Después de tres meses de las afectaciones causadas por el huracán Otis, la recuperación económica de Acapulco enfrenta nuevos obstáculos. La economía negra se expande, comienzan a arraigarse otros hábitos sociales y la violencia resurge, la extorsión domiciliaria se presenta en algunas zonas suburbanas en casas donde fue colocada calcomanía de censada y los cuerpos policiacos y militares están efectuando tareas ajenas a su esencia.

La economía está sustentada en diversos ilícitos además de la evasión fiscal, como el uso indebido beneficios, supuestos servicios y el fraude. Es una variante más compleja que la actividad económica informal. Los apoyos que el gobierno federal ha repartido entre miles de damnificados por Otis, son la principal fuente que alimenta este tipo de economía. Una cruel paradoja.

Y es que tanto el dinero como las despensas, los enseres y cuponeras distribuidas, no solo benefician a los afectados, hay quienes se aprovechan de la situación para acaparar, vender e incluso estafar a ciudadanos que buscan obtener artículos a precios bajos debido a su procedencia.

Desde la primera semana tras los acontecimientos de Otis, en distintos puntos de la ciudad se repartieron despensas por parte del ejército, de la marina, la secretaria de bienestar, la Cruz Roja y algunas entidades privadas. Las recibieron de manera indistinta diversos ciudadanos, incluso algunas de comunidades cercanas que no sufrieron afectaciones por el huracán además de quienes mantienen suficiente solvencia.

Para obtener las despensas es necesario hacer largas filas que implican la pérdida de, al menos un día de trabajo y eso ha generado la oportunidad de que se ofrezcan otro “servicios” a decenas de ciudadanos que por diversos motivos no pueden (o no quieren) hacer fila para obtener despensas, enseres o inscribirse para alguna beca o censar viviendas.

Ahora proliferan anuncios a través de grupos de redes sociales en los que se ofrecen desde el apartado de lugares hasta la venta de productos y enseres, cientos de ciudadanos acapulqueños compran y venden, como si fuese cualquier tianguis, los artículos marca “Otis” obtenidos durante los actos de rapiña, despensas, perfumes, ropa, zapatos, perfumes, entre otras cosas, así como los enseres que recibieron o están por recibir y con ello se ha incrementado la informalidad.

Ya sea de forma anónima o con sus perfiles de redes sociales, acapulqueños ofrecen productos a quien lo necesite de verdad o a quien acapara para revenderlos.

Los grupos de Facebook denominados “Ventas Acapulco Otis” y “Ventas Marca Otis Acapulco”, fueron creados casi un mes después del paso del huracán y cuentan con mas de 5 mil seguidores.

Las autoridades tanto federales como municipales, evitan hablar al respecto. En la delegación de la Secretaría del Bienestar en Guerrero, no tienen conocimiento de esta problemática ya que la entrega de despensas está en manos de la Secretaría de Marina y el Ejército Mexicano.

Pero también existe un cambio de conducta que anticipa una mayor descomposición social. Hay quienes diariamente se forman para recibir una despensa cuyo contenido incluye cinco litros de leche, pan blanco de caja, arroz, frijol, tres latas de sardina, cuatro de atún, un kilo de masa en polvo, puro de tomate, dos latas de ensalada de frutas, 18 huevos entre otro cuyo valor a nivel de mercado sería de 700 pesos, y se incluye una tarjeta de débito para adquirir productos en algún supermercado hasta por 500. Un buen numero de personas vende los productos y se queda con la tarjeta. La despensa ahora es una exigencia.

La caja de despensas se ha vuelto moneda de curso y hay quienes la utilizan cotizándola en mil pesos. Con los apoyos para limpieza y reconstrucción hubo quienes al tener afectaciones mínimas los usaron para diferentes menesteres.

El levantamiento del censo de damnificados incurrió en errores. De acuerdo con los datos del INEGI hasta el 2020 existían en la ciudad 800 mil habitantes en 224 mil viviendas, pero el registro de afectados llegó a 270 mil y todavía muchos quedaron fuera por diversas razones. El error más común es que en algunos casos se registraron familias de hasta 5 integrantes. Los datos del registro del INEGI hablan de 3.5 habitantes por casa.

El censo de negocios afectados se perfila con problemas similares. La prioridad son micro hotelerías y restaurantes, despachos profesionales, tiendas, estéticas o de otro giro aun no están con templadas y los créditos van de 20 a 40 mil pesos. Si el daño es mayor a la suma se deberá solicitar un crédito bancario vía financiera bienestar con una tasa de 6 por ciento anual a pagar en tres años. Por si fuera poco hay quienes esperan para este año otra afectación de un huracán categoría 5.

La violencia ha vuelto a asomar su rostro. El 19 de enero, en Taxco un chofer fue asesinado y operadores del transporte público de la ciudad platera suspendieron el servicio al que se sumaron tres escuelas como las secundarias Vicente Guerrero y la Netzahualcóyotl, así como la primaria Juan Ruiz de Alarcón.

La madrugada del 23 enero fueron colocadas mantas en la calle Morelos, en Zihuatanejo con un mensaje dirigido a los trabajadores del volante para no realizar labores ese día y se sumaran al paro total de servicios y a un bloqueo que se efectuaría en Petatlán, en el poblado de San Jeronimito, sin embargo soldados del Ejército Mexicano y policías estatales impidieron que se concentraran en el lugar.

Se han registrado varios bloqueos en la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo, en los tramos Petatlán, Tecpan, así como en la vía Zihuatanejo-Altamirano durante el primer mes del año y comenzaron luego de los constantes dispositivos de seguridad en dichos municipios de la Costa Grande.

Al menos 18 de los 45, hasta entonces, Pueblos Mágicos—como Taxco— durante el primer semestre del 2023 sufrieron el embate de la violencia y de los grupos criminales. Taxco es el tercer polo turístico de Guerrero, por detrás de Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo.

En el principal puerto, al cumplirse la semana impuesta por un supuesto grupo de la delincuencia organizada, en algunas rutas dos elementos de la Guardia Nacional viajan en los vehículos por seguridad de los pasajeros y choferes.