Los organismos autónomos son legado del neoliberalismo, dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, por eso en su “paquete” de reformas propondrá desaparecerlos. Primero exceptuó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero su actual presidenta Rosario Piedra Ibarra dijo hoy, que debe desaparecer porque “no responde a los intereses populares”.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue creada mediante decreto presidencial de Carlos Salinas, el 6 de junio de 1990, quince días después del asesinato de Norma Corona en Culiacán Sinaloa el 6 de junio de ese año.

Conocí y conviví con ella, por casi 20 años. Estuvimos juntos en Berlín en 1973 en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes; en su despacho ubicado atrás de la Catedral de Culiacán, estaban las oficinas de la campaña por la rectoría de Liberato Terán en 1985 por parte del Movimiento Rosalino. Era una muchacha muy alegre y combativa, además pionera en la lucha contra los grupos criminales del narco y en defensa de los derechos humanos. Su muerte estuvo relacionada a los grupos criminales comandados por el Güero Palma, tiempo antes también fue asesinado Jesús Jacobo Michel abogado y ex presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de Sinaloa, FEUS, el 7 de diciembre de 1987, compañero y amigo de Norma Corona. Ambos eran parte de la generación de luchadores reformistas de la Universidad de Autónoma de Sinaloa, que conquistaron su Autonomía, entre los que estaban Silvia Millán, Fausto Burgueño, Jorge Medina Viedas, Liberato y Rito Terán, entre muchos otros más. Tuve la fortuna de ser amigo y camarada de todos aquellos que ya desparecieron o de los que aún siguen luchando por las libertades, la democracia y los derechos humanos como Rito Terán Olguín.

La construcción de organismos autónomos tiene una histórica tradición en las luchas democráticas de México y el mundo, la más antigua es la Autonomía de la UNAM conquistada por el movimiento universitario de 1929.

Solamente a los autócratas del PNR, PRM, PRI y ahora MORENA por voz de su líder –mientras los demás integrantes de ese instrumento político, que tiene cada vez más rasgos de aparato estatal de control político, que el de un partido democrático, no digan ni media palabra– pueden pretender eliminar los organismos autónomos, creados por la presión de movimientos opuestos a la estructura corporativa y despótica del Estado mexicano, en su expresión grotesca: el presidencialismo autoritario.

Como tantas otras conquistas democráticas, los organismos autónomos tienen una historia lejana, vale recordar que la institución del OMBUSDMAN fue creada por los suecos en 1809. Su definición más generalizada la hizo la Asociación Internacional de Abogados, como una oficina creada por la Constitución o el Congreso que tiene como función recibir quejas de personas agraviadas por instituciones gubernamentales, y tiene capacidad para hacer investigaciones, publicar informes y recomendar acciones correctivas.

El delirio autócrata de Andrés Manuel López Obrador; pretende suprimir todos los organismos autónomos, porque se considera él mismo, como el único poder que encarna la voluntad popular, en la más pura tradición monárquica “El Estado soy Yo”.

Es patético que la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, juegue el papel de marioneta del presidente AMLO, sin el menor respeto por la trayectoria de su propia madre doña Rosario Ibarra y todas las mujeres que la acompañaron en la larga lucha por los derechos de sus familiares, víctimas de desaparición forzada.

En realidad, tanto el “paquete” para eliminar los organismos autónomos, como la inmensa simulación puesta en escena por el presidente López Obrador, para escamotear un investigación autónoma de los crímenes de Estado cometidos antes y durante su gestión, tienen coherencia con su sistemática defensa del ejército y las fuerzas armadas, al considerarlos “pueblo uniformado inocente” por obedecer órdenes de los presidentes.

En este tema, los derechos humanos, el presidente Andrés Manuel López Obrador deja un legado ominoso: justificar los crímenes de estado. Traicionando lo que prometió durante años.

Esa estafa es uno de los peores legados de AMLO, que no tiene ninguna coartada posible que lo explique y mucho menos lo justifique.

La eliminación de los organismos autónomos es la joya de la corona, de una presidencia autócrata, contraria a los derechos humanos conquistados por varios movimientos y decenios de lucha contra el autoritarismo del Estado mexicano.