La Cuarta Transformación tiene una propuesta ideológica muy clara: el humanismo mexicano, que deberá ser el hilo conductor del gobierno en los próximos años. Las acciones políticas y de la administración pública deberán ceñirse a la lógica de poner a las mexicanas y los mexicanos en el centro de las preocupaciones y de las acciones. Se trata de fortalecer las identidades con la Nación y esa identidad será mayor y mejor, siempre que sea mayor y mejor la práctica humanista en todos los planos de la acción en el futuro.

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador y la futura candidata a la Presidencia, la Dra. Claudia Sheinbaum, si la política se aleja de lo humano, pierde todo su valor como ejercicio cívico y ético. Para ambos referentes, la definición del humanismo es sencilla: poner a las mujeres y los hombres de México en el centro de las políticas públicas. Es como lo afirma Mario Delgado, dirigente de Morena, “la trascendencia histórica del lópezobradorismo es el humanismo, es la ideología y el horizonte hacia donde se dirige nuestro Movimiento y la 4T”.

El humanismo mexicano no es una ocurrencia. En realidad, la propuesta tiene raíces profundas y de muy largos tiempos. La historia mexicana encuentra pensamientos de preferencia por las mujeres y los hombres en las enseñanzas del Calmécac, en la poesía náhuatl y en las formas de impartir justicia prehispánica en el Valle de México.

De más está decir que los grandes momentos de la vida mexicana coinciden con el pensamiento liberador de la Independencia, relacionado con la ilustración francesa. En la Reforma con un amor laico por los seres humanos concretos. En la Revolución que buscaba la conversión de las grandes ideas en justicia y dignidad para nuestros pueblos.

Justo Sierra, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña y José Vasconcelos, entre muchos pensadores en México, hicieron diferentes aportaciones filosóficas para fortalecer la noción humanista. Hubo, entre los finales del siglo XIX y los inicios del XX un verdadero Renacimiento, en el que la idea de que el hombre, como una especie, volvía a ser una criatura perfectible. La esencia de la Revolución consistió en que los mexicanos pueden ser mejores, pero con los cambios en sentido progresivo. Esa es la aportación del general Cárdenas, que comenzó a convertir las grandes ideas en acciones sociales.

Para el presidente López Obrador, el humanismo de hoy es reducir las brechas entre los mexicanos. De ser posible, en una nueva etapa, no solamente borrar las diferencias en lo económico, sino también en lo cultural. El pensamiento humanista ya no es solamente un esquema ideológico, sino que debe ser el eje principal para gobernar. El pensamiento humanista de hoy debe ser varios programas de gobierno.

Poner en el centro la atención de Estado a los pobres, a las mujeres, a los jóvenes marginados, a los discapacitados y a los que sufren discriminaciones en todos los sentidos, es el humanismo de a deveras. México necesita llegar a un estado de mayor equidad social y en todos los planos. Por eso mismo, el pensamiento humanista es la base de la 4T y debe continuar.

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