Mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes. A las primeras de cambio, recapacitó el precandidato único por Movimiento Ciudadano (MC) en el proceso para elegir al abanderado para la presidencia de la República. Decidió que, ante el fracaso de dejar un encargado del Despacho en franca violación a la Constitución local, ya no figuraría en la boleta del 2 de junio de 2024.

Tras un galimatías político y jurídico para evadir las consecuencias de solicitar licencia al cargo de gobernador del Estado durante los seis meses que exige la fracción VI del artículo 82 de la Constitución general, es decir, el nombramiento de un interino para desempeñar el poder ejecutivo durante ese período, Samuel García Sepúlveda (SGS) optó por no separarse del cargo -autorizado desde el 25 de octubre último- y continuar en la función para la cual fue electo en 2021.

Mala retórica y propaganda hay abundante. Los hechos son de indispensable recapitulación y también la referencia a la normatividad.

Los hechos -en lo esencial- son: (i) SGS fue electo gobernador para el período 2021-2027 y tomó posesión; (ii) SGS solicitó licencia durante seis meses para participar como candidato presidencial de MC; (iii) SGS se registra como precandidato a la presidencia en el proceso interno de MC; (iv) el Congreso local concede la licencia y nombra, tras violar la Constitución y después de las resoluciones de la Sala Superior del Tribunal Electoral y la instrucción de la controversia constitucional contra el nombramiento inconstitucional planteado por SGS, a Luis Enrique Orozco Suárez para cubrir el interinato, en una sesión no exenta de la irrupción de presuntos partidarios de SGS con ánimo de impedir la designación; (v) SGS realiza actos como Ejecutivo local y publicita estar en el ejercicio del cargo y no separado del mismo por la licencia concedida; (vi) el interino nombrado renuncia al cargo, y (vii) SGS formaliza tardíamente ante el Congreso su decisión de no separarse de la gubernatura y no hacer uso de la licencia conferida.

Esta farsa de equivocaciones transcurre entre el 23 de octubre y la mañana del 5 de diciembre en curso. Permítanme destacar la solicitud de licencia; el registro de la precandidatura e inicio de las actividades de precampaña (con esa curiosa figura de la Constitución local para que el gobernador se “ausente” de la función a voluntad si es por menos de 30 días naturales), y no dejar la función el 2 de este mes, con la consecuencia de no ser elegible para la presidencia de la República.

En la normatividad, a pesar de los enredos de los actores involucrados -el gobernador electo popularmente y la legislatura local o su mayoría- por su ánimo litigioso derivado de la falta de diálogo y del encono, hay claridad suficiente: (a) el cargo de gobernador sólo es renunciable por causa grave que califica el Congreso (art. 96, XVIII, y 115); (b) el Congreso puede conceder licencia al Ejecutivo para separarse del cargo hasta por seis meses (art. 96, XXIV, y 123); (c) el Congreso no puede otorgar una licencia con carácter de indefinida ni mayor a seis meses (art. 123); y (d) el Congreso nombra a quien se hará cargo interinamente de la gubernatura durante las licencias de más de 30 días y hasta por seis meses (art, 96, XXIV, y 122).

En la secuencia de lo ocurrido resalta el desaseo del Ejecutivo: el texto de la solicitud de licencia, que pide se atienda con urgencia y donde hace constar una designación inconstitucional para que el secretario general de gobierno se haga cargo de la función durante el período de su separación, es cerrada, pues dice “licencia temporal por 6 meses, los cuales se deberán de computar hasta el día de la elección presidencial”. Seguramente pensó demasiado en que se ajustara al requisito constitucional para la candidatura presidencial, y es entendible.

Y, por otro lado, la más básica falta de lógica y cortesía con el poder legislativo. ¿A qué órgano solicitó la licencia? Al Congreso. ¿No le parece elemental que el Congreso reciba la comunicación oportuna de que no hará efectiva la autorización recibida y que se deje sin efectos la designación del interino? Sí se supo a quién dirigirse para solicitar la licencia, ¿por qué no hacerlo para comunicar que no se haría efectiva, y esperar dos días para realizarlo?

Aun cuando el texto de la solicitud de licencia no dice “hasta por seis meses”, la persona electa en los comicios de 2021 como gobernador tiene precedencia sobre el desempeño del interino en virtud de la naturaleza del mandato recibido, la prerrogativa de pedir autorización para separarse limitada y temporalmente de su desempeño y el reconocimiento implícito a su voluntad para dar cumplimiento al mandato político que se le otorgó. No hay obligación de cumplir con la licencia sino derecho a disfrutar de la separación; de otra forma sería una especie de renuncia temporal al cargo.

La interpretación de “está de licencia y no puede regresar sino hasta que termine” es un absurdo adicional derivado de la pendencia y confrontación escaladas. Las licencias en el desempeño de cargos de elección popular son renunciables. La persona electa puede optar por volver al cargo. En el caso, SGS empezará a descubrir el alto costo de la aventura de sus seis semanas de exposición nacional: (1) la inexperiencia, el desconocimiento, la impericia y la soberbia son los calificativos que mejor lo describen; (2) la apuesta por elevar la votación en Nuevo León para MC con su candidatura presidencial ahora se enfrenta a una presión en sentido contrario y la batalla por la mayoría en el Congreso local cuenta con un aliciente renovado para el PRI y el PAN, pues el Ejecutivo enfrenta una derrota personal; (3) la competencia por las diputaciones federales, las senadurías y los ayuntamientos se dará en ese contexto; las candidaturas de la coalición gubernamental y de MC serán un buen termómetro para valorar la funcionalidad de esa relación de entendimiento; (4) la revocación del mandato de SGS será un probable capitulo para mantener el enfrentamiento, y (5) las consecuencias que el episodio fallido de ir por la candidatura presidencial tendrá para MC.

En Nuevo León el panorama está tan o más complicado que antes; veremos si ya sin la candidatura-espectáculo el beneficio es para el escenario nacional.