La noche y la Navidad en Acapulco transcurrió entre sueños de reconstrucción y la esperanza de volver  a recuperar la actividad económica y construir la nueva normalidad o por lo menos la que existió antes del desastre causado por el huracán Otis el pasado 24 de octubre.

El optimismo campea pero a realidad es como un gigantesco muro con el que termina estrellándose. La incertidumbre se expande y plantear que la recuperación no será en el corto plazo genera tensiones. Acapulco se está incorporando, todavía no está de pie.

Otis no solo arrasó casas, hoteles, inmuebles de diferente vocación, también esperanzas, sueños y metas; provocó, tristeza, desesperación e incertidumbre. Volver a poner de pie a la ciudad se perfiló como una misión imposible. Se han logrado recuperaciones importantes, pero falta mucho por hacer.

Empresarios hoteleros y restauranteros caen el optimismo desbordado asegurando que el destino turístico ya está de pie sin embargo se percibe la angustia cuando reconocer que la afluencia no será tan numerosa como años anteriores y además tampoco existen las condiciones como para responder a una demanda de tal naturaleza.

Más del 60 por ciento de los 5 mil 700 negocios del sector restaurantero sufrieron pérdida total. Los daños en infraestructura y pérdida de productos son de magnitud considerable, daños evaluados equivalen entre 3,500 millones de pesos y 4 mil millones de pesos.

Tardarían hasta 10 meses para recuperarse complicando los ingresos de más de 7 mil trabajadores, de acuerdo con los datos de la sección local de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac).

En términos reales solo el 20 por ciento de los mil 100 negocios podrían reactivarse en los próximos meses y durante el periodo decembrino en el mejor de los casos opera a la cuarta parte de su capacidad.

En el sector hotelera, las agrupaciones empresariales reconocen el esfuerzo de los tres niveles de gobierno para recuperarla actividad turística, sin embargo el 80 por ciento de la infraestructura de hospedaje resultó afectada en diferentes grados y resulta complicado determinar el plazo en el cual Acapulco estará en condiciones de recibir nuevamente a los turistas de forma masiva.

La dificultad radica en que no todos los hoteles son parte de grandes cadenas hoteleras y, por ende, no cuentan con seguros de respaldo. Esto afecta principalmente a los hoteles locales, algunos de los cuales enfrentan demoras considerables para reabrir sus puertas.

Otro problema es de la recolección de la basura. En dos meses se recolectaron más de 300 mil 700 toneladas de basura de las 660 mil que generó en sólo cuatro horas el huracán Otis a su paso por este destino de playa.

Para lograrlo, la ciudad fue dividida en 14 rutas, de las cuales siete fueron asignadas al municipio, seis más al Estado y una estuvo a cargo de mandos militares. Esa cantidad de basura fue trasladada al relleno sanitario y además se inició la construcción de una nueva celda con una inversión superior a los 30 millones de pesos.

La nueva celda representa la solución al problema de falta de espacio en la celda  en funcionamiento pues era insuficiente para recibir las toneladas de desechos.

Otro obstáculo que está surgiendo es el encarecimiento de los materiales de construcción. La demanda ya supera a la oferta y los precios se han evado hasta en un 50 por ciento. Los fletes saldrán más caros al terminar la gratuidad de la Autopista y se incrementaran más los costos. La mano de obra también escasea y se encarece.

La recolección de basura requirió de un gasto de 90 millones de pesos, 50 millones de estos para el pago de la renta de más de 200 camiones (volteos), y maquinaria pesada, además de 40 millones de pesos, para la adquisición de insumos, como carretillas, escobas, rastrillos, guantes para los trabajadores que integraron las brigadas desde los rimeros días.

En cuanto los daños a la red hidrosanitaria, equipos, mobiliario, tanques de almacenamiento que sufrió la CAPAMA por  Otis, ascienden, hasta ahora a 509 millones 410 mil 806 pesos. Según integrantes del Consejo de Administración del Organismo, esos recursos le serán solicitados a la federación como parte de un programa de rescate que autoridades de la paramunicipal están planteando.

El puerto cuenta con 127 hoteles abiertos con una oferta de cuatro mil 534 habitaciones disponibles, de los cuales, 58 se ubican en la zona dorada, 57 en la tradicional, siete en Diamante y cinco hospederías en Pie de la Cuesta en su mayoría operan a un tercio de su capacidad.

Ante la escasez de cuartos de hotel y otros servicios el hotel Camarena hizo su reaparición. Se trató de un fenómeno que surgió en la década de los setenta al cual se impusieron prohibiciones a mediados de debido a que los turistas quedan a merced de la delincuencia.

El 25 de diciembre se volvieron a ver tiendas de campaña en lagunas zonas de la franja de playa y es que, por ejemplo, en este diciembre solo cuatro hoteles ubicados en la franja de la playa tienen habitaciones disponibles. Los restaurantes operan de manera improvisada y de nueva cuenta los vendedores ambulantes proliferan en las playas.

Cabe destacar que elementos de la Guardia Nacional resguardaron la seguridad de los visitantes que decidieron acampar en la playa para pasar ahí la noche buena. No se notificó que hubiesen sido víctimas de robos, asaltos o vejaciones.

Se espera que el número de casas de campaña aumente para el festejo de Año Nuevo. De acuerdo con datos de Caminos y Puentes Federales (Capufe), desde el 24 de diciembre se incrementó el aforo vehicular en la Autopista del Sol. Entre 15 y 20 automóviles entraban y seis salían del puerto cada minuto, principalmente visitantes provenientes de Morelos, Puebla, Hidalgo, Querétaro y Ciudad de México.

Algunos dirigentes empresariales vaticinan numerosos cierres en Acapulco durante los próximos meses, cuando se acaben las ayudas públicas y que  si no se apoya a las micro, pequeñas y medianas empresas podrían destruirse unos 35 mil empleos formales y otros 40 mil informales.