Los signos del nazismo han sido condenados en casi todo el mundo, empezando por Alemania, en donde el repudio va más allá de las prohibiciones. Es natural que así sea, porque estas estampas nos recuerdan uno de los peores acontecimientos de la historia humana. Por eso mismo, cualquier referencia a ellos es una ofensa en todos los sentidos: no es una agresión a un grupo o a una persona, sino que es una ofensa para la humanidad misma.

El asunto viene a tema por el acontecimiento de la semana pasada, en donde la revista Siempre, nuestra Revista, publicó en la portada una imagen que, por lo menos y para decirlo pronto, es muy desafortunada. Ha sido un evento que sacude desfavorablemente la ya larga historia de la Revista en el bando de las grandes ideas.

En mi opinión, Siempre no es sólo una publicación de análisis político y cultural, sino que constituye un patrimonio de las mujeres y hombres libres en México. Para la Revista, los cultivadores del calificativo y las imágenes panfletarias no son buena compañía y esta vez —con una portada— se cayó en sus trampas.

La esencia central de la democracia es el debate y, por supuesto, confrontar las ideas es un camino adecuado para mantener y fortalecer las libertades. La comparación de propuestas políticas es el factor que establece la diferencia entre la libertad ciudadana y el autoritarismo. Por eso debemos cuidar los debates y fortalecerlos con ideas propias para construir una ciudadanía mejor. Si descalificamos al adversario, nos convertimos en enemigos. Si utilizamos signos lamentables, tarde o temprano se va a pensar que los compartimos de alguna manera.

Este tiempo no es favorable para nuevos debates sobre la ideología nacionalsocialista de los años 30-40. Pero debemos estar precavidos ante posibles nuevos ascensos, en clave de revancha, de aquellas ideas criminales. Por eso mismo, usar sus signos, aunque sólo por error, equivale a descalificar a los verdaderos juicios humanos sobre esas teorías.

Si usamos innecesariamente una descalificación, terminaremos por desgastarla. Ciertamente, dicho de otra manera, hay una amenaza latente de regreso del nazismo, pero no se puede abusar de los términos.  Si gritamos que todos son nazis, cuando vengan los verdaderos nazis ya nadie va a hacernos caso. No podemos caer en la peregrina idea del pastor que hablaba del lobo a las primeras de cambio y cuando finalmente llegó la fiera ya nadie le hizo caso.

Las semillas del nazi-fascismo, los huevos de la serpiente, continúan con vida y esa simiente es, en lo esencial, la doctrina de los gobiernos racistas y clasistas en extremo. La amenaza es real y debemos mantenernos en alerta.

Es necesario salir a dar la batalla en contra del autoritarismo, la discriminación racista o clasista, y en esa línea está la Dra. Claudia Sheinbaum. Sobre todo, con su propuesta de una sociedad más equitativa y mejor preparada para enfrentar las improntas de la desigualdad. La formación académica de la Dra. Claudia y su larga militancia en las filas comprometidas con la justicia así nos lo demuestran.

Guardemos el uso del lenguaje antinazi para cuando sea necesario. Todo abuso es perjudicial. No descalificar en vano es un mandamiento cívico. Para la revista Siempre vale la crítica y es obligada la autocrítica.

Twitter: @Bonifaz49