A lo largo de su quehacer editorial, en distintos foros Camilo Ayala Ochoa (CDMX, 3 de octubre de 1967) ha discurrido en torno al libro. Algunas de sus disertaciones aparecen ahora en Letras impostadas. Reflexiones sobre el plagio (2022) editado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes en su colección “De libros”. Transcribo algunas líneas.

“El ignorar que el plagio es un delito no absuelve al plagiario. El plagio es una violación de derechos íntimos, podríamos decir personalísimos, y, por lo tanto, se tipifica como delito. Joseph Gibaldi en MLA Handbook for Writers of Research Papers, que viene publicando desde 1977 la Modern Language Association of America, distingue dos delitos que comete el plagiario: el robo de propiedad intelectual y el presentar lo robado como propio ante alguna persona o algún público, lo que constituye un fraude. También el plagio es, a fin de cuentas, una falta de orden moral ya que lesiona la dignidad de las personas y atenta contra el bien común. Por eso, podemos afirmar que algunos ponen comillas en los textos que ilustran sus discursos para citarlos; otros simplemente los usan sin comillas para parasitarlos. Cuando el que esto escribe ha exclamado esa frase en público siempre es bajo la petición de que si la llegan a usar citen bien la autoría y recuerden a Groucho Marx diciendo: ‘Citadme diciendo que me han citado mal’.

”Para el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel el plagio no era competencia de la justicia, sino de los buenos modales. Quizá esto apunta al enorme gasto en el que en México podrían incurrir los autores por defender sus derechos y que van más allá del costo de abogados, árbitros y peritos, porque también es mucho el tiempo que se puede emplear. El escritor Ignacio Manuel Altamirano suspiraba que contra el salteador, el cuatrero y el ratero podíamos ubicar una acción criminal, pero contra el ladrón literario no había nada ‘y, además, el robado costea el precio de la magnesia para pagar la bilis que produce el despojo’.

”Comoquiera, debemos pensar que el plagiario fino no le hace gestos a ninguna fuente, que tanto vamos a las fuentes que al fin se rompen y que de buena fuente no puede salir un buen plagio. Estos dichos hablan de la mixtificación que representa el plagio. El plagiador no tiene vergüenza al tomar textos u obras de otras personas. Sabe que actúa mal y trata de que no lo descubran. Ya Horacio condenaba a sus imitadores como servum pecus o grey servil. Para Edgar Allan Poe: ‘Es imposible imaginar un espectáculo más nauseabundo que el del plagiador’; y para Oscar Wilde hay un ‘¡Facilis descensus Averno! Desde el robo de carreteras y los delitos de violencia, uno se hunde gradualmente hasta pequeño hurto literario’.

”Al plagiario se le ha señalado con distintos epítetos. Guillermo Sheridam ha dicho de Fabricio Mejía Madrid, a quien le ha sorprendido plagiando en varias ocasiones, que es un plagiario crónico y contumaz, un fakescritor. El músico Ed Sheeran ha tenido múltiples litigios por apropiaciones en sus canciones y fue llamado urraca por el abogado Andrew Sutcleffe. Donald Trump, cuando era presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, fue señalado por usar frases de películas en sus discursos y se le hicieron varios memes. Melania Trump, esposa de Donald Trump, fue acusada de usar un discurso y un texto de Michelle Obama y una de las burlas que hicieron las redes sociales fue que agradecía a sus editores ‘copiar y pegar’. Son desquites pequeños, pero desquites al fin”.

 

Novedades en la mesa

Otro título de Camilo Ayala Ochoa es Invisibles. Reflexiones sobre la corrección de estilo, también en la colección “De libros” de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.