El estado de Chiapas reúne todas las condiciones para ser un asunto de Estado y, ciertamente, un tema con muchas aristas desfavorables. La impronta del abandono, el colonialismo interno y la marginación nos ha marcado desde tiempos muy lejanos. Fuimos un territorio de conquistas, de tributarios y de extracción de recursos de manera discrecional; con mucha frecuencia con las violencias respectivas.

El gobierno actual, el de Andrés Manuel López Obrador, ha percibido esa historia y esas circunstancias. Ya desde los días de campaña de 2018, el ahora Presidente de la República hizo saber a los chiapanecos que la entidad federativa requería de un tratamiento especial por parte del nuevo gobierno y de las instituciones nacionales vigentes. Sencillamente, la relación del conjunto federativo con la entidad chiapaneca no podía continuar como estaba, como hasta los inicios del presente sexenio.

Es bien conocido que Chiapas ocupaba el último lugar en las preocupaciones de la federación hasta 1970. Los números no mienten y el porcentaje del presupuesto federal destinado a esta entidad no sobrepasaba el 0.4 por ciento; es decir, menos de la mitad de uno por cada cien pesos. Esta cifra, tomando en cuenta los grados de pobreza y marginación de los chiapanecos era, sencillamente, el indicador de una política poco seria: era una verdadera burla.

En el sexenio actual, las inversiones de la federación se han dado en cifras sin precedentes. El estado sureño recibe más de la décima parte de las inversiones totales del país para los programas sociales. Se destacan en este rubro las erogaciones para Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, el apoyo a los adultos mayores, a las madres solteras y la atención permanente a los chiapanecos que padecen alguna discapacidad. También es digno de destacarse la inversión nacional en los programas educativos, particularmente en el Sistema de Universidades Benito Juárez. En suma, Chiapas está presente en las preocupaciones y en las acciones del gobierno nacional de todos los días.

Lo que también es destacable, son las obras y acciones en favor de la región ístmica, que en una proporción importante está en Chiapas. Con la apertura de este frente de desarrollo, se avivarán las inversiones en la región y en los espacios vecinos. La importancia estratégica de Chiapas se va a fortalecer y será un elemento detonador en el futuro.

Por esas razones, la gran mayoría de los chiapanecos apoyan al proyecto del Presidente López Obrador, porque se trata de programas y de acciones concretas y perceptibles para las mujeres y hombres de este territorio. Sobre todo, para quienes siguen día a día la marcha del país. Sabemos que el estado es una entidad en la que sus ciudadanos sabrán valorar este proceso nacional y mantendrán su confianza en el futuro.

Sin embargo, los chiapanecos quieren ser tratados con dignidad. Que no se considere a la entidad federativa como una gran reserva de votos para MORENA o para alguna organización política asociada a la 4T. Las mujeres y los hombres del estado quieren que se les trate como ciudadanos; que se considere que el voto chiapaneco será por razones y no por inercias ni corporativismos. El voto por la 4T en Chiapas, sencillamente, será una acción razonada.

@Bonifaz49