El año de 2023 inició con expectativas muy negativas para la economía mundial y en particular para los Estados Unidos, recesión era el término concurrente entre analistas y organismos. El decidido combate a la inflación mediante el alza generalizada de tasas de interés llevaba a este consenso. Sin embargo, todo fue falsa alarma. Se estima que el producto mundial crezca 3.0 por ciento, mientras que nuestro principal socio comercial lo haga en 2.2 por ciento en 2023.

En el caso de nuestro país las perspectivas tampoco eran halagüeñas a principios de año, debido a la conjunción tanto de la política monetaria restrictiva como de la posible recesión de Estados Unidos lo que auguraba una baja demanda externa, empero nuevamente fuimos sorprendidos gratamente, México habrá cerrado 2023 con un crecimiento cercano al 3.4 por ciento.

Resiliencia es la palabra clave en este contexto. Son variados los factores que llevaron a que la economía mexicana experimentara un mejor comportamiento al esperado, entre los cuales podemos apuntar en primera instancia a la fortaleza del mercado laboral tanto en México como en Estados Unidos. La tasa de desempleo rondará el 2.8 por ciento de la PEA siguiendo la trayectoria descendente de los últimos tres años. Esto significa que se están reponiendo las pérdidas derivadas de la pandemia.

En el caso de Estados Unidos, se registran los mejores niveles de ocupación desde 2020, esto en particular implica que los mexicanos que trabajan en esa economía tengan mayores posibilidades de mejorar su ingreso, lo que se ha reflejado en el destacado incremento en las remesas las cuales superarán los 63 mil millones de dólares, recursos que se traducen en un mayor consumo de los hogares que las reciben. Esta situación se mantendrá durante 2024 lo que permite augurar que continúen siendo favorecedoras las condiciones de mejoría en esta fuente de ingreso en la que el gobierno no tiene injerencia.

No sólo las remesas han aportado capacidad de gasto, también las transferencias monetarias de los programas sociales, pero principalmente el incremento en el ingreso laboral, especialmente con la formalización y el aumento en los salarios. El consumo a pesar de la alta inflación de principios de año se mantuvo en buenos niveles, lo que ha impulsado el crecimiento, lo que podría extenderse para el próximo año, lo anterior en virtud del incremento en la confianza de los consumidores de que la situación mejorará en los próximos 12 meses según reportan Banxico e INEGI.

Sin embargo, no podemos obviar que mucho del gasto creciente surge de la deficiencia en los servicios públicos, es particular del sector salud, lo que lleva a tener que destinar mayores recursos a la atención privada, incrementando en muchos casos las deudas las cuales tienen un costo elevado, por las altas tasas de interés.

Otro componente de la demanda doméstica que está y estará aportando resiliencia es la inversión pública y privada que ha mostrado tasas de crecimiento elevadas con relación a sus registros históricos. Al segundo trimestre de 2023, la inversión total ha presentado un crecimiento de 20.7 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, es particular la inversión pública creció 18.3 por ciento y 20.9 por ciento la privada. La inversión extranjera merece una mención aparte, se espera que en 2023 hayan ingresado al alrededor de 34,800 millones de dólares y para 2024 podría superar los 38,000 millones, sobre todo si se logra una buena promoción.

Ahora bien, en el otro lado de la moneda hay al menos dos factores que podrían reducirle entusiasmo a las expectativas mexicanas para 2024, el primero es la lenta mejoría de la economía norteamericana de la cual depende grandemente la demanda externa, los pronósticos apuntan a que el crecimiento sea inferior al registrado en 2024, entre 1.5 y 1.8 por ciento. El segundo es un posible escalamiento de los conflictos geopolíticos especialmente la guerra Rusia-Ucrania que no está nada cerca de solucionarse, y el conflicto Israel-Palestina.

Si bien estas situaciones “nublan” el panorama para 2024, sin duda hay condiciones para que al menos se sostenga el crecimiento con la fortaleza suficiente. No hay que caer en el pesimismo de principios de 2023, vayamos a ser sorprendidos nuevamente.

El autor es presidente de Consultores Internacionales, S.C.®