y las palabras pronunciadas como una especie de reivindicación de diálogo democrático, de la independencia y de la autonomía de los poderes que cada uno representa.
Contrario a lo que lamentablemente ha centrado la discusión pública, no me enfocaré ni detendré en la supuesta falta al protocolo en que incurrió la Ministra Presidenta, pues ni lo hizo, ni vale la pena perder el foco, cuando de lo que deberíamos estar hablando es de la presencia de las fuerzas armadas al centro de la ecuación, al centro del debate y al centro del quehacer público.
Tendríamos que estar conversando sobre la presencia de las Fuerzas Armadas en la ceremonia protocolaria, y en la mesa. Las Fuerzas Armadas no representan un poder de la unión, no representan un poder que merezca esta representación. Hoy están sentados en la mesa y son parte de la ceremonia. Hacia allá tendríamos que dirigir las conversaciones y las posteriores reflexiones. Lo anterior, sin dejar de destacar (para quienes se preocupan de más) que la Ministra Presidenta sí se puso de pie para los honores a la bandera, pero sobretodo que el Poder Judicial Federal (uno de los tres poderes de la unión), no está subordinado al Ejecutivo Federal, de ahí que no exista obligación ni para ponerse de pie ante el Ejecutivo, ni para rendirle pleitesía. Aunado a que como de manera contundente lo dijo la propia Ministra Piña, el poder judicial federal está para defender la Constitución. Esa que tantas veces el Presidente y la 4T pretenden desconocer y violentar.
Quiero además destacar, en primer lugar las potentes palabras pronunciadas por la Ministra Piña, quien centró su discurso en la independencia del poder judicial; así por ejemplo mencionaba que “una Judicatura independiente es pilar de nuestra democracia y principal garantía de imparcialidad…De la Constitución emanan todas las leyes, en ella están plasmados nuestros derechos y libertades. Nuestro compromiso con México es cumplirla y velar por su cumplimiento, hagámoslo posible. Les aseguro a todos que cuentan con el PJF”.
En mi opinión, el discurso de la Ministra Piña no solo fue atinado en términos de la conmemoración del Aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917 en Querétaro; sino congruente y firme para reivindicar la importancia de la independencia judicial. Reivindicar la independencia judicial es pertinente y nunca sobra reiterarla, mucho menos en tiempos de la autodenominada 4T. Además, el mensaje de la Ministra fue sumamente claro: “ni confrontación ni subordinación”. Y lo cierto es que la relación y colaboración entre poderes es posible en el marco del texto constitucional, de ahí que sea tan importante tomarnos en serio la separación de poderes y la independencia judicial. Pues si bien en la forma, nuestra Constitución cumple con los estándares democráticos (es la norma suprema del orden jurídico mexicano, organiza y limita al poder y reconoce de manera amplia derechos humanos), en la realidad nos queda mucho a deber; y sin duda, AMLO y la 4T le han hecho mucho daño al sistema constitucional y al estado de derecho.
En segundo término quiero destacar que el Presidente, como ya es costumbre, centró su discurso en lugares comunes como “desenterrar el neoliberalismo de la Carta Magna”, medias verdades como “resaltar los artículos de vanguardia” (redactados en 1917) y en varias falacias. “Es raro encontrar en el periodo neoliberal una reforma en la Constitución en beneficio del pueblo…” dijo el presidente.
¿En serio? Sería conveniente que le diera una leída a la Constitución en su versión actualizada y no exclusivamente el texto original del 17 que tanto festeja. El desconocimiento o ignorancia del contenido de las reformas constitucionales de las últimas décadas, permite que se hagan este tipo de declaraciones. Me gustaría recordarle al presidente que en lo que el denomina “periodo neoliberal” se han dado reformas a la constitución en beneficio del pueblo, tan relevantes como la reforma en materia de derechos humanos de junio de 2011, derechos de todos y de todas, derechos humanos del pueblo.
Este desconocimiento de la Constitución seguro explica ( no justifica), las lamentables declaraciones del secretario de Gobernación a propósito de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que resolvió condenar al Estado Mexicano por el Caso Tzompaxtle Tecpile y otro contra México, que merecen una participación independiente y por ello no me desvió del tema central. Simplemente, que lamentable el nivel de desconocimiento, la pobreza “argumentativa” y la soberbia del titular de SEGOB quien al parecer no ha leído, ni conoce el artículo primero de nuestra constitución que dice que “Todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte”… y cuyo párrafo tercero, obliga a TODAS las autoridades a proteger, respetar, promover y garantizar los derechos humanos. ¡TODAS las autoridades!.
Otra reforma en beneficio del pueblo, aprobada en lo que AMLO denomina tiempos neoliberales, data también de junio de 2011 y se refiere al juicio de amparo (tal vez por ello prefiere omitirla u olvidarla) y fue esta reforma precisamente la que entre otros aspectos fundamentales, incorporó el llamado “interés legítimo”, esto que autoriza que las organizaciones de la sociedad civil acudan ante el poder judicial en defensa, por ejemplo, de los derechos humanos que se conocen como parte de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA). Estas dos reformas se dieron durante el sexenio de Felipe Calderón, desde luego no son atribuibles a él o a su agenda, antes al contrario, se dieron a pesar suyo y en cumplimiento (por lo menos la primera) a una sentencia emitida por la CIDH, pero ambas corresponden al “periodo neoliberal “, como le dice nuestro presidente.
Claro que NO son las únicas reformas que se dieron en este “periodo neoliberal” que benefician al pueblo. Sin pretender ser exhaustiva puedo mencionar por lo menos las reformas mediante las cuales se eleva a rango constitucional todo el sistema de instituciones para la defensa de los derechos humanos, a saber la Comisión Nacional de Derechos Humanos y las Comisiones Estatales de Derechos Humanos.
La prohibición de toda forma de discriminación consagrada en el artículo primero constitucional y la creación de los Consejos (tanto el nacional como los locales) para prevenir y erradicar la discriminación. La garantía del derecho al acceso a la información y a la protección de datos personales; la incorporación del derecho al medio ambiente sano y al saneamiento; o que decir de la reforma en materia indígena. Y destacar, sobretodo en estos convulsos tiempos a propósito del llamado Plan B, las reformas en materia electoral, que desde finales de la década de los 90´s y hasta la llamada reforma de paridad en todo de 2019, han ido diseñando no solo nuestras instituciones electorales, sino que de manera paulatina pero constante le fueron quitando al partido hegemónico y gobernante el control de los aparatos electorales. En fin, como siempre afirmaciones sin sustento esgrimidas por AMLO, pues lo verdaderamente raro o excepcional es no encontrar en ese “periodo neoliberal” reformas constitucionales que consagran, reconocen y protegen derechos del pueblo de México; y que benefician a todas y todos quienes habitamos o transitamos por su territorio.
***Como corolario, Yasmín Esquivel Mossa no puede seguir en la SCJN. Lo ético es que renuncie al cargo. No quitaré el dedo del renglón y cerraré mis participaciones de la misma manera, hasta que tengamos respuestas.