Felicitaciones a Beatriz Pagés

No es la primera vez que en México y en el mundo se presentan falsas disyuntivas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador acusa los organizadores de las concentraciones del próximo domingo 26 de febrero de ser conservadores, defensores de los intereses de los grandes millonarios e incluso de Genaro García Luna.

No le da el menor rubor decir lo anterior cuando en sus 4 años y tres meses de gobierno, unos 51 meses, el número de pobres aumentó 4 millones y los pobres extremos dos millones más.

Mientras que, en ese mismo lapso, se incrementaron los montos de la riqueza de los grandes capitales, entre ellos los de sus aliados Carlos Slim y Ricardo Salinas.

La habilidad del gobierno y los oficialistas para presentarse como los defensores y únicos representantes de los pobres y el pueblo, es correspondida con la ignorancia y torpeza de grupos derechistas que acusan a AMLO de ser socialista e incluso comunista.

Es una verdad del tamaño de la Tierra que las banderas rojas, otrora símbolo los ideales socialistas y comunistas están manchadas de sangre por los millones de crímenes cometidos en la desparecida URSS, en China, en Europa del Centro y Este de Europa, en algunos países de África y en Asia como en Camboya, además de los dictadores en nuestro continente.

El anticomunismo aprovecha los crímenes cometidos en el pasado y en el presente a nombre del socialismo y el comunismo. Ponerle medallas al mayordomo de la dinastía de los Castro en Cuba es una agresión para los millones de cubanos que padecen una dictadura y además viven una situación dramática de falta de alimentos, medicinas, combustibles, donde millones no tienen casi nada para comer y unos cuantos burócratas tienen lujos.

Cuba es víctima de la traición a la Revolución Cubana de la dinastía de los hermanos castro.

La dictadura criminal de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo en Nicaragua ha llegado a niveles similares a la dictadura de los Somoza contra la que luchó la Revolución Sandinista, de la cual muchos de sus líderes, hoy están presos o han sido asesinados y recientemente más de 200 expulsados de su país y despojados de su nacionalidad. La postura ambigua del presidente ante esos hechos criminales favorece a los anticomunistas, que asocian absurdamente al gobierno antipopular, militarista y neoliberal de la 4T con el socialismo y el comunismo.

Las máscaras rojas en México y otros países, ocultan el verdadero rostro de partidos, grupos, sindicatos, gobiernos élites e incluso una cierta casta, envueltos en discursos redentores de los trabajadores cuando en la práctica muchos de ellos viven como millonarios y lo más grave su discurso demagógico solo contribuye al adormecimiento de los asalariados, de los campesinos , de los estudiantes, de los ambientalistas, las feministas, de los nuevos actores y de movimientos como los del fenómeno “uberista”.

Todo lo anterior no es suficiente para intentar explicarse por qué muchos antiguos militantes nacionalistas, progresistas e incluso socialistas y comunistas hoy son apasionados simpatizantes e incluso militantes de MORENA e incondicionales del presidente.

Hay muchas variantes de los que están en esa condición. Una parte pequeña está con el caudillo, su gobierno, sus políticas – aunque sean neoliberales, entreguistas a los gringos y militaristas- por estrictas consideraciones de poder. Son una élite muy pequeña. Ahí se ubican integrantes del gabinete, senadores, diputados, gobernadores, presidentes municipales, embajadores, funcionarios federales de niveles medios y superiores, personajes del aparato de Morena. Con altos sueldos pagados por las prebendas que reciben a través del INE y muchos otros de la burocracia partidista y gubernamental.

Todos ellos son una cabeza de alfiler ante los más de 30 millones de electores con los que triunfó AMLO en 2018.

La inmensa mayoría de los miembros y simpatizantes entre los varios miles o decenas de miles, su “masa crítica” sean antiguos militantes de las izquierdas que procedían de los viejos partidos como el PCM, el PMT, el PRT, los maoístas de las diversas tendencias, los de los partidos recientes PSUM; PMS y una abrumadora mayoría del PRD del cual migraron casi todos a MORENA, exceptuando a unas decenas que se mantienen en la franquicia PRD.

Esta inmensa franja de militantes está sincera y firmemente convencida que “la izquierda triunfó con AMLO y MORENA en julio del 2018 y que eso significa una victoria histórica de la lucha de muchas décadas y muchos movimientos.

Para esos militantes genuinos de las izquierdas, hoy estamos ante la “ofensiva derechista que está conjurada para dar un golpe de Estado suave contra Andrés Manuel López Obrador”, por esta consideración combaten con furia y a veces con fanatismo a todos aquellos que diferimos y somos críticos del gobierno de MORENA sus aliados y de AMLO.

Hay muchos militantes socialistas y comunistas críticos del gobierno y sus aliados que no se atrevan a luchar contra las medidas autoritarias de AMLO por temor a “hacerle el juego a la derecha”, es la misma lógica con la Stalin consiguió someter a los comunistas y la misma que siguen empleando en Cuba, en Venezuela y Nicaragua.

También hay quienes apuestan a “empujar a las masas radicales” que hay en MORENA para avanzar hacia posturas “de la clase socialistas y comunistas” esta es una vieja fantasía de cierta candidez.

Ante la convocatoria para las movilizaciones del domingo 26 de febrero, muchas personas de ideales liberales, nacionalistas, marxistas, trotskistas, maoístas y comunistas se inhiben por la presencia de muchas figuras de las derechas y los empresarios que están entre los convocantes o ante los dirigentes de los desprestigiados partidos PRI, PAN y la franquicia PRD y prefieren quedarse en sus casas.

Estamos ante un desafío autócrata que es necesario vencer para no restaurar el viejo régimen autoritario de la “dictadura perfecta”.

Hoy no basta tener “máscaras rojas” para avanzar hacia una sociedad menos desigual e injusta, es hora de sumarse a la plaza con todos los que defienden los espacios democráticos conquistados por varios decenios de lucha y varios movimientos.