Existe en la sociedad mexicana una polarización sin precedente, alimentada desde Palacio Nacional todas las mañanas y orientada del otro extremo por una oposición que nunca entendió que era mejor proponer y no confrontar.

Las diferencias en las opiniones nos han llevado a olvidar lo verdaderamente importante, se han dejado de lado valores como la empatía, la solidaridad, el que todos somos parte de una misma sociedad que debe tender al bien común.

Las posiciones de cada bando ideológico se distanciaron y cada una se cerró sobre sí misma, lo que provocó un enfrentamiento de un polo frente al otro. Se olvidaron conceptos básicos como la negociación, el tratar de encontrar coincidencias en lugar de diferencias.

Hoy a la sociedad mexicana le cuesta trabajo ponerse de acuerdo, y eso habla de lo mal que lo hacemos al tratar de buscar consensos y coincidencias, de tratar de interactuar sobre una misma realidad. Cada uno ve las cosas de un modo tan distinto que cuesta trabajo llegar a acuerdos y tener valores compartidos.

Cómo puede haber personas que piensen que la seguridad pública se encuentra bien en el país, que la política de “abrazos no balazos” ha dado resultados, cuando hay zonas que se encuentran bajo el dominio del crimen organizado y continua el derramamiento de sangre, así como un clima de inseguridad que no deja vivir en paz a una gran parte de la sociedad mexicana.

Esta polarización no es cosa menor, ya que nos impide ponernos de acuerdo sobre los problemas que tiene que atender el Estado. Un ejemplo de esto, lo tenemos en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2024, en donde no se prevé un peso para atender la devastación en Acapulco sufrida por el paso del huracán “Otis”.

Lo que debe entender la sociedad es que este no es un país de un solo hombre, es una nación que ha sido construida con el esfuerzo de todos, en donde se habían consolidado instituciones que, si bien eran perfectibles, hoy solo quedan ruinas de estas, y de las que algún día nos llegamos a sentir orgullosos, como por ejemplo la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Instituto Nacional Electoral.

La polarización impide que una sociedad avance, ya que da lugar a posiciones irreconciliables que impiden la posibilidad de alcanzar acuerdos. Antes había cierto grado de polarización entre los partidos políticos, lo cual no les impedía llegar a acuerdos, lo lamentable es que esta, hoy ya llego a la sociedad.

Existen problemas de la máxima importancia que no se resuelven con la simplicidad y arrogancia de: “yo tengo otros datos”. Requieren de un análisis profundo y de buscar consensos entre todos, gobierno y sociedad.

La sociedad mexicana se polariza con temas tan fundamentales como la salud pública, hay quienes piensan todavía que la critica sobre la falta de medicamentos es un ataque de los conservadores, o que el manejo de la pandemia provocada por el COVID-19 fue adecuada y no se podía hacer otra cosa.  Sin embargo, hay quien piensa que se pudo hacer mejor y consecuentemente se pudieron salvar muchas vidas.

Ojalá que a corto plazo encontremos la concordia y armonía que requiere toda sociedad para enfrentar los problemas juntos, sin distingos de clases sociales y sin la idea de que la polarización llegó para quedarse.

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