El presidente Andrés Manuel López Obrador ha vuelto a estafar al país. Prometió hacer justicia en los casos de la matanza de Tlatelolco y los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. En ambos temas ha dicho que el ejército es inocente y que en todo caso ejecutó órdenes. Con lo cual descubre el agua tibia, todos los ejércitos del mundo en toda la historia obedecen órdenes superiores. Lo cual no los exime de su responsabilidad en masacres, guerras, torturas y todo tipo de represiones.

Gustavo Díaz Ordaz nunca negó su responsabilidad ante la represión del movimiento del 68, incluyendo la masacre de Tlatelolco. En el Informe de 1969 dijo que asumía la responsabilidad jurídica, histórica y personal por lo ocurrido.

Resulta absurda toda especulación por atribuir solamente al Estado Mayor la matanza de Tlatelolco.

Luis Echeverría también repitió siempre que en el 68 hubo una “conjura Castro-comunista”, ante la cual el Estado actuó en defensa de las instituciones.

Una ocasión discutí personalmente con él en su despacho de la dirección del Centro de Estudios del Tercer Mundo, un aparato burocrático creado directamente para él. Esa vez acudí a ese lugar, invitado por LEA, para ver la película que ordenó filmar en ocasión de su infame “visita” a la UNAM, donde asalté la tribuna y lo impugné personal y públicamente el 14 de marzo de 1975. Por lo cual fui acusado por Gastón García Cantú de intentar “linchar al presidente”.

Echeverría insistió que actuaron contra el movimiento estudiantil para “defender las instituciones”, papel que Andrés Manuel López Obrador afirma que sigue teniendo el ejército y por ello “es pueblo uniformado” inocente que “cumple órdenes superiores”.

Nos enfrascamos en una tensa discusión. Hasta sus declaraciones públicas más cercanas a su muerte LEA sostuvo esa “tesis”.

Hace algunos años se publicó el libro de Carlos Monsiváis y Julio Scherer, Parte de Guerra, donde se culpa al Estado Mayor y a LEA de ser los culpables de la masacre en Tlatelolco, siempre he combatido dicha “teoría”.

En mi libro Adiós al 68 escribí: Toda la “teoría” de un supuesto cerco, una emboscada, al ejército en Tlatelolco hecha por parte del Estado Mayor Presidencial y por Echeverría, es una falacia. Aunque lo insinúa en sus supuestas memorias el general Marcelino García Barragán, divulgadas por su hijo. Esas Memorias las tomaron como base Carlos Monsiváis y Julio Scherer para uno de sus libros Parte de Guerra. Sin preocuparse por demostrarlo con datos duros. Es una falacia que el ejército fue víctima de una celada, de una emboscada y que sufrió los disparos, desde los edificios, de franco tiradores. La primera versión del Gobierno fue que habían sido los propios estudiantes, versión que divulgó prácticamente toda la televisión, la radio, la prensa; las cámaras de Senadores y de Diputados; las distintas organizaciones del sindicalismo charro; todas las organizaciones de los patrones, Concejo Coordinador Empresarial, etcétera. Y por supuesto todos los partidos que había en esa época, exceptuando quizá una versión un poco más matizada del PAN. Es totalmente falso que hubiera una emboscada, mucho menos un intento de golpe de Estado, como ha llegado a decir y escribir Marcelino Perelló, mucho menos que el ejército fue la víctima de esa matanza.

La matanza de Tlatelolco fue una acción deliberada, planeada por el Estado, hay miles de evidencias, varios departamentos contiguos a la Plaza de Las Tres Culturas, fueron previamente ocupados por oficiales del ejército. Luis Echeverría Álvarez, el Secretario de Gobernación, ordenó a un cineasta de triste memoria, que se instalara en las oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Tlatelolco para filmar desde ahí toda la masacre. El cineasta es Demetrio Bilbatúa. Registró en varios miles de pies filmados en cinta cinematográfica de nueve o treinta y cinco milímetros, lo ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas ese 2 de octubre. Sería muy importante para detallar lo ocurrido esa noche en Tlatelolco, conocer esas filmaciones. Bilbatúa dijo que le fueron decomisadas por el propio Echeverría. Es momento de que se den a conocer los miles de pies filmados por Demetrio Bilbatúa.

También debemos exigir que se den a conocer los videotapes filmados por Televisa y también los que tienen la Defensa Nacional y el Gobierno del Distrito Federal hoy Ciudad de México, son archivos que no se han abierto.

En el salvaje episodio de Iguala y la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, el ejército se ha negado a dar toda la información que tiene, lo que ha motivado la denuncia reiterada de los padres de los estudiantes desaparecidos e incluso el retiro de la Comisión Internacional correspondiente. El escándalo fue tal que Alejandro Encinas fue el chivo expiatorio y salió de la Subsecretaría de Gobernación, la cual presidía la llamada “Comisión de la Verdad”, cosa absurda, solamente en México y a un presidente como López Obrador se le puede ocurrir una Comisión de la Verdad integrada y presidida por el gobierno. Desde su creación era una simulación.

Uno de los legados más nefastos de AMLO será la estafa al país en torno a la justicia para las víctimas de actos del Estado, por delitos lesa humanidad por hechos criminales como Tlatelolco y el caso de Ayotzinapa.