El accidentado, lento, sinuoso y contradictorio camino de la dictadura perfecta, del ogro filantrópico rumbo a una democracia incipiente, está viviendo días críticos.

Los daños producidos por la Cuarta Transformación, podrían continuar por lo menos seis años más, si triunfan las corcholatas y AMLO consigue destapar a su preferida.

Este escenario el que esperan los poderes fácticos con el aval incluso entusiasta del pueblo bueno. Abundan los datos en esa dirección. O cuando menos son los hegemónicos en los aparatos estatales, en las oligarquías más poderosas y en el abigarrado amasijo de MORENA, sus aliados, socios y beneficiarios, donde hay de chile, dulce y de manteca.

Desde los millones de ilusionados admiradores del mejor presidente de México, de nuestro cabecita de algodón, genuinamente agradecidos por la ayuda del presidente; una capa de gestores, instalados desde los escalones más bajos hasta los de mero arriba; también los izquierdistas que sinceramente consideran que AMLO dirige una revolución política pacífica y las alturas de la pirámide los cortesanos procedentes del PRI, de sus aparatos de control  y los centenares o incluso millares de camaleones que cambian de colores según la ocasión.

Toda esta porción de la sociedad es prácticamente la mitad de los que participan en las elecciones.

También en ese bloque oficial están los militares e incluso los llamados grupos del crimen organizado.

Esta parte considera un gran avance haber derrotado al PRIAN y le sigue otorgando un gran apoyo a Andrés Manuel López Obrador, no hace falta que se los pregunte Claudia Sheinbaum “¿quién quiere que regresen los de la mafia, quien quiere que siga la cuarta transformación?”

No esta tan claro que la simpatía e incluso adoración por AMLO se transfiera automáticamente a su corcholata consentida.

A un seguidor de AMLO es imposible discutirle con argumentos, con datos (ellos se conforman con los otros datos) no tiene sentido, salvo enfriar o romper amistades de muchos años.

Cuando se les dice todo el conjunto de acciones absurdas, impopulares, militaristas, neoliberales, antidemocráticas, dicen que es la típica retahíla conservadora e incluso golpista.

Frente a este bloque gobiernista ha ido formándose un bloque opositor. Es un conglomerado muy diverso. Hay un sector derechista e incuso anticomunista primitivo, también están personajes de una parte de los capitales; obviamente están los residuos del PRI, del PAN y la ínfima burocracia que se quedó con la franquicia del PRD.

Esta es una especie de base inicial de lo que ahora se aglutina en el Frente Amplio.

Pero a esa base inicial se han sumado millones en las movilizaciones de la llamada Marea Rosa e incluso en varios triunfos electorales de la oposición en las elecciones del 2021.

La inmensa mayoría son ciudadanos de la llamada clase media, predominan personas mayores a los 30 años, hay pocos jóvenes.

Ideológicamente es probable que muchos sean antiguos luchadores democráticos de las batallas de las izquierdas desde gente del movimiento de 1968 hasta ex militantes del PCM, PSUM, PMT, PMS, PRD e incluso trotskista y maoístas, por supuesto muchos del cardenismo de 1988. Toda esta gente no tiene ninguna expresión orgánica en el Frente Amplio.

 Incluso es posible que muchos de este segmento no tengan resuelto si votarán por el Frente Amplio o concretamente por Xóchitl Gálvez.

Quizá la mayor parte de los que simpatizan con el Frente Amplio están contra los partidos que lo integran o detestan a todos los partidos.

Es algo inesperado que los burócratas del PRI y del PRD tuvieran que ceder y admitir la presencia de lo que llaman “sociedad civil”.

Algo fuera del guion fue el surgimiento del fenómeno Xóchitl Gálvez, no solamente por su personalidad sino por simbolizar a una candidata no militante de ninguno de los partidos, al menos formalmente.

El impulso inicial de Xóchitl basado en su particular biografía, su estilo fresco y todo su carisma específico, está requiriendo de un “discurso”, una “narrativa” más orientada a las propuestas para salir de la destructiva política del gobierno de la Cuarta Transformación y las peligrosas expresiones de autócrata de López Obrador.

Existe un inmenso universo de personas, movimientos, grupos opuestos a AMLO que son parte de un proceso muy nuevo a los que no le atrae casi nada la participación electoral.

Es muy importante iniciar una reflexión con todas estas nuevas corrientes, sin prejuicios ni descalificaciones.

En pocos días habrá candidatas de MORENA y del Frente Amplio.

Se requiere tener abierta la mente para optar por el camino viable.