El paso del huracán Max, puso en relieve que la protección civil en Guerrero continua siendo una asignatura pendiente a pesar de la alta vulnerabilidad que tiene el territorio particularmente a los sismos y fenómenos hidrometeorológicos.

El saldo preliminar era dos muertos,  un lesionado, tres personas rescatadas, 3 mil 823 casas inundadas, 21 colapsadas, 22 bardas caídas, 37 derrumbes, 95 árboles caídos y 9 socavones y cortes a carreteras dos puentes con daño estructural 5 escuelas y 10 comercios inundados. En Acapulco se registraron daños en 21 comunidades rurales.

Guerrero encabeza la lista de municipios en muy alto riesgo ante la condición actual de lluvias y ciclones tropicales, con seis localidades: San Luis Acatlán, Acatepec, Tlapa de Comonfort, Tlacoachistlahuaca, Xochistlauaca y Coyuca de Benítez.

Asimismo, está entre los tres estados con mayor cantidad de municipios en alto riesgo, con 11, sólo detrás de Veracruz, con 24, y Chiapas, con17.

Los municipios con alto riesgo ante la condición actual de lluvias y ciclones tropicales de Guerrero son Malinaltepec, Chilapa de Álvarez, Ajuchitlán del Progreso, General Heliodoro Castillo, Ometepec, Atlixtac, Metlatónoc, Teloloapan, Tixtla de Guerrero, Olinalá y Zitlala.

Desde la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días dos de los siete huracanes más devastadores han impactado a Guerrero tal es el caso del huracán Pauline y de  Ingrid y Manuel, pero no son los únicos fenómenos que han causado estragos en la entidad.

En el periodo 1921-1996, varios huracanes tocaron la costa de Acapulco, Guerrero, en el Océano Pacifico, entre ellos el ciclón No. 6, de septiembre 21-23 de 1921, el ciclón No. 4, del 20-26 de agosto de 1935, Tara del 10-11 de noviembre de 1961, Wally del 17-18 de junio de 1965, Berenice del 23-25 y Claudia, 27-29 de junio de 1973, todos causaron pérdidas humanas y económicas; como Tara, que originó la muerte de 400 personas en la zona de Tecpan de Galeana, Guerrero, la desaparición del poblado de Nuxco; produjo el desbordamiento del río Camarón; inundaciones en La Sabana, Tres Palos y la costera Miguel Alemán, en Acapulco, y causó daños económicos por más de 10 millones de pesos en todo el estado.

Aunque las afectaciones por fenómenos hidrometeorológicos se presentan cada año en la entidad como resultado de huracanes, tormentas tropicales o lluvias calificadas como atípicas, la Protección Civil se reduce a acciones en el momento de la emergencia y continúa sin desarrollarse la cultura de la prevención. Los fenómenos naturales no matan gente; lo hacen las circunstancias y las personas.

Hay quienes en el poder legislativo, se pronuncian por una protección civil más concentrada en las tareas de ayuda y rescate, es decir, en lo reactivo, más no en los presupuestos, pero sin recursos financieros, las acciones resultan de alcances muy limitados.

Por un lado de se trata de la inversión en indumentaria y herramientas de trabajo para auxilio en casos de desastre, pero la prevención implica capacitación del personal, diseño de protocolos, realización de simulacros, ubicación de albergues para lo cual no existe asignación de recursos suficientes.

En estos dos últimos años, los albergues temporales no han sido convenientemente revisados, en su mayoría son escuelas que fueron vandalizadas durante el periodo de la pandemia.

Aunque se afirma que ya se actualizó el mapa de riegos, en la práctica no se perciben acciones como el desalojo de las áreas de riesgo y alto riesgo e inundables que invadidas con propósitos políticos, donde actualmente se tiene registro de más 7 mil 500 familias invadiendo barrancas, canales pluviales, laderas o zonas propensas a deslaves e inundaciones.

Tampoco se ve a futuro. De acuerdo a un promedio aritmético por estado, Guerrero encabeza la lista de riesgo municipal con el 26.85 por ciento de sus municipios con algún grado de riesgo ante ciclones, seguido de Quintana Roo (26.73) y Chiapas (24.5).

Esta condición de riesgo se materializó durante varios días con la afectación simultánea producida por los ciclones Ingrid y Manuel, en septiembre de 2013. Las lluvias ocasionadas por Ingrid y Manuel durante la semana del 13 al 19 de septiembre superaron los 1000 mm de acumulación en el estado de Guerrero”, señala el atlas.

Las estimaciones indican que para fines del siglo XXI, un incremento de las lluvias extremas en Chiapas, Guanajuato, Guerrero y Oaxaca por lo tanto los valores más altos de peligro por temporada de lluvias y ciclones se encuentran en municipios de Guerrero.

Además, Guerrero también encabeza la lista de estados con vulnerabilidad global al cambio climático para el ciclo agrícola ya que el 75 por ciento de las unidades de riego del estado son vulnerables al cambio climático para el ciclo agrícola.

El impacto que provocan los fenómenos naturales, se puede medir en términos de pérdidas de vidas humanas, personas heridas, viviendas e infraestructura destruidas o pérdidas económicas totales. Por un lado se explica que el aumento de los daños que provocan, se debe a un incremento en la intensidad de las tormentas, huracanes, sequías, inundaciones.

Sin embargo, este incremento se debe no solo a la intensidad del fenómeno natural que los desencadena sino, principalmente, a la construcción social del riesgo cuyos factores están relacionados con el aumento de la permisibilidad y promoción de asentamientos irregulares lo que deriva en vulnerabilidad social y la alta exposición de las comunidades a dichos fenómenos.